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Porción 87

Texto áureo: Nm. 1-3

Lecturas para adultos en la semana:
Nm. 1; Nm. 2; Nm. 3; Mt. 21.23-32; Hch. 4.23-37; 1 Co. 12

Descripción del tema:
1. El tema de este libro se enfoca en todo lo que sucedió mientras el pueblo de Israel estaba en el desierto. Por eso en hebreo se le llama Bamidbar, que significa ‘en el desierto’, sin embargo, en español se le dice Números porque hace referencia a la gran cantidad de censos que se hicieron en ese tiempo. Este libro comienza mencionando los líderes de cada tribu que ayudarían a Moisés a hacer los censos (v.16).

2. Varios motivos hay para hacer un censo: (1) la guerra, (2) la distribución equitativa de la tierra prometida, (3) para que cada individuo de la nación hiciera conciencia que era importante para Dios y que no sólo era una masa como pueblo.

3. Dios pide un dinero de expiación para ser contados, pues esto frenaba un poco el orgullo o arrogancia que podían desarrollar por ser partes de su pueblo. Además, aun cuando pudieran hacer lo incorrecto todavía seguirían siendo pueblo de Dios, pues la expiación era el medio para esto. La expiación también implicaba entender que siempre necesitarían de Dios para lograr el éxito como nación.

4. El dinero recaudado sería utilizado en el servicio de adoración durante todo el año, permitiéndole a todo individuo sentirse como parte activa de la ceremonia.

5. Dios organiza al pueblo por funciones. El hombre natural tiene la tendencia de mirar la organización o el liderazgo de una manera jerárquica (vertical), aunque la forma de organización de Dios es horizontal. Todos tienen el mismo valor aun cuando hay diferentes funciones. Por ejemplo, el pastor tiene una función diferente al diácono y eso no quiere decir que uno es más que el otro, sino solo que tienen funciones diferentes. Debemos entender que el esquema de “cacique”, donde uno manda por tener un cargo y todos deben obedecer porque son inferiores, no es bíblico. Los líderes deben ser obedecidos cuando su credibilidad, santidad y testimonio de la acción de Dios a través de ellos y en beneficio de la iglesia es indiscutible.

6. Un tema de esta porción es acerca de los primogénitos. Es evidente que estos traen consigo ciertos privilegios de liderazgo ante sus hermanos y ante sus padres, lo que implicaban responsabilidades. La pregunta sería: ¿qué culpa tiene él o quien nació después de él de haber tenido ese turno? Dios quería, en cuanto al servicio, un pueblo de primogénitos. Para esto anulaba la responsabilidad del primogénito de una familia a través de los levitas. Era de esperar que el primogénito de cada familia fuera el que sirviera en el templo y, sin embargo, Dios lo sustituye por la tribu de Leví. Los levitas no iban a tener tierra para ellos, sino que tendrían el privilegio de ser los que más cerca estuvieran al santuario en representación de todas las familias de las demás tribus. Con esto Dios estaba dejando claro que el servicio y el liderazgo más cercano a Él sería seleccionado por Él.

7. Dios hacía una especie de transferencia de la primogenitura de cada familia a los levitas, y esto era porque esa misma responsabilidad innata por ser primogénito le ponía en desventaja en cuanto a santidad. A veces el liderazgo familiar y social precisa determinadas acciones que pueden llevar a tomar posiciones que aparentemente deterioran la santidad. Este puede ser uno de los problemas que enfrentan los pastores cristianos, pues en ocasiones precisan tomar determinadas decisiones que le desacreditan en su sermón congregacional. El pueblo de Dios debe entender que cuando alguien no cumple las expectativas de santidad que amerita su ministerio debe ser sustituido, aunque sus acciones no sean necesariamente pecaminosas. Por ejemplo, cuando el pastor precisa aconsejar y eso implica escuchar historias no muy gratas, corre el riesgo de que en sus sermones alguien se vea aludido y crea ser atacado. La mejor manera de evitar esto es desarrollando un ministerio de consejería que no lo involucre a él directamente. Como hicieron los apóstoles sabiamente es mejor que quien predica se concentre en el estudio de la palabra y la oración y no en servir las mesas[1]. Hoy que ya conocemos esto debería ser una gestión de toda la iglesia y no solo de los pastores esto. Y lo mismo sucede con cada ministerio, es necesario que un ministerio primario de un hermano no entre en este tipo de conflicto con su ministerio secundario[2].

Preguntas:
a) ¿Cómo pudiera un liderazgo de “cacique” afectar a quienes desean servir a Dios en una iglesia local?

b) ¿Cómo considera usted que pudiera relacionarse 1 Co. 12 con esta porción?

c) ¿Por qué es necesario para todo miembro conocer su lugar ministerial en el cuerpo de Cristo?[3].

d) ¿En qué sentido cree usted que pudiera afectar para el servicio de adoración en el tabernáculo el requisito de ser primogénito de una familia?


[1] Hch 6.2

[2] Para profundizar en el tema de ministerios primarios y secundarios ver del propio autor: Discipulado Integral Comunitario (DAC), Un manual que favorece la edificación de la iglesia (ISBN-13‏: 978-1686657566) en la tienda online amazon.com.

[3] El Libro 2 de DAC amplía y ofrece una ayuda para encontrar su lugar en el ministerio de su iglesia local.

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