Porción 119

Texto áureo: Deuteronomio 12:29-13:18
Lecturas para adultos en la semana

Día 1 Deuteronomio 12:29-13:18

Día 2 Ezequiel 12-13

Día 3 Daniel 11-12

Día 4 Oseas 1-3

Día 5 Mateo 24

Día 6 1ªCorintios 14

I- Dos cosas que pueden provocar apostasía.

En primer lugar, se debe tener cuidado con la curiosidad sobre las predicciones apocalípticas con respecto al “final de los días”. Es un tema importante, que no en vano Dios lo ha provisto en su Palabra. ¿Por qué? Porque si nos enfocamos demasiado en el futuro podemos dejar de vivir el presente[1].

Por otra parte, si bien hay conclusiones interpretativas muy buenas, también se debe advertir que se debe tener cuidado con aquellas «especulaciones» que se plantean como conclusiones absolutas y exclusivistas, capaces en muchas ocasiones de llegarse a plantear como si fueran patrones por seguir para aquello que está más que claro en otros texto.

Y, por último, se debe tener cuidado de no caer cautivos de los “milagros” realizados por los falsos profetas (vv. 2-4). Aun cuando haya evidencias que puedan ser mostradas por estos milagreros, si el anuncio contradice a la Palabra Escrita de Dios, su oferta debe ser desechada.

II- Destruye la ciudad rebelde.

Uno de los temas más difíciles que encontramos en la Biblia se describe en los vv.12-17: El mandamiento de destruir la “Ciudad Rebelde”, un lugar cuyos residentes han sido «instigados»; es decir que fueron convencidos o animados a volverse a la idolatría.

Aunque se dice que esta sentencia nunca llegó a ocurrir literalmente, porque Israel siempre se dejó llevar como nación por los de afuera y tenía que ser el propio Dios quien los juzgará. Con el tiempo esta actitud se conoció como “apostasía”. Por eso, por un lado, encontramos la acusación tan fuerte contra Pablo y, por otro, la descripción tan alarmante que él hace del futuro[2].

Como consecuencia de una mirada literal y manipulada del mensaje que encierra esta porción, es que se instaura a finales de la edad media la inquisición de manera oficial por el cristianismo católico. Tanto que criticaron, al final asumieron la misma actitud de los principales de la nación cuando se sentenció a Esteban)[3].

Sin embargo, este tipo de sentencia dada por Dios que aparece en la porción no se basaba en una simple consecuencia de la idolatría como la conocemos hoy, sino que se debe entender que la idolatría de aquel tiempo era algo más dañino y peligroso de cómo la conocemos hoy. Claro con esto no estamos diciendo que la de hoy sea buena y aquella mala, sino que la de hoy es menos destructiva en cuanto a consecuencias que la de antaño, aunque igual de pecaminosa. En la antigüedad la idolatría incluía orgías públicas, prostitución en los templos, el incesto, el bestialismo, el abuso sexual y los sacrificios de niños, jóvenes y mujeres[4].

III- La apostasía a través de la idolatría.

¿Por qué es mala la idolatría? Los seres humanos tienen un profundo deseo de conectarse con algo más allá de sí mismos, que sea capaz de solucionar los problemas que se salen de su alcance. La idolatría es pensar que cualquier cosa que no sea Dios es fuente para nuestras soluciones.

Por ejemplo, la sutileza de la idolatría puede ser tal que para algunos será la idea de que el dinero le traerá la felicidad, para otros el encanto del poder, el amor de una pareja, de hijos o el materialismo. El peligro es que una sociedad que no se centra en el verdadero Dios seguramente terminará derrumbándose por el propio peso de su inestabilidad espiritual.

Cuando no hay un Dios verdadero que reine en los corazones, los valores son estandarizados según la opinión de los seres limitados que la dirigen, y así se van eliminando también valores que rigen la moral hasta que el caos la llega a gobernar y la derrumba.

[1 ]Stg 4:16; Mt 6:34.

[2] Hch 21:21; 2 Ts 2:3.

[3] Es bueno señalar que la sentencia era para una ciudad no para individuos en particular, por lo que la muerte de Jesús, Esteban y luego la intención de hacerlo con Pablo era una enajenación del uso de la ley en este sentido.

[4] Lv 18:27; Dt 12:31, cosa que corrobora abundantemente la arqueología hoy.

Preguntas:

1.- Mirando lo que dice el verso 9 del capítulo 14 en La primera carta a los corintios (en especial el v.9) y a luz de toda la porción, interprete ese capítulo completo[5].

2.- Si usted le predica a una persona que adora ídolos, ¿cómo sería su trato con ella antes y después de su conversión?

[5] Para ayudar con la interpretación de uno de los detalles que trae este pasaje, la palabra traducida como ‘hablar’ en la mayoría de las versiones lalein (λαλεῖν) significa más, el ‘hacerlo con referencia a promesa’ o profecía. Compárese con la traducción de la RV60 en Mr 14:11 y 1Tim 4:8 (Compendio del diccionario teológico del Nuevo Testamento, Bromiley, Kittel & Friedrich, pág. 239, Grand Rapids, Libros Desafío).

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