I- Las fiestas vistas de forma diversa.
Las fiestas se pueden analizar en formas diferentes, pues el orden que Dios les ha dado viene, entre otras cosas, de un propósito pedagógico. Por ejemplo:
(1) Como un todo o de forma general resaltando el mensaje a partir de esa complejidad.
(2) Se pueden dividir en dos grupos con un orden variable en dependencia del calendario civil o bíblico que se use: (a/b) Pésaj, Matzot, Reishi y Shabuot; (b/a) Teruah, Hakipurim, Sucot y Shemini Atzeret.
(3) Se pueden mirar de forma individual en donde cada una describe en detalles lo que todas anuncian en conjunto.
(4) Se pueden analizar por separadas o en conjunto como una analogía de: (a) la relación de pareja, (b) un ejército en la batalla, (c) un edificio en construcción, (d) la relación reino y Rey, etc.
Como muchos temas en la teología bíblica, cada una de estas formas en que se presentan las fiestas provee una perspectiva diferente de ellas, pero es bueno entender que por ser diferentes no precisan ser antagónicas, más bien se complementan entre ellas. Cuando las fiestas se analizan así eso provee un cuadro más amplio y a la vez definido de todas las enseñanzas que ellas transmiten.
II- Las fiestas bíblicas le permiten al creyente enfocarse en los propósitos de Dios.
En paralelo a esa función pedagógica las fiestas ayudan a salir de la rutina y permiten crear un ambiente diferente con un sentido completamente espiritual, tanto en lo individual como en la familia y la comunidad.
Alguien pudiera decir: ¿Pero no es mejor salir de vacaciones? La respuesta es simple: No es mejor, aunque esa distracción sea también un tiempo necesario. Las vacaciones permiten desconectar de la rutina, pero con el riesgo también de desconectarnos de la vida espiritual. Las fiestas bíblicas tienen esa dualidad, por un lado permiten romper con la rutina y, por otro, permiten continuar conectados con las enseñanzas divinas, las reflexiones espirituales, las relaciones de amor en comunidad y la intimidad con Dios.
III- Las fiestas bíblicas son anti-superstición.
Dios enseñó que al celebrar las fiestas no se podía tener una perspectiva o una forma supersticiosa, al igual que con ningún otro mandamiento. Ellas debían ser guardadas con responsabilidad y sinceridad de corazón.
El ser “guardadas con responsabilidad” implica cuidar de que no caigan en el olvido o que todo lo que ellas envuelven sea cambiado por cosas sin sentido, que atentan contra su valor y significado. El ser “guardadas con sinceridad de corazón” implica que deban celebrarse con el sentido de compromiso moral en su cumplimiento, o sea que deben nacer en el deseo de adorar a Dios y agradar solo a Él.
IV- Las fiestas bíblicas a la luz de la encarnación de Dios.
Hoy a la luz del evangelio se puede encontrar con más claridad el sentido de cada fiesta, teniendo en cuenta que ellas anunciaron un futuro que tendría cumplimiento en Jesús y continúan anunciando el futuro de los tiempos para el pueblo de Dios y toda la humanidad. Muchos a la luz de esto desean celebrar las fiestas hoy, pero se debe entender que eso no precisa una imitación 100% al estilo rabínico del judaísmo de hoy.
Los rabinos hasta el día de hoy han tenido que hacer muchas actualizaciones como consecuencia de la destrucción del templo. Estas variaciones, como es natural, se han hecho sin tener en cuenta la venida mesiánica de Jesús, toda su obra y enseñanza, por lo tanto son simplemente insuficiente y desvirtúan el principal propósito de las fiestas que están precisamente en Él. Entonces, hay que establecer una coherencia entre el texto del TaNaK y de los Escritos apostólicos que revelan el cumplimiento y el futuro anuncio de ellas, esta es la verdadera regla de fe y práctica de los hijos de Dios.
Preguntas:
1.- Escoja uno de los símbolos que se ajustan a las fiestas y explique una de ellas.
2.- Encuentre alguna fiesta en la que participó Jesús y comparta con el grupo las cosas que hizo.
3.- Escoja una de las fiestas y analice, a la luz de las profecías, qué está anunciando.
