Porción 109

Texto áureo: Números 35-36
Lecturas para adultos en la semana

Día 1 Números 35-36

Día 2 Josue 20-21

Día 3 Salmo 146-148

Día 4 Isaias 46-48

Día 5 Ezequiel 8-10

Día 6 Gálatas 2:1-10

I- Dios refugia para restaurar

Dios indica aquí que seis ciudades serían instituidas como «ciudades de refugio». El objetivo era el de servir como asilo para cualquier persona que hubiera matado a otra accidentalmente, permitiéndole así escapar de la acción vengadora de los parientes del difunto, a diferencia de aquellos que cometían un asesinato premeditadamente el cual debía ser ejecutado.

¿Quiénes serían los que administrarían estas ciudades de refugio? Necesariamente debían ser personas que vivieran en santidad y que tuvieran una relación constante con Dios. La única tribu que estaba a tiempo completo en el servicio a Dios y, por lo tanto, eso demandaba santidad y comunión con el Creador era la de Leví. Es verdad que todos quisiéramos servir a Dios en un área tan necesaria como la restauración de los pecadores o de los creyentes caídos; sin embargo, debemos entender que esta área demanda santidad y comunión con Dios. Por un lado, para poder testificar al necesitado acerca del correcto andar; por otro, para sazonar las palabras de exhortación y de ánimo con la gracia y el poder de Dios.

Las ciudades de refugio son el primer ejemplo de “rehabilitación de criminales” en la historia. Dios, en vez de mandarlos a una prisión junto con criminales más grandes y hacerles peores, los manda a las ciudades de los estudiosos y de los maestros de Israel. Cuando ellos dejaban esas ciudades (al morir el sumo sacerdote), de seguro podían llegar a ser más rectos que cuando entraron.

Paralelo a lo anterior, estas ciudades de refugio, que pertenecían a los levitas y estaban diseminadas por toda la tierra de Israel, ilustran el cuidado exhaustivo de Dios sobre aquel que por accidente o descuido había cometido un crimen. De forma metafórica, el vengador ilustra la culpa que perseguirá siempre a estas personas y cómo en Dios se puede encontrar refugio.

II- Los valores conforman las murallas del refugio.

Nada menos que 29 versículos (Nm 35:6-34) discuten las consecuencias de las dos clases de asesinatos: los intencionales y los no intencionales. Lo que muestra que no es un tema tan simple y que no se puede tomar a la ligera. ¿En qué puede consistir su complejidad? Veamos un ejemplo que nos puede aclarar:

En una sociedad, cualquiera que sea, el nivel de estabilidad, moralidad y la ausencia de criminalidad no se basan necesariamente en la cantidad de convictos que tengan, como si castigar al delincuente fuera la solución, sino en el hecho de cuán efectivo sea declarando y promulgando sus valores. No hay nada más importante para una sociedad que definir con firmeza lo bueno y lo malo, aún más allá de lo que la gente haga. Es verdad que muchas veces se cree que no es importante expresar los valores cuando no se puede castigar su incumplimiento, pero la realidad es que una sociedad va a vivir de acuerdo con los valores que conoce y no tanto con la ley que la rige.

Cuando las personas crecen con un sentido del bien y del mal en su perspectiva y en su entendimiento, debido a la claridad y las convicciones con que la familia y la sociedad expresan sus valores y su ética, entonces ellos experimentarán un rechazo interno por rodo lo que consideren inmoral. Ninguna sociedad eliminará los asaltos, las drogas o el asesinato sólo a través del castigo, a menos que exprese lo que opina sobre cada uno de ellos en la vida cotidiana de sus integrantes. La sociedad debe mirar desde su núcleo, que es la familia, al ladrón con desprecio, al asesino con espanto y al violador con absoluta intransigencia, si es que desea eliminar esos delitos. Pero si la sociedad no proyecta a los criminales ese mensaje, sino que por el contrario los trata con compasión y empatía por cosas como “una infancia difícil” (por ejemplo), no sólo garantiza que el crimen no sea eliminado, sino que alienta su incremento. Claro, esto no quita que sintamos amor por el inmoral, porque: ¿acaso Dios no amaba a Israel cuando dio estas leyes? Debemos desaprobar enfáticamente todos los crímenes y no darles ni el más mínimo grado de aceptación.

En todas las sociedades donde los valores se expresan claramente, el crimen se encuentra en su nivel mínimo. Cuando las leyes no terminan con los crímenes es porque la sociedad los acepta, así de simple.

Preguntas:

1.- ¿Cómo pudiera hacer más su iglesia local para lograr ser como una ciudad de refugio que restaure al hermano caído?

2.- ¿Qué ideas sugiere usted para hacer más efectivo el ministerio educativo de las familias?

3.- ¿Qué considera usted que Dios está diciendo en Nm 35:34?

4.- ¿Por qué cree usted que era importante definir qué pasaría exactamente con las hijas de Zelofehad?

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