Texto Ɣureo: Deuteronomio 1-3
Lecturas para adultos en la semana
DĆa 1 Deuteronomio 1
DĆa 2 Deuteronomio 2-3
DĆa 3 Proverbios 4-5
DĆa 4 Proverbios 6-7
DĆa 5 Ecleciastes 12
DĆa 6 Ezequiel 4-5
I- ¿Cómo hablar de lo que no se quiere hablar?
Aunque en hebreo este libro que comienza con esta porción se llama PalabrasĀ (Devarim), en el griego de la versión SeptuagintaĀ se le denominó Deuteronomio, que quiere decir āsegunda TorĆ”ā (ley). En este libro MoisĆ©s, que sabe de lo pronto de su muerte, va a hacer un repaso de todo lo sucedido y lo dicho por Dios.
Ćl va a comenzar seƱalando todo lo malo que habĆa hecho el pueblo, como aquel que desea en sus Ćŗltimos dĆas no perder el tiempo y educar, por eso esto no es un simple reproche, sino que tiene el mĆ”s profundo sentido de educar. ĀæCómo lo va a hacer? SeƱalando los lugares donde ocurrieron sus infidelidades. Por ejemplo, en lugar de mencionar especĆficamente el bochornoso pecado del becerro de oro, simplemente declara dizahab, que se refiere a āmucho oroā. Al criticarlos de esta manera no sólo protege la dignidad del pueblo, sino tambiĆ©n llama la atención sobre el peligro de tener demasiado oro (cosas con mĆ”s valor āaparenteā que la palabra de Dios). Si estas cosas no se controlan llevan irremediablemente a la caĆda.
Tal vez lo mĆ”s importante de esto sea que, asĆ como MoisĆ©s recuenta los nombres de todos los lugares en los que el pueblo hizo enojar a Dios durante sus 40 aƱos de travesĆa por el desierto, tambiĆ©n les demostró cuĆ”nto Dios los amaba. A pesar de la rebeldĆa, Ćl siempre los perdonó y el pueblo avanzó (v.10).
II- El arte de criticar.
Es verdad que la crĆtica puede ser muy desagradable tanto cuando se recibe como cuando hay que ejercerla, pero quĆ© tal si hay una forma de hacerla que edifique mĆ”s que destruir. MoisĆ©s una vez mĆ”s nos enseƱa en esta porción acerca del āarteā de criticar:
- Se debe cuidar el no avergonzar al criticado.
- Se deben usar palabras afectuosas y constructivas.
- Las pocas palabras son mƔs efectivas que un largo discurso.
A menudo cuando se critica se tiene la tendencia a caer en la trampa de “matar al muerto”, o sea se continĆŗa criticando y por desgracia no se sabe cuĆ”ndo parar. Es probable que sea motivado por el amor y el interĆ©s en el bienestar de la otra persona, pero debido a eso cuando se termina, cada palabra es interpretada mĆ”s como ofensiva que como una guĆa amorosa y productiva, generando una reacción diametralmente opuesta, como son: resentimiento, desdĆ©n y mĆ”s rebelión.
Es cierto tambiĆ©n que hay personas que no son sabias y son sordas a las crĆticas, pero se debe entender que esas personas seguirĆ”n en la falta sin importar lo que hagamos a su favor. Por eso antes de hacer una crĆtica se debe pensar tal decisión y analizar y seleccionar muy bien las palabras.
Recuerda: «No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; corrige al sabio, y te amarÔ.» (Pr 9:8). Sin embargo, esto no se puede confundir con una falta pecaminosa contra un hermano o la iglesia; en este caso se debe seguir la corrección según Jesús enseñó.
III- Criticando como lideres.
Muchas veces cuando se piensa en lĆder se hace sobre aquellos que estĆ”n en una influencia āXā sobre un determinado grupo social, empresarial o ministerial. Se debe entender que el liderazgo abarca tambiĆ©n a los padres. Por eso, lo que aprendemos de MoisĆ©s aquĆ puede ser utilizado por el liderazgo sin importar el Ć”rea de influencia que le corresponda.
Una de las peores cosas que puede suceder a un padre es que sus hijos ignoren todo lo que dice. La mayorĆa de las veces, apartĆ”ndonos de la falta de crĆ©dito, nada de lo que dice es escuchado porque los hijos se han cansado de la crĆtica que es constante y a veces sin sentido.
Para evitar que esto ocurra, los padres deben distinguir y seleccionar muy bien cuĆ”ndo y cómo criticar a sus hijos. Dicha crĆtica debe ser con moderación, pero tambiĆ©n cuando sea realmente necesaria, de manera que no destruya el amor y la confianza que los hijos tienen por naturaleza hacia a sus padres. A menudo, muchos padres cometen el error de criticar a sus hijos con demasiada frecuencia, sin enfatizar lo mucho que los ama. Como alguien dirĆa en una ocasión: Ā«Expresa tu amor antes, durante y despuĆ©s de la crĆtica, da diez porciones de amor por cada una de crĆticaĀ».
Preguntas:
1.- Si ya los rebeldes dentro de la nación habĆan muerto, Āæpor quĆ© cree usted que MoisĆ©s hace la crĆtica a la nueva generación?
2.- Comparte con el grupo, Āæen quĆ© consiste tu mayor enemigo a la hora de hacer una crĆtica constructiva?
3.- Al analizar este discurso de Moisés y compararlo con su diÔlogo con Dios (Ex 4:10), ¿qué diferencia encuentra usted en él y a qué cree se deba?
4.- Si tuviera que hacer una crĆtica constructiva a MoisĆ©s, Āæcómo le explicarĆa por quĆ© Dios no le contestó su oración? (Dt 4:23-28).
euteronomio 1 –
La tierra prometida
1 Estas son las palabras que habló Moisés a todo Israel al otro lado del JordÔn en el desierto, en el ArabÔ frente a Suf, entre ParÔn, Tofel, LabÔn, Hazerot y Di-Zahab.
2Ā Hay once jornadas desde Horeb, por el camino del monte Seir, hasta Cades Barnea. 3 Y sucedió en el aƱo cuadragĆ©simo, en el mes undĆ©cimo, el primero del mes, que MoisĆ©s habló a los hijos de Israel conforme a todo lo que YHVH le habĆa ordenado acerca de ellos, 4 despuĆ©s de derrotar a Sehón, rey amorreo, que habitaba en Hesbón, y de vencer en Edrei a Og rey de BasĆ”n, que habitaba en Astarot.
5 Allende el JordĆ”n, en tierra de Moab, MoisĆ©s comenzó a declarar esta ley, diciendo: 6 YHVH nuestro Elohim nos habló en Horeb diciendo: Bastante tiempo habĆ©is permanecido en este monte. 7 Volveos y alzad el campamento, y marchad a la serranĆa del amorreo, y a todos los lugares circunvecinos en el ArabĆ” y en la serranĆa, en el llano, en el NĆ©guev y en la rivera del mar, tierra del cananeo, y al LĆbano, hasta el rĆo: el gran Ćufrates. 8 He aquĆ pongo la tierra delante de vosotros para que entrĆ©is y poseĆ”is la tierra que jurĆ© a vuestros padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob, que la darĆa a ellos y a su descendencia despuĆ©s de ellos.
Reminiscencias
Ā
9 En aquel tiempo os hablĆ©, diciendo: No podrĆ© sosteneros yo solo. 10 YHVH vuestro Elohim os ha multiplicado, y he aquĆ, hoy sois como la multitud de las estrellas de los cielos. 11 YHVH, Elohim de vuestros padres, os aumente mil veces mĆ”s de lo que sois y os bendiga tal como os ha hablado. 12 Pero, Āæcómo podrĆ© soportar yo solo vuestra molestia, y vuestra carga, y vuestra contención?
13 Dadme de vuestra parte varones sabios, entendidos y conocidos de vuestras tribus, a quienes yo ponga por caudillos vuestros. 14 Y me respondisteis: Bueno serÔ que hagamos lo que has dicho. 15 Tomé asà de vuestras tribus varones sabios y reconocidos, y los puse por caudillos vuestros, por jefes de miles, jefes de centenas, jefes de cincuentenas y jefes de decenas, y por procuradores de vuestras tribus.
16 Y a esos, vuestros jueces, en aquel tiempo mandƩ diciendo: Escuchad a vuestros hermanos, y juzgad con equidad entre cada uno y su hermano, o su vecino prosƩlito.
17 No hagĆ”is favoritismo en el juicio. EscucharĆ©is tanto al pequeƱo como al grande. No os intimidĆ©is delante de ningĆŗn hombre, porque el juicio pertenece a Elohim. La causa que os sea demasiado difĆcil me la traerĆ©is a mĆ, y yo la oirĆ©.
18 En aquel tiempo os prescribĆ todo lo que debĆais hacer. 19 Encaminados, pues, desde Horeb, recorrimos todo aquel vasto y terrible desierto que visteis, camino de la serranĆa del amorreo, tal como YHVH nuestro Elohim nos lo habĆa ordenado, y llegamos a Cades Barnea. 20 Entonces os dije: HabĆ©is llegado a la serranĆa del amorreo, la cual YHVH nuestro Elohim nos da. 21 He aquĆ, YHVH tu Elohim ha entregado ante ti esta tierra. Sube y toma posesión, tal como YHVH, Elohim de tus padres te ha hablado. No temas ni te acobardes. 22 Pero todos vosotros osĀ acercasteis a mĆ, y dijisteis: Enviemos varones delante de nosotros para que exploren la tierra, y nos informen acerca del camino por donde hemos de subir, y de las ciudades en que hemos de entrar.
23 Y me pareció acertado el consejo, por lo cual tomĆ© doce varones de entre vosotros, un varón por cada tribu, 24 los cuales se devolvieron y subieron a la montaƱa y llegaron hasta el arroyo de Escol, y exploraron el paĆs. 25 Tomaron en susĀ manos del fruto de la tierra y nos lo trajeron, diciendo: Ā”Buena es la tierra que YHVH nuestro Elohim nos da! 26 Pero no quisisteis entrar, antes os rebelasteis contra el mandamiento de YHVH vuestro Elohim, 27 y murmurasteis en vuestras tiendas, yĀ dijisteis: Porque nos aborrece YHVH nos sacó de la tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo y destruirnos. 28 ĀæAdónde subiremos? Nuestros hermanos nos han hecho desmayar el corazón, diciendo: Este pueblo es mĆ”s grande y mĆ”s alto que nosotros, las ciudades son grandes e inexpugnables, amuralladas hasta los cielos, y tambiĆ©n hemos visto allĆ a los hijos de Anac.
29 Entonces os dije: No os amedrentĆ©is ni estĆ©is atemorizados por ellos, 30 porque YHVH vuestro Elohim, que va delante de vosotros, Ćl pelearĆ” por vosotros, asĆ como lo hizo por vosotros en Egipto ante vuestros mismos ojos, 31 y tambiĆ©n en el desierto, donde habĆ©is visto cómo YHVH tu Elohim te cargó como el que carga a su propio hijo, y asĆ fuisteis encaminados hasta vuestra llegada a este lugar. 32 Pero ni aun conĀ esto creĆsteis en YHVH vuestro Elohim, 33 que iba delante de vosotros por el camino, para buscaros lugar donde acampar, con fuego de noche y con nube de dĆa, para mostraros el camino por donde debĆais andar.
34 Entonces YHVH oyó la voz de vuestras palabras y, provocado, juró diciendo: 35 Ninguno de los hombres verĆ” la buena tierra que jurĆ© a vuestros padres, 36 excepto Caleb ben Jefone, Ć©l la verĆ”, y a Ć©l y a sus hijos darĆ© la tierra que ha pisado, por haber estado apegado a las cosas de YHVH, 37 (pues tambiĆ©n contra mĆ se habĆa airado YHVH por causa vuestra, y me dijo: Tampoco tĆŗ entrarĆ”s allĆ”), 38 y JosuĆ© ben Nun, que estĆ” delante de ti para servirte, Ć©l entrarĆ” allĆ”. AnĆmale, porque Ć©l harĆ” queĀ Israel la herede. 39 Y cada niƱo pequeƱo que hoy no conoce ni bien ni mal, ellos entrarĆ”n allĆ”, porque a ellos la darĆ©, y ellos la tomarĆ”n en posesión, 40 y vosotros serĆ©is devueltos; emprended la marcha al desierto por el camino del mar Rojo.
41 Entonces respondiĆ©ndome, dijisteis: Hemos pecado contra YHVH. Nosotros ciertamente subiremos y pelearemos, tal como YHVH nuestro Elohim nos ha ordenado. Y os ceƱisteis cada uno sus armas de guerra, y os aprestasteis para subir temerariamente a la serranĆa.
42 Pero YHVH me dijo: Diles: No subĆ”is ni peleĆ©is, pues Yo no estoy entre vosotros, no sea que os veĆ”is derrotados ante vuestros enemigos. 43 Y os hablĆ©, pero no escuchasteis, sino que os rebelasteis contra el dicho de YHVH, y persistiendo conĀ altivez, subisteis a la serranĆa. 44 Y los amorreos que habitaban en aquella serranĆa salieron a vuestro encuentro y os derrotaron en Seir y, como hacen las abejas, os persiguieron hasta Horma. 45 Y os volvisteis y llorasteis delante de YHVH, pero YHVHĀ no escuchó vuestra voz, ni os prestó oĆdo. 46 AsĆ permanecisteis en Cades muchos dĆas, segĆŗn el nĆŗmero de los dĆas que habitasteis allĆ.
āŗ1.1 al otro lado del JordĆ”n… Heb. Ā“ever hayarden. No hay razón para dudar de MoisĆ©s como autor inspirado del Deuteronomio. Sin embargo el libro mismo sugiere que se finalizó despuĆ©s de su muerte. La evidencia para esta afirmación es el registro de 34.1-12, el cual es consustancial con el problema tratado aquĆ (1.1-5). Esto no ha de interpretarse como una adición editorial menor sino mĆ”s bien como un marco interpretativo para el libro completo. Deuteronomio presenta las instrucciones mosaicas a una audiencia que trascendió a su muerte, y sugieren que el libro alcanzó su forma final, realizada por su autor deuteronómico (prob. JosuĆ©); ArabĆ”… Esto es, llanura; Di-Zahab… Aunque la localización de Tofel, LabĆ”n y Di-Zahab es desconocida, el significado de estos nombres prob. estĆ© relacionado con ciertos actos de desobediencia de Israel durante su peregrinación en el desierto. Esto es: Tofel deriva de la raĆz nafal, que significa caer. LabĆ”n = blanco, en una posible alusión al manĆ”. Di-Zahab = que es de oro, en una posible alusión al becerro de oro āEx. 32.4. āŗ1.4 amorreo… āNm. 21.21-30; BasĆ”n… āNm. 21.31-35. āŗ1.5 JordĆ”n… Lit. al otro lado del JordĆ”n. Esta frase se registra 33 veces, principalmente en el libro de JosuĆ©; ley… Heb. torah. Generalmente se traduce ley, pero su verdadero significado es instrucción, enseƱanza, de la raĆz yarah = dirigir, enseƱar āSal. 86.11.
āŗ1.7 el gran… TM aƱade rĆo. Se sigue LXX ā§194.
āŗ1.8 jurĆ©… TM YHVH juró. Se sigue LXX ā§194; §271. āŗ1.15 tomĆ©… TM aƱade las cabezas. Se sigue LXX ā§194. āŗ1.17 favoritismo… Lit. no reconocerĆ©is rostros.
āŗ1.25 trajeron… TM aƱade el informe. Se sigue LXX ā§194.
āŗ1.26 os rebelasteis… āDt. 9.23; He. 3.16.
āŗ1.28 Anac… Heb. āanaq = collar āJue. 8.26. Los anaquitas eran considerados como personas de excepcional altura o de
cuello largo. Siguiendo a la LXX algunas versiones traducen gigantes.
āŗ1.31 en el desierto… āHch. 13.18.
āŗ1.32 ni aun con esto… āHe. 3.19.
āŗ1.34-35 āHe. 3.18.
āŗ1.35 hombres… jurĆ©… TM aƱade de esta perversa generación… dar. Se sigue LXX ā§194.
āŗ1.39 pequeƱo… TM aƱade a quienes dijisteis que serĆan cautivos. Se sigue LXX ā§194.
āŗ1.40 al… TM aƱade hacia. Se sigue LXX ā§194; mar Rojo… Heb. mar de Juncos.
Ā 2
Conflictos en el desierto
Ā 1 DespuĆ©s nos volvimos y partimos hacia el desierto por el camino del mar Rojo, como YHVH me habĆa ordenado, y por muchos dĆas dimos vuelta a la serranĆa de Seir. 2 Entonces me habló YHVH: 3 Bastantes vueltas habĆ©is dado ya alrededor deĀ esta serranĆa. 4 Volveos al norte, y ordena al pueblo diciendo: Vais a pasar por el territorio de vuestros hermanos, los hijos de EsaĆŗ, que habitan en Seir. Ellos serĆ”n atemorizados y os reverenciarĆ”n, 5 pero no los provoquĆ©is, porque de su tierra no os darĆ© ni la huella de un pie, porque a EsaĆŗ he dado por heredad la serranĆa de Seir. 6 ObtendrĆ©is el alimento de parte de ellos por plata, y comerĆ©is, y tambiĆ©n por plata negociarĆ©is con ellos el agua, y beberĆ©is. 7 Porque YHVH tu Elohim te ha bendecido en toda obra de tu mano, ha conocido tu peregrinar a travĆ©s de este vasto desierto, y hace ya cuarenta aƱos que YHVH tu Elohim estĆ” contigo y nada has necesitado.
8 AsĆ, pasamos de largo a nuestros hermanos, los hijos de EsaĆŗ, moradores en Seir, por el camino del ArabĆ”, desde Elat y Ezión-Guever, y nos volvimos y pasamos adelante, camino del desierto de Moab. 9 YHVH me dijo entonces: No hostilicĆ©is a los moabitas, ni contendĆ”is con ellos en guerra, porque no te darĆ© nada de su tierra por posesión, pues he dado Ar a los hijos de Lot por posesión suya. 10 (AllĆ habitaron antes los emineos, pueblo grande y numeroso, altos como los anaceos, 11 ellosĀ tambiĆ©n, como los anaceos, eran considerados refaĆtas, aunque los moabitas los llamaban emineos; 12 tambiĆ©n a los horeos se los hizo habitar antes en Seir, a los cuales los hijos de EsaĆŗ desposeyeron y destruyeron delante de ellos y se establecieron en su lugar, tal como Israel hizo en la tierra que YHVH les dio por posesión). 13 Ahora, pues, levantaos y pasad el torrente de Zered. Y, en efecto, pasamos el torrente de Zered. 14 El tiempo que anduvimos desde Cades Barnea hasta que pasamos el torrente de Zered fueron treinta y ocho aƱos, hasta que toda laĀ generación de los hombres de guerra se extinguió en medio del campamento, tal como les habĆa jurado YHVH. 15 TambiĆ©n la mano de YHVH se dejó sentir en ellos para dispersarlos de en medio del campamento hasta su extinción.
16 Y sucedió que cuando todos los hombres de guerra de entre el pueblo habĆan perecido, 17 YHVH me habló, diciendo: 18 Hoy pasarĆ”s por Ar la frontera de Moab, 19 y te aproximarĆ”s a los lĆmites de los hijos de Amón. No los hostigues ni los provoques, porque no te darĆ© posesión de la tierra de los hijos de Amón, pues la he dado a los hijos de Lot por heredad. 20 (Era tambiĆ©n conocida como tierra de los refaĆtas, pues antiguamente habitaron en ella los refaĆtas, a los que los amonitas llamaban zamzumitas, 21 pueblo grande y numeroso, alto como los anaceos, que YHVH destruyó delante de ellos, quienes los desposeyeron y se los hizo habitar en su lugar, 22 tal como hizo con los hijos de EsaĆŗ, que habitan en Seir, cuando destruyó a los horeos delante de ellos, y ellos los desposeyeron y se los hizo habitar en su lugar hasta este dĆa, 23 y los caftoreos, salidos de Caftor, destruyeron a los aveos queĀ moraban en aldeas hasta Gaza, y se los hizo habitar en su lugar).
24 ”Disponeos, partid y pasad el torrente Arnón! He aquà he entregado en tu mano a Sehón, rey de Hesbón, al amorreo y a su tierra. ”Comienza a conquistar, y entra en batalla contra él! 25 Hoy mismo comienzo a infundir respecto a ti, espanto y temor entre los pueblos que existen bajo los cielos, los cuales, cuando tengan noticia de ti, serÔn debilitados y desfallecerÔn ante tu presencia. 26 Entonces envié embajadores desde el desierto de Cademot a Sehón, rey de Hesbón, con palabras de paz, diciendo: 27 Déjame pasar por tu tierra. Marcharé por el camino sin desviarme ni a derecha ni izquierda. 28 Por plata me venderÔs alimento y comeré, y por plata me darÔs agua y beberé. Solamente déjame pasar, 29 como han hecho conmigo los hijos de Esaú, que habitan en Seir, y los moabitas que habitan en Ar, hasta que cruce el JordÔn a la tierra que YHVH nuestro Elohim nos da.
30 Pero Sehón, rey de Hesbón, no consintió en dejarnos pasar por allĆ, porque YHVH tu Elohim habĆa endurecido su espĆritu e hizo obstinado su corazón, para que fuera entregado en tu mano, como se ve en este dĆa. 31 Y me dijo YHVH: He aquĆ Yo entrego delante de ti a Sehón y su tierra. Comienza, pues, a conquistar su tierra. 32 Y nos salió Sehón al encuentro, Ć©l y todo su pueblo, para combatir en Jahaza, 33 y YHVH nuestro Elohim lo entregó delante de nosotros y lo derrotamos, asĆ como a sus hijos y a todo su pueblo.
34 En aquel tiempo capturamos todas sus ciudades y las consagramos al exterminio: hombres, mujeres y niƱos. No dejamos ningĆŗn sobreviviente. 35 Solo llevamos el ganado cautivo y el botĆn de las ciudades. 36 Desde Aroer, a la orilla del torrente Arnón y la ciudad que estĆ” en el valle, hasta Galaad, no hubo ciudad que fuese inaccesible. Todo lo entregó YHVH nuestro Elohim delante de nosotros. 37 Solamente no te acercaste a la tierra de los hijos de Amón, a ninguna parte del torrente Jaboc ni a las ciudades de la montaƱa, como YHVH nuestro Elohim habĆa ordenado.
āŗ2.1 Seir… Esto es, la tierra de Edom āNm. 21.4.
āŗ2.2 YHVH… TM aƱade diciendo. Se sigue LXX ā§194.
āŗ2.4 al… TM aƱade hacia. Se sigue LXX ā§194; EsaĆŗ… āGn.
36.8.
āŗ2.9 Moabitas… āGn. 19.37.
āŗ2.10-11 Se sigue LXX.
āŗ2.11 refaĆtas… Heb. refaāim, puede referirse a sombras o espĆritus de los muertos āIs. 26.14, Sal. 88.11; Pr. 21.16, a una nación de CanaĆ”n o a individuos de excepcional estatura. āŗ2.13 Se inserta en efecto para suplir elipsis del original. āŗ2.14 habĆa jurado… āNm. 14.28-35.
āŗ2.19 Amón… āGn. 19.38.
āŗ2.21 ellos… Esto es, los amonitas.
āŗ2.25 bajo… TM aƱade todos. Se sigue LXX ā§194.
āŗ2.27 marcharĆ©… TM repite el camino. Se sigue LXX ā§194. āŗ2.31 conquistar… TM aƱade para heredar. Se sigue LXX ā§194.
āŗ2.35 llevamos… TM aƱade para nosotros… que habĆamos capturado. Se sigue LXX ā§194.
āŗ2.37 montaƱa… TM aƱade todo. Se sigue LXX ā§194.
3
Conflictos en el desierto (continuación)
Ā
1 Una vez devueltos, subimos camino del BasÔn, y nos salió al encuentro Og, rey de BasÔn, con todo su pueblo para combatir en Edrei. 2 Entonces YHVH me dijo: No le tengas temor, porque lo he entregado en tu mano, junto con todo su pueblo y su tierra. HarÔs con él como hiciste con Sehón, el rey amorreo que habitaba en Hesbón.
3 Y YHVH nuestro Elohim entregó también en nuestra mano a Og, rey de BasÔn, con todo su pueblo, al cual derrotamos hasta no dejarle sobreviviente.
4 En aquel tiempo conquistamos todas sus ciudades. No hubo poblado que no les tomĆ”ramos. Fueron sesenta ciudades, toda la región de Argob del reino de Og en BasĆ”n. 5 Todas eran ciudades fortificadas: alta muralla, puertas y barras, sin contarĀ otras muchas ciudades sin muro. 6 Y las consagramos al exterminio, tal como hicimos con Sehón, rey de Hesbón, exterminando en toda ciudad a hombres, mujeres y niƱos, 7 aunque tomamos por botĆn todos los animales y el despojo de las ciudades. 8 En aquel tiempo, de mano de los dos reyes del amorreo allende el JordĆ”n, tomamos la tierra desde el torrente Arnón hasta el Hermón 9 (al Hermón los sidonios lo llaman Sirión, y los amorreos Senir), 10 todas las ciudades de la meseta, todo Galaad y todo BasĆ”n hasta Salca y Edrei, que son ciudades del reino de Og, en BasĆ”n. 11 Porque solo Og, rey de BasĆ”n, fue dejado de los refaĆtas. (He aquĆ, su lecho era un lecho de hierro. ĀæAcaso no estĆ” en RabĆ” de los hijos de Amón? Su longitud es deĀ nueve codos y su anchura de cuatro codos, segĆŗn el codo corriente).
12 En aquel tiempo tomamos posesión de esta tierra desde Aroer, que estĆ” junto al torrente Arnón, hasta la mitad de la serranĆa de Galaad y sus ciudades, que entreguĆ© a los rubenitas y a los gaditas. 13 Pero el resto de Galaad, y todo el BasĆ”n, reino de Og, lo entreguĆ© a la media tribu de ManasĆ©s: toda la región de Argot con todo el BasĆ”n. (Esta fue llamada tierra de gigantes. 14 Jair ben ManasĆ©s tomó toda la región de Argob hasta la frontera con los gesuritas y los maaquitas, y apellidó como Havot- Jair los aduares del BasĆ”n hasta el dĆa presente). 15 Le di a Maquir el resto de Galaad, 16 y a los rubenitas y gaditas les di desde Galaad hasta el torrente Arnón, con
frontera en la mitad del torrente, hasta el torrente Jaboc, frontera de los hijos de Amón, 17 asĆ como el ArabĆ” y el JordĆ”n como confĆn, desde el Kineret hasta el mar del ArabĆ” y el mar de la Sal, al pie de las laderas del Pisga, al oriente.
18 En aquel tiempo os ordené diciendo: YHVH, vuestro Elohim, os ha dado esta tierra para poseerla. Todos los valientes pasaréis armados delante de vuestros hermanos, los hijos de Israel. 19 Solamente vuestras mujeres, vuestros pequeños y vuestro ganado (pues sé que tenéis mucho ganado) quedarÔn en las ciudades que os he dado, 20 hasta que YHVH conceda reposo a vuestros hermanos, asà como a vosotros, de modo que también ellos puedan tomar posesión de la tierra que YHVH vuestro Elohim les da al otro lado del JordÔn. Entonces cada uno serÔ devuelto a la posesión que os he dado.
21 En aquel tiempo también ordené a Josué, diciendo: Tus ojos han visto todo lo que YHVH vuestro Elohim ha hecho a estos dos reyes. Asà harÔ YHVH a todos los reinos por donde pasarÔs tú. 22 No estéis atemorizados, porque el mismo YHVH, vuestro Elohim, es quien pelea por vosotros.
23 Entonces supliquĆ© a YHVH, diciendo: 24 Ā”Oh Adonai YHVH! TĆŗ has comenzado a mostrar a tu esclavo tu grandeza y tu fuerte mano, porque ĀæquĆ© dios hay en los cielos o en la tierra que haga segĆŗn tus obras y segĆŗn tus proezas? 25 Ā”DĆ©jame pasar, te ruego, para contemplar la buena tierra que estĆ” al otro lado del JordĆ”n, esa hermosa serranĆa, y el LĆbano! 26 Pero YHVH se mostró disgustado contra mĆ por causa de vosotros, y no me escuchó; y me dijo YHVH: Ā”Basta, no hablemos otra vez de este asunto! 27 Sube a la cumbre del Pisga y alza tus ojos hacia el mar, al norte, al sur y al oriente, y contĆ©mplala con tus ojos, porque no cruzarĆ”s este JordĆ”n. 28 Ordena a JosuĆ©, fortalĆ©celo y anĆmalo. Ćl lo cruzarĆ” al frente de este pueblo, y Ć©l les harĆ” heredar la tierra que verĆ”s. 29 Y permanecimos en el valle, frente a Bet-Peor.
āŗ3.5 todas… TM aƱade estas. Se sigue LXX ā§194.
āŗ3.8 allende el JordĆ”n… Lit. al otro lado del JordĆ”n ā1.1 nota, Jos. 12.1; hasta el… TM aƱade monte. Se sigue LXX
ā§194.
āŗ3.11 el codo corriente… Aprox. 45 cm.
āŗ3.14 Havot-Jair… Esto es, aduares de Jair.
āŗ3.17 el Kineret… Esto es, el mar de Galilea.
āŗ3.18-20 āJos. 1.12-15.
āŗ3.23-27 āNm. 27.12-14; Dt. 32.48-52.
āŗ3.26 hablemos… LXX registra hables. Se sigue TM.
DeuteronomioĀ 1
La tierra prometida
1 Estas son las palabras que habló Moisés a todo Israel al otro lado del JordÔn en el desierto, en el ArabÔ frente a Suf, entre ParÔn, Tofel, LabÔn, Hazerot y Di-Zahab.
2Ā Hay once jornadas desde Horeb, por el camino del monte Seir, hasta Cades Barnea. 3 Y sucedió en el aƱo cuadragĆ©simo, en el mes undĆ©cimo, el primero del mes, que MoisĆ©s habló a los hijos de Israel conforme a todo lo que YHVH le habĆa ordenado acerca de ellos, 4 despuĆ©s de derrotar a Sehón, rey amorreo, que habitaba en Hesbón, y de vencer en Edrei a Og rey de BasĆ”n, que habitaba en Astarot.
5 Allende el JordĆ”n, en tierra de Moab, MoisĆ©s comenzó a declarar esta ley, diciendo: 6 YHVH nuestro Elohim nos habló en Horeb diciendo: Bastante tiempo habĆ©is permanecido en este monte. 7 Volveos y alzad el campamento, y marchad a la serranĆa del amorreo, y a todos los lugares circunvecinos en el ArabĆ” y en la serranĆa, en el llano, en el NĆ©guev y en la rivera del mar, tierra del cananeo, y al LĆbano, hasta el rĆo: el gran Ćufrates. 8 He aquĆ pongo la tierra delante de vosotros para que entrĆ©is y poseĆ”is la tierra que jurĆ© a vuestros padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob, que la darĆa a ellos y a su descendencia despuĆ©s de ellos.
Reminiscencias
Ā
9 En aquel tiempo os hablĆ©, diciendo: No podrĆ© sosteneros yo solo. 10 YHVH vuestro Elohim os ha multiplicado, y he aquĆ, hoy sois como la multitud de las estrellas de los cielos. 11 YHVH, Elohim de vuestros padres, os aumente mil veces mĆ”s de lo que sois y os bendiga tal como os ha hablado. 12 Pero, Āæcómo podrĆ© soportar yo solo vuestra molestia, y vuestra carga, y vuestra contención?
13 Dadme de vuestra parte varones sabios, entendidos y conocidos de vuestras tribus, a quienes yo ponga por caudillos vuestros. 14 Y me respondisteis: Bueno serÔ que hagamos lo que has dicho. 15 Tomé asà de vuestras tribus varones sabios y reconocidos, y los puse por caudillos vuestros, por jefes de miles, jefes de centenas, jefes de cincuentenas y jefes de decenas, y por procuradores de vuestras tribus.
16 Y a esos, vuestros jueces, en aquel tiempo mandƩ diciendo: Escuchad a vuestros hermanos, y juzgad con equidad entre cada uno y su hermano, o su vecino prosƩlito.
17 No hagĆ”is favoritismo en el juicio. EscucharĆ©is tanto al pequeƱo como al grande. No os intimidĆ©is delante de ningĆŗn hombre, porque el juicio pertenece a Elohim. La causa que os sea demasiado difĆcil me la traerĆ©is a mĆ, y yo la oirĆ©.
18 En aquel tiempo os prescribĆ todo lo que debĆais hacer. 19 Encaminados, pues, desde Horeb, recorrimos todo aquel vasto y terrible desierto que visteis, camino de la serranĆa del amorreo, tal como YHVH nuestro Elohim nos lo habĆa ordenado, y llegamos a Cades Barnea. 20 Entonces os dije: HabĆ©is llegado a la serranĆa del amorreo, la cual YHVH nuestro Elohim nos da. 21 He aquĆ, YHVH tu Elohim ha entregado ante ti esta tierra. Sube y toma posesión, tal como YHVH, Elohim de tus padres te ha hablado. No temas ni te acobardes. 22 Pero todos vosotros osĀ acercasteis a mĆ, y dijisteis: Enviemos varones delante de nosotros para que exploren la tierra, y nos informen acerca del camino por donde hemos de subir, y de las ciudades en que hemos de entrar.
23 Y me pareció acertado el consejo, por lo cual tomĆ© doce varones de entre vosotros, un varón por cada tribu, 24 los cuales se devolvieron y subieron a la montaƱa y llegaron hasta el arroyo de Escol, y exploraron el paĆs. 25 Tomaron en susĀ manos del fruto de la tierra y nos lo trajeron, diciendo: Ā”Buena es la tierra que YHVH nuestro Elohim nos da! 26 Pero no quisisteis entrar, antes os rebelasteis contra el mandamiento de YHVH vuestro Elohim, 27 y murmurasteis en vuestras tiendas, yĀ dijisteis: Porque nos aborrece YHVH nos sacó de la tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo y destruirnos. 28 ĀæAdónde subiremos? Nuestros hermanos nos han hecho desmayar el corazón, diciendo: Este pueblo es mĆ”s grande y mĆ”s alto que nosotros, las ciudades son grandes e inexpugnables, amuralladas hasta los cielos, y tambiĆ©n hemos visto allĆ a los hijos de Anac.
29 Entonces os dije: No os amedrentĆ©is ni estĆ©is atemorizados por ellos, 30 porque YHVH vuestro Elohim, que va delante de vosotros, Ćl pelearĆ” por vosotros, asĆ como lo hizo por vosotros en Egipto ante vuestros mismos ojos, 31 y tambiĆ©n en el desierto, donde habĆ©is visto cómo YHVH tu Elohim te cargó como el que carga a su propio hijo, y asĆ fuisteis encaminados hasta vuestra llegada a este lugar. 32 Pero ni aun conĀ esto creĆsteis en YHVH vuestro Elohim, 33 que iba delante de vosotros por el camino, para buscaros lugar donde acampar, con fuego de noche y con nube de dĆa, para mostraros el camino por donde debĆais andar.
34 Entonces YHVH oyó la voz de vuestras palabras y, provocado, juró diciendo: 35 Ninguno de los hombres verĆ” la buena tierra que jurĆ© a vuestros padres, 36 excepto Caleb ben Jefone, Ć©l la verĆ”, y a Ć©l y a sus hijos darĆ© la tierra que ha pisado, por haber estado apegado a las cosas de YHVH, 37 (pues tambiĆ©n contra mĆ se habĆa airado YHVH por causa vuestra, y me dijo: Tampoco tĆŗ entrarĆ”s allĆ”), 38 y JosuĆ© ben Nun, que estĆ” delante de ti para servirte, Ć©l entrarĆ” allĆ”. AnĆmale, porque Ć©l harĆ” queĀ Israel la herede. 39 Y cada niƱo pequeƱo que hoy no conoce ni bien ni mal, ellos entrarĆ”n allĆ”, porque a ellos la darĆ©, y ellos la tomarĆ”n en posesión, 40 y vosotros serĆ©is devueltos; emprended la marcha al desierto por el camino del mar Rojo.
41 Entonces respondiĆ©ndome, dijisteis: Hemos pecado contra YHVH. Nosotros ciertamente subiremos y pelearemos, tal como YHVH nuestro Elohim nos ha ordenado. Y os ceƱisteis cada uno sus armas de guerra, y os aprestasteis para subir temerariamente a la serranĆa.
42 Pero YHVH me dijo: Diles: No subĆ”is ni peleĆ©is, pues Yo no estoy entre vosotros, no sea que os veĆ”is derrotados ante vuestros enemigos. 43 Y os hablĆ©, pero no escuchasteis, sino que os rebelasteis contra el dicho de YHVH, y persistiendo conĀ altivez, subisteis a la serranĆa. 44 Y los amorreos que habitaban en aquella serranĆa salieron a vuestro encuentro y os derrotaron en Seir y, como hacen las abejas, os persiguieron hasta Horma. 45 Y os volvisteis y llorasteis delante de YHVH, pero YHVHĀ no escuchó vuestra voz, ni os prestó oĆdo. 46 AsĆ permanecisteis en Cades muchos dĆas, segĆŗn el nĆŗmero de los dĆas que habitasteis allĆ.
āŗ1.1 al otro lado del JordĆ”n… Heb. Ā“ever hayarden. No hay razón para dudar de MoisĆ©s como autor inspirado del Deuteronomio. Sin embargo el libro mismo sugiere que se finalizó despuĆ©s de su muerte. La evidencia para esta afirmación es el registro de 34.1-12, el cual es consustancial con el problema tratado aquĆ (1.1-5). Esto no ha de interpretarse como una adición editorial menor sino mĆ”s bien como un marco interpretativo para el libro completo. Deuteronomio presenta las instrucciones mosaicas a una audiencia que trascendió a su muerte, y sugieren que el libro alcanzó su forma final, realizada por su autor deuteronómico (prob. JosuĆ©); ArabĆ”… Esto es, llanura; Di-Zahab… Aunque la localización de Tofel, LabĆ”n y Di-Zahab es desconocida, el significado de estos nombres prob. estĆ© relacionado con ciertos actos de desobediencia de Israel durante su peregrinación en el desierto. Esto es: Tofel deriva de la raĆz nafal, que significa caer. LabĆ”n = blanco, en una posible alusión al manĆ”. Di-Zahab = que es de oro, en una posible alusión al becerro de oro āEx. 32.4. āŗ1.4 amorreo… āNm. 21.21-30; BasĆ”n… āNm. 21.31-35. āŗ1.5 JordĆ”n… Lit. al otro lado del JordĆ”n. Esta frase se registra 33 veces, principalmente en el libro de JosuĆ©; ley… Heb. torah. Generalmente se traduce ley, pero su verdadero significado es instrucción, enseƱanza, de la raĆz yarah = dirigir, enseƱar āSal. 86.11.
āŗ1.7 el gran… TM aƱade rĆo. Se sigue LXX ā§194.
āŗ1.8 jurĆ©… TM YHVH juró. Se sigue LXX ā§194; §271. āŗ1.15 tomĆ©… TM aƱade las cabezas. Se sigue LXX ā§194. āŗ1.17 favoritismo… Lit. no reconocerĆ©is rostros.
āŗ1.25 trajeron… TM aƱade el informe. Se sigue LXX ā§194.
āŗ1.26 os rebelasteis… āDt. 9.23; He. 3.16.
āŗ1.28 Anac… Heb. āanaq = collar āJue. 8.26. Los anaquitas eran considerados como personas de excepcional altura o de
cuello largo. Siguiendo a la LXX algunas versiones traducen gigantes.
āŗ1.31 en el desierto… āHch. 13.18.
āŗ1.32 ni aun con esto… āHe. 3.19.
āŗ1.34-35 āHe. 3.18.
āŗ1.35 hombres… jurĆ©… TM aƱade de esta perversa generación… dar. Se sigue LXX ā§194.
āŗ1.39 pequeƱo… TM aƱade a quienes dijisteis que serĆan cautivos. Se sigue LXX ā§194.
āŗ1.40 al… TM aƱade hacia. Se sigue LXX ā§194; mar Rojo… Heb. mar de Juncos.
DeuteronomioĀ 2-3
Conflictos en el desierto
Ā 1 DespuĆ©s nos volvimos y partimos hacia el desierto por el camino del mar Rojo, como YHVH me habĆa ordenado, y por muchos dĆas dimos vuelta a la serranĆa de Seir. 2 Entonces me habló YHVH: 3 Bastantes vueltas habĆ©is dado ya alrededor deĀ esta serranĆa. 4 Volveos al norte, y ordena al pueblo diciendo: Vais a pasar por el territorio de vuestros hermanos, los hijos de EsaĆŗ, que habitan en Seir. Ellos serĆ”n atemorizados y os reverenciarĆ”n, 5 pero no los provoquĆ©is, porque de su tierra no os darĆ© ni la huella de un pie, porque a EsaĆŗ he dado por heredad la serranĆa de Seir. 6 ObtendrĆ©is el alimento de parte de ellos por plata, y comerĆ©is, y tambiĆ©n por plata negociarĆ©is con ellos el agua, y beberĆ©is. 7 Porque YHVH tu Elohim te ha bendecido en toda obra de tu mano, ha conocido tu peregrinar a travĆ©s de este vasto desierto, y hace ya cuarenta aƱos que YHVH tu Elohim estĆ” contigo y nada has necesitado.
8 AsĆ, pasamos de largo a nuestros hermanos, los hijos de EsaĆŗ, moradores en Seir, por el camino del ArabĆ”, desde Elat y Ezión-Guever, y nos volvimos y pasamos adelante, camino del desierto de Moab. 9 YHVH me dijo entonces: No hostilicĆ©is a los moabitas, ni contendĆ”is con ellos en guerra, porque no te darĆ© nada de su tierra por posesión, pues he dado Ar a los hijos de Lot por posesión suya. 10 (AllĆ habitaron antes los emineos, pueblo grande y numeroso, altos como los anaceos, 11 ellosĀ tambiĆ©n, como los anaceos, eran considerados refaĆtas, aunque los moabitas los llamaban emineos; 12 tambiĆ©n a los horeos se los hizo habitar antes en Seir, a los cuales los hijos de EsaĆŗ desposeyeron y destruyeron delante de ellos y se establecieron en su lugar, tal como Israel hizo en la tierra que YHVH les dio por posesión). 13 Ahora, pues, levantaos y pasad el torrente de Zered. Y, en efecto, pasamos el torrente de Zered. 14 El tiempo que anduvimos desde Cades Barnea hasta que pasamos el torrente de Zered fueron treinta y ocho aƱos, hasta que toda laĀ generación de los hombres de guerra se extinguió en medio del campamento, tal como les habĆa jurado YHVH. 15 TambiĆ©n la mano de YHVH se dejó sentir en ellos para dispersarlos de en medio del campamento hasta su extinción.
16 Y sucedió que cuando todos los hombres de guerra de entre el pueblo habĆan perecido, 17 YHVH me habló, diciendo: 18 Hoy pasarĆ”s por Ar la frontera de Moab, 19 y te aproximarĆ”s a los lĆmites de los hijos de Amón. No los hostigues ni los provoques, porque no te darĆ© posesión de la tierra de los hijos de Amón, pues la he dado a los hijos de Lot por heredad. 20 (Era tambiĆ©n conocida como tierra de los refaĆtas, pues antiguamente habitaron en ella los refaĆtas, a los que los amonitas llamaban zamzumitas, 21 pueblo grande y numeroso, alto como los anaceos, que YHVH destruyó delante de ellos, quienes los desposeyeron y se los hizo habitar en su lugar, 22 tal como hizo con los hijos de EsaĆŗ, que habitan en Seir, cuando destruyó a los horeos delante de ellos, y ellos los desposeyeron y se los hizo habitar en su lugar hasta este dĆa, 23 y los caftoreos, salidos de Caftor, destruyeron a los aveos queĀ moraban en aldeas hasta Gaza, y se los hizo habitar en su lugar).
24 ”Disponeos, partid y pasad el torrente Arnón! He aquà he entregado en tu mano a Sehón, rey de Hesbón, al amorreo y a su tierra. ”Comienza a conquistar, y entra en batalla contra él! 25 Hoy mismo comienzo a infundir respecto a ti, espanto y temor entre los pueblos que existen bajo los cielos, los cuales, cuando tengan noticia de ti, serÔn debilitados y desfallecerÔn ante tu presencia. 26 Entonces envié embajadores desde el desierto de Cademot a Sehón, rey de Hesbón, con palabras de paz, diciendo: 27 Déjame pasar por tu tierra. Marcharé por el camino sin desviarme ni a derecha ni izquierda. 28 Por plata me venderÔs alimento y comeré, y por plata me darÔs agua y beberé. Solamente déjame pasar, 29 como han hecho conmigo los hijos de Esaú, que habitan en Seir, y los moabitas que habitan en Ar, hasta que cruce el JordÔn a la tierra que YHVH nuestro Elohim nos da.
30 Pero Sehón, rey de Hesbón, no consintió en dejarnos pasar por allĆ, porque YHVH tu Elohim habĆa endurecido su espĆritu e hizo obstinado su corazón, para que fuera entregado en tu mano, como se ve en este dĆa. 31 Y me dijo YHVH: He aquĆ Yo entrego delante de ti a Sehón y su tierra. Comienza, pues, a conquistar su tierra. 32 Y nos salió Sehón al encuentro, Ć©l y todo su pueblo, para combatir en Jahaza, 33 y YHVH nuestro Elohim lo entregó delante de nosotros y lo derrotamos, asĆ como a sus hijos y a todo su pueblo.
34 En aquel tiempo capturamos todas sus ciudades y las consagramos al exterminio: hombres, mujeres y niƱos. No dejamos ningĆŗn sobreviviente. 35 Solo llevamos el ganado cautivo y el botĆn de las ciudades. 36 Desde Aroer, a la orilla del torrente Arnón y la ciudad que estĆ” en el valle, hasta Galaad, no hubo ciudad que fuese inaccesible. Todo lo entregó YHVH nuestro Elohim delante de nosotros. 37 Solamente no te acercaste a la tierra de los hijos de Amón, a ninguna parte del torrente Jaboc ni a las ciudades de la montaƱa, como YHVH nuestro Elohim habĆa ordenado.
āŗ2.1 Seir… Esto es, la tierra de Edom āNm. 21.4.
āŗ2.2 YHVH… TM aƱade diciendo. Se sigue LXX ā§194.
āŗ2.4 al… TM aƱade hacia. Se sigue LXX ā§194; EsaĆŗ… āGn.
36.8.
āŗ2.9 Moabitas… āGn. 19.37.
āŗ2.10-11 Se sigue LXX.
āŗ2.11 refaĆtas… Heb. refaāim, puede referirse a sombras o espĆritus de los muertos āIs. 26.14, Sal. 88.11; Pr. 21.16, a una nación de CanaĆ”n o a individuos de excepcional estatura. āŗ2.13 Se inserta en efecto para suplir elipsis del original. āŗ2.14 habĆa jurado… āNm. 14.28-35.
āŗ2.19 Amón… āGn. 19.38.
āŗ2.21 ellos… Esto es, los amonitas.
āŗ2.25 bajo… TM aƱade todos. Se sigue LXX ā§194.
āŗ2.27 marcharĆ©… TM repite el camino. Se sigue LXX ā§194. āŗ2.31 conquistar… TM aƱade para heredar. Se sigue LXX ā§194.
āŗ2.35 llevamos… TM aƱade para nosotros… que habĆamos capturado. Se sigue LXX ā§194.
āŗ2.37 montaƱa… TM aƱade todo. Se sigue LXX ā§194.
3
Conflictos en el desierto (continuación)
Ā
1 Una vez devueltos, subimos camino del BasÔn, y nos salió al encuentro Og, rey de BasÔn, con todo su pueblo para combatir en Edrei. 2 Entonces YHVH me dijo: No le tengas temor, porque lo he entregado en tu mano, junto con todo su pueblo y su tierra. HarÔs con él como hiciste con Sehón, el rey amorreo que habitaba en Hesbón.
3 Y YHVH nuestro Elohim entregó también en nuestra mano a Og, rey de BasÔn, con todo su pueblo, al cual derrotamos hasta no dejarle sobreviviente.
4 En aquel tiempo conquistamos todas sus ciudades. No hubo poblado que no les tomĆ”ramos. Fueron sesenta ciudades, toda la región de Argob del reino de Og en BasĆ”n. 5 Todas eran ciudades fortificadas: alta muralla, puertas y barras, sin contarĀ otras muchas ciudades sin muro. 6 Y las consagramos al exterminio, tal como hicimos con Sehón, rey de Hesbón, exterminando en toda ciudad a hombres, mujeres y niƱos, 7 aunque tomamos por botĆn todos los animales y el despojo de las ciudades. 8 En aquel tiempo, de mano de los dos reyes del amorreo allende el JordĆ”n, tomamos la tierra desde el torrente Arnón hasta el Hermón 9 (al Hermón los sidonios lo llaman Sirión, y los amorreos Senir), 10 todas las ciudades de la meseta, todo Galaad y todo BasĆ”n hasta Salca y Edrei, que son ciudades del reino de Og, en BasĆ”n. 11 Porque solo Og, rey de BasĆ”n, fue dejado de los refaĆtas. (He aquĆ, su lecho era un lecho de hierro. ĀæAcaso no estĆ” en RabĆ” de los hijos de Amón? Su longitud es deĀ nueve codos y su anchura de cuatro codos, segĆŗn el codo corriente).
12 En aquel tiempo tomamos posesión de esta tierra desde Aroer, que estĆ” junto al torrente Arnón, hasta la mitad de la serranĆa de Galaad y sus ciudades, que entreguĆ© a los rubenitas y a los gaditas. 13 Pero el resto de Galaad, y todo el BasĆ”n, reino de Og, lo entreguĆ© a la media tribu de ManasĆ©s: toda la región de Argot con todo el BasĆ”n. (Esta fue llamada tierra de gigantes. 14 Jair ben ManasĆ©s tomó toda la región de Argob hasta la frontera con los gesuritas y los maaquitas, y apellidó como Havot- Jair los aduares del BasĆ”n hasta el dĆa presente). 15 Le di a Maquir el resto de Galaad, 16 y a los rubenitas y gaditas les di desde Galaad hasta el torrente Arnón, con
frontera en la mitad del torrente, hasta el torrente Jaboc, frontera de los hijos de Amón, 17 asĆ como el ArabĆ” y el JordĆ”n como confĆn, desde el Kineret hasta el mar del ArabĆ” y el mar de la Sal, al pie de las laderas del Pisga, al oriente.
18 En aquel tiempo os ordené diciendo: YHVH, vuestro Elohim, os ha dado esta tierra para poseerla. Todos los valientes pasaréis armados delante de vuestros hermanos, los hijos de Israel. 19 Solamente vuestras mujeres, vuestros pequeños y vuestro ganado (pues sé que tenéis mucho ganado) quedarÔn en las ciudades que os he dado, 20 hasta que YHVH conceda reposo a vuestros hermanos, asà como a vosotros, de modo que también ellos puedan tomar posesión de la tierra que YHVH vuestro Elohim les da al otro lado del JordÔn. Entonces cada uno serÔ devuelto a la posesión que os he dado.
21 En aquel tiempo también ordené a Josué, diciendo: Tus ojos han visto todo lo que YHVH vuestro Elohim ha hecho a estos dos reyes. Asà harÔ YHVH a todos los reinos por donde pasarÔs tú. 22 No estéis atemorizados, porque el mismo YHVH, vuestro Elohim, es quien pelea por vosotros.
23 Entonces supliquĆ© a YHVH, diciendo: 24 Ā”Oh Adonai YHVH! TĆŗ has comenzado a mostrar a tu esclavo tu grandeza y tu fuerte mano, porque ĀæquĆ© dios hay en los cielos o en la tierra que haga segĆŗn tus obras y segĆŗn tus proezas? 25 Ā”DĆ©jame pasar, te ruego, para contemplar la buena tierra que estĆ” al otro lado del JordĆ”n, esa hermosa serranĆa, y el LĆbano! 26 Pero YHVH se mostró disgustado contra mĆ por causa de vosotros, y no me escuchó; y me dijo YHVH: Ā”Basta, no hablemos otra vez de este asunto! 27 Sube a la cumbre del Pisga y alza tus ojos hacia el mar, al norte, al sur y al oriente, y contĆ©mplala con tus ojos, porque no cruzarĆ”s este JordĆ”n. 28 Ordena a JosuĆ©, fortalĆ©celo y anĆmalo. Ćl lo cruzarĆ” al frente de este pueblo, y Ć©l les harĆ” heredar la tierra que verĆ”s. 29 Y permanecimos en el valle, frente a Bet-Peor.
āŗ3.5 todas… TM aƱade estas. Se sigue LXX ā§194.
āŗ3.8 allende el JordĆ”n… Lit. al otro lado del JordĆ”n ā1.1 nota, Jos. 12.1; hasta el… TM aƱade monte. Se sigue LXX
ā§194.
āŗ3.11 el codo corriente… Aprox. 45 cm.
āŗ3.14 Havot-Jair… Esto es, aduares de Jair.
āŗ3.17 el Kineret… Esto es, el mar de Galilea.
āŗ3.18-20 āJos. 1.12-15.
āŗ3.23-27 āNm. 27.12-14; Dt. 32.48-52.
āŗ3.26 hablemos… LXX registra hables. Se sigue TM.
ProverbiosĀ 4-5
Ā Beneficios de la sabidurĆa
Ā 1 OĆd, hijos, la instrucción de un padre,
Y estad atentos para adquirir entendimiento,
2 Porque os doy buena doctrina;
No abandonƩis mis enseƱanzas,
3 Porque yo fui un hijo obediente a mi padre,
Y amado delante de mi madre,
4 Que decĆan y me enseƱaban:
Retenga tu corazón nuestras palabras,
Guarda mis mandamientos, y vivirƔs.
5 Adquiere sabidurĆa, adquiere inteligencia,
No te olvides ni te apartes de los dichos de mi boca,
6 No la abandones, y ella te guardarĆ”,
Ćmala, y te preservarĆ”. [[7]]
8 EngrandƩcela, y ella te engrandecerƔ,
Cuando tĆŗ la hayas abrazado, ella te honrarĆ”.
9 DarĆ” a tu cabeza una guirnalda de gracia,
Y te entregarĆ” una corona de gloria.
10 Oye, hijo mĆo, y recibe mis razones,
Y se te multiplicarƔn aƱos de vida.
11 Te he encaminado por el camino de la sabidurĆa,
Y te he hecho andar por sendas de rectitud.
12 En tu caminar no se estrecharƔn tus pasos,
Y si corres, no tropezarƔs.
13 Aférrate a la corrección, no la abandones,
GuƔrdala, porque ella es tu vida.
14 No entres por el camino de los impĆos,
Ni vayas por la senda de los malos.
15 EsquĆvalo, no pases por Ć©l,
DesvĆate de Ć©l, pasa de largo.
16 Porque ellos no duermen si no hacen daƱo,
Y se les quita el sueƱo si no hacen caer a alguien.
17 Porque comen pan de iniquidad,
Y beben vino de violencia.
18 Pero la senda de los justos es como la luz de la aurora,
Que va en aumento hasta que el dĆa es perfecto.
19 El camino de los impĆos es como la oscuridad:
No saben en quƩ tropiezan.
20 Hijo mĆo, considera mis palabras,
Inclina tu oĆdo a mis razones,
21 No se aparten de tus ojos,
GuÔrdalas en medio de tu corazón.
22 Pues son vida a los que las hallan,
Y sanidad a toda su carne.
23 Con toda diligencia vigila tu corazón,
Porque de Ʃl mana la vida.
24 Aparta de ti la falsedad de boca,
Y aleja de ti la perversión de labios.
25 Tus ojos miren de frente,
Y Ɣbranse tus pƔrpados hacia lo que estƔ delante.
26 Examina la senda de tus pies,
Y sean rectos todos tus caminos.
27 No te desvĆes a diestra ni a siniestra,
Aparta tu pie del mal.
āŗ4.2 enseƱanzas… Heb. torah āSal 1.2 nota.
āŗ4.3 Se sigue LXX.
āŗ4.6 no la abandones… Esto es, a la sabidurĆa.
āŗ4.7 TM aƱade versĆculo: SabidurĆa, ante todo adquiere sabidurĆa, y sobre toda posesión tuya adquiere inteligencia. Se sigue LXX ā§194; §233.
5
Contra la impurezaĀ
Ā
1 Hijo mĆo, atiende a mi sabidurĆa,
E inclina tu oĆdo a mi inteligencia,
2 Para que guardes discreción,
Y tus labios conserven ciencia:
3 Los labios de la mujer ajena destilan miel,
Y su paladar es mƔs suave que el aceite,
4 Pero su propósito es amargo como el ajen
jo,
Y agudo como espada de doble filo.
5 Sus pies descienden a la Muerte,
Sus pasos se precipitan al Seol.
6 No considera el camino de la vida,
Sus sendas son inestables, pero no lo sabe.
7 Ahora, pues, hijos, oĆdme,
No os apartƩis de los dichos de mi boca:
8 Aleja de ella tu camino,
No te acerques a la puerta de su casa,
9 No sea que des a otros tu vigor,
Y tus aƱos al cruel.
10 No sea que los extraƱos se llenen de tu fuerza,
Y tu esfuerzo se quede en casa ajena.
11 GemirƔs cuando te llegue el desenlace,
Y se consuma la carne de tu cuerpo.
12 Entonces dirÔs: ¿Por qué aborrecà la corrección,
Y mi corazón menospreció la reprimenda?
13 ¿Por qué no hice caso a mis maestros,
Ni prestĆ© oĆdo a mis enseƱadores?
14 Casi en el colmo de todo mal he estado,
En medio de la asamblea reunida.
15 ”Bebe el agua de tu propia cisterna,
Y los raudales de tu propio pozo!
16 ¿Se habrÔn de derramar tus fuentes por las calles,
Y tus corrientes de aguas por las plazas?
17 ”Sean solamente tuyos,
Y no de extraƱos contigo!
18 ”Sea bendito tu manantial,
Y alƩgrate con la mujer de tu juventud!
19 Como hermosa cierva o graciosa gacela,
Sus pechos te satisfagan en todo tiempo,
Y embriƔgate siempre con su amor.
20 ĀæPor quĆ©, hijo mĆo, has de enceguecerte por la ajena,
Y abrazar el seno de la que no te pertenece?
21 Porque los caminos del hombre estƔn ante los ojos de YHVH,
Y Ćl observa todas sus sendas.
22 En su propia iniquidad quedarĆ” atrapado el inicuo,
Amarrado con la soga de su pecado.
23 MorirÔ sin corrección,
Extraviado en la inmensidad de su locura.
ProverbiosĀ 6-7
Ā Contra la pereza y la falsedad
Ā 1 Hijo mĆo, si sales fiador por tu vecino,
DarƔs tu mano a un enemigo,
2 Si te has enredado con tus palabras,
Y has quedado atrapado con los dichos de tu boca,
3 Haz esto ahora hijo mĆo, y lĆbrate,
Ya que has caĆdo en la mano de tu prójimo:
Ve, humĆllate, e importuna a tu prójimo.
4 No concedas sueƱo a tus ojos,
Ni adormecimiento a tus pƔrpados.
5 LĆbrate como gacela del cazador,
O como pƔjaro de la trampa.
6 Observa a la hormiga, oh perezoso,
Mira sus caminos, y sƩ sabio,
7 La cual no teniendo capitƔn,
Ni gobernador, ni soberano,
8 Prepara en el verano su comida,
Y en el tiempo de la siega guarda su sustento.
9 ¿Hasta cuÔndo dormirÔs, oh perezoso?
¿CuÔndo te levantarÔs de tu sueño?
10 Un rato duermes, otro dormitas,
Un rato cruzas los brazos y descansas,
11 Y te llega la miseria del vagabundo,
Y la indigencia del mendigo.
12 Hombre de Belial es el hombre inicuo,
Que camina torciendo la boca,
13 GuiƱando un ojo, meneando los pies,
SeƱalando con el dedo.
14 En su corazón hay perversidades,
Maquina maldades, y constantemente enciende rencillas.
15 Por tanto su calamidad vendrĆ” de repente,
SĆŗbitamente serĆ” quebrantado, y no habrĆ” remedio.
16 Seis cosas aborrece YHVH,
Y aun siete abomina su alma:
17 Ojos altivos, lengua mentirosa,
Manos que derraman sangre inocente,
18 Corazón que maquina planes perversos,
Pies presurosos para correr al mal,
19 Testigo falso que habla mentiras,
Y el que enciende rencillas entre sus hermanos.
20 Hijo mĆo, guarda el mandamiento de tu padre,
Y no abandones la enseƱanza de tu madre.
21 Ćtalos siempre a tu corazón,
EnlƔzalos en torno a tu cuello.
22 Cuando camines, te guiarƔn,
Cuando descanses, te guardarƔn,
Y al despertar hablarƔn contigo.
23 Porque el mandamiento es lƔmpara
Y la enseƱanza luz,
Y camino de vida la reprensión que corrige.
24 Te guardarƔn de la mala mujer,
De la blandura de la lengua de la mujer ajena.
25 No codicies en tu corazón su hermosura,
Ni te dejes prender por su mirada,
26 Porque si la ramera va en busca de un trozo de pan,
La adĆŗltera va a la caza de una vida preciosa.
27 ĀæTomarĆ” el hombre fuego en su seno,
Sin que sus vestidos ardan?
28 ĀæAndarĆ” el hombre sobre las brasas,
Sin que sus pies se quemen?
29 Asà serÔ con el que se llega a la mujer de su prójimo,
Ninguno que la toque quedarĆ” impune.
30 ¿No se infama el ladrón cuando hurta,
Aun para llenar su estómago cuando pasa hambre,
31 Y si es sorprendido, tiene que pagar siete veces,
Y entregar todo el haber de su casa?
32 Pues el adúltero es hombre sin corazón,
Destructor de sĆ mismo es el que tal hace.
33 HallarĆ” una llaga vergonzosa,
Y su infamia nunca serĆ” borrada.
34 Porque los celos son la ira del hombre,
En el dĆa de la venganza no perdonarĆ”,
35 Ni considerarĆ” rescate alguno;
No querrĆ” perdonar aunque aumentes el soborno.
āŗ6.1 darĆ”s tu mano… Lit. batiendo palmas.
āŗ6.25 su mirada… Lit. sus pĆ”rpados.
āŗ6.33 llaga… Esto es, la lepra, como muestra externa del pecado āIs 53.8 nota.
7
ArtimaƱas de la ramera
Ā
1 Hijo mĆo, guarda mis dichos,
Y atesora mis mandamientos dentro de ti.
2 ”Guarda mis mandamientos, y vive!
Ā”SĆ! Ā”Guarda mi enseƱanza como la niƱa de tus ojos!
3 Ā”Ćtalos a tus dedos,
EscrĆbelos en la tabla de tu corazón!
4 Di a la SabidurĆa:
TĆŗ eres mi hermana,
Y llama a la Inteligencia tu mejor amiga,
5 Para que te guarden de la mujer ajena,
De la desconocida de palabras seductoras.
6 Pues cuando desde la ventana de mi casa atisbaba por la celosĆa,
7 Vi entre los simples, notƩ entre los mancebos,
A un joven sin entendimiento,
8 Pasando por la calle, junto a su esquina,
Caminando en dirección a su casa,
9 Al crepĆŗsculo, cuando ya oscurecĆa,
En lo profundo de la noche y de la tiniebla,
10 La mujer sale a su encuentro,
Taimada de corazón, ataviada de ramera,
11 Bullanguera y desenfrenada,
Con pies que no saben estarse en casa,
12 Unas veces en la calle, otras en la plaza,
Acecha en todas las esquinas.
13 Se traba de Ʃl y lo besa,
Y con rostro impĆŗdico le dice:
14 PrometĆ sacrificios de paz,
Y hoy he cumplido mis votos,
15 Por lo cual salĆ a tu encuentro,
Ansiosa de verte, y te he hallado.
16 He tendido mi cama con hermosos cobertores,
Recamados con cordoncillo de Egipto.
17 He perfumado mi lecho
Con mirra, Ɣloes, y canela.
18 Ven, deleitƩmonos con caricias hasta el alba,
EmbriaguƩmonos de amores,
19 Porque mi marido no estĆ” en casa.
Ha emprendido un largo viaje,
20 Ha tomado la bolsa del dinero,
Y hasta el plenilunio no regresa.
21 Lo atrae con la mucha suavidad de sus palabras,
Lo seduce con sus labios lison
jeros.
22 Prontamente Ʃl va en pos de ella,
Como buey llevado al matadero,
Como ciervo que se enredó en el lazo,
23 Como ave que se arroja contra la red,
Sin saber que en ello le va la vida,
Hasta que la flecha le traspasa el hĆgado.
24 Ahora pues, hijos, oĆdme,
Prestad atención a los dichos de mi boca:
25 No se desvĆe tras sus caminos tu corazón,
26 Porque ella ha dejado un montón de heridos,
Y aun los mƔs fuertes han sido muertos por ella.
27 Su casa es un camino al Seol,
Que desciende a las cƔmaras de la Muerte.
āŗ7.20 plenilunio… LXX: muchos dĆas.
āŗ7.25 corazón… TM aƱade ni te extravĆes en sus sendas. Se sigue LXX ā§194.
EcleciastesĀ 12
Ā Preludio de la muerte
Ā 1 AcuĆ©rdate de tus Creadores, de Alef-Tav, en los dĆas de tu juventud,
Antes que vengan los dĆas malos,
Y se acerquen los aƱos en que digas:
No tengo en ellos contentamiento.
2 Antes que se oscurezcan el sol y la luz, y la luna y las estrellas,
Y las nubes vuelvan tras la lluvia.
3 El dĆa en que tiemblen los guardianes de la casa,
Y se encorven los hombres fuertes,
Y cesen las que muelen, porque han disminuido,
Y se enturbien las que miran por las celosĆas.
4 Cuando se cierren las puertas de la calle,
Por ser dƩbil el sonido del molino,
Y uno se despierte con el gorjeo del pajarillo,
Y enmudezcan todas las hijas del canto.
5 Cuando tambiƩn se tema a lo que es alto,
Y a los terrores del camino,
Y florezca el almendro,
Y se arrastre la langosta,
Y el alcaparrón no haga su efecto,
Porque el hombre marcha hacia su morada eterna,
Mientras los que endechan rondan por las calles.
6 Antes que se rompa el cordón de plata y se aplaste el cuenco de oro,
Y el cƔntaro se quiebre junto a la fuente,
Y la rueda, hecha pedazos, caiga en el pozo,
7 Y el polvo vuelva a la tierra, de donde procede,
Y el espĆritu retorne a Ha-Elohim, que lo dio.
8 Vanidad de vanidades, dice QohƩlet.
”Todo es vanidad!
Exhortación final
9 Cuanto mÔs sabio fue Qohélet, tanto mÔs impartió al pueblo su conocimiento. Y
sopesó, y escudriñó y compuso muchos proverbios. 10 Qohélet procuró hallar
palabras aceptables y escritura recta, palabras de verdad. 11 Las palabras de los
sabios son como espinos y como estacas clavadas por los amos de los rebaƱos
dados a un pastor.
12 Hijo mĆo, ten en cuenta que el hacer muchos libros no tiene fin,y el mucho estudioĀ es fatiga de la carne.
13 El fin de todo discurso oĆdo, es:
Teme a Ha-Elohim, y guardaĀ sus mandamientos, pues esto es el todo del hombre.
14 Porque Ha-Elohim traerĆ” todaĀ obra a juicio, con toda cosa oculta, sea buena o sea mala.
āŗ12.1 tus Creadores, Alef-Tav… No ha de entenderse et como nota acusativi ni barah como singular mayestĆ”tico. AquĆ (como Gn 1.1) se explica la Ćŗnica esencia y plural existencia de Elohim ā§1; §170 (n.° 3).
āŗ12.2 oscurezcan… Esto es, el final de la vida.
āŗ12.3 los guardianes… Esto es, el sistema óseo; los hombres fuertes… Esto es, las piernas; las que muelen… Esto es, las muelas; enturbien… Esto es, la opacidad del cristalino o la acción de las cataratas; las celosĆas… Heb. arubóth = ventanas pequeƱas. Es decir, los pĆ”rpados.
āŗ12.4 las puertas… Prob. los oĆdos o las aberturas inferiores del cuerpo; dĆ©bil… molino… Prob. dificultad de la digestión; se despierte… Prob. la fragilidad del sueƱo; las hijas del canto… Prob. las cuerdas vocales.
āŗ12.5 se tema… terrores… Prob. referencia a la falta de confianza que acarrea la vejez; florezca el almendro… Prob. se refiera a las canas; y se arrastre… Prob. el arrastrar de los pies;Ā el alcaparrón… Fruto para estimular la sexualidad; los que endechan… Profesionales del lamento fĆŗnebre que deambulaban por las calles aguardando que alguien muriera.
āŗ12.6 el cordón de plata… Prob. el hilo de la vida; el cuenco de oro… Prob. el crĆ”neo; la rueda… Prob. el cuerpo como un todo. La rueda de la vida (la energĆa vital) que cae en el sepulcro.
āŗ12.7 el polvo… Es decir, el hombre ā Gn 3.19.
āŗ12.12 libros… Lit. rollos.
EzequielĀ 4-5.
 Acciones simbólicas
 1 Y tú, hijo de hombre, tómate una tablilla, póntela delante, y graba en ella la ciudad de Jerusalén. 2 Y pon contra ella sitio, y edifica contra ella torres de asedio, levanta terraplenes contra ella, pon tropas contra ella, y arietes a su alrededor.
3 Tómate también una sartén de hierro y ponla como vallado de hierro entre ti y la ciudad; dirige contra ella tu rostro: quedarÔ sitiada y le apretarÔs el cerco. Es una señal para la casa de Israel. 4 Y acuéstate tú mismo del lado izquierdo, y Yo echaré
encima tuyo la maldad de la casa de Israel, y los dĆas que estĆ©s asĆ acostado cargarĆ”s con su iniquidad. 5 Yo te seƱalo en dĆas los aƱos de su iniquidad: trescientos noventa dĆas, para que cargues con la iniquidad de la casa de Israel. 6 Cumplidos estos, te acostarĆ”s del lado derecho y cargarĆ”s con la iniquidad de la casa de JudĆ” cuarenta dĆas: un dĆa por cada aƱo te seƱalo. 7 Y dirigirĆ”s tu rostro hacia el asedio de JerusalĆ©n, y con tu brazo descubierto profetizarĆ”s contra ella. 8 Mira, te amarro con
sogas para que no te vuelvas de lado, hasta que hayas cumplido los dĆas de tu apretura.
9 Recógete, pues, trigo y cebada, habas y lentejas, maĆz y avena, y Ć©chalo todo en una vasija y con ellos hazte de comer. Eso comerĆ”s trescientos noventa dĆas, todos los dĆas que estĆ©s echado de ese lado. 10 ComerĆ”s tu alimento por peso: una ración diaria de veinte siclos; a una hora fija la comerĆ”s. 11 BeberĆ”s el agua medida: la sexta parte de una cantarilla; a una hora fija la beberĆ”s.
12 ComerÔs también una hogaza de cebada, que cocerÔs delante de ellos sobre excremento humano. 13 Y dijo YHVH: Asà comerÔn los hijos de Israel su pan inmundo entre las naciones. 14 Y dije: ”Ay, Adonai YHVH! he aquà mi alma no ha sido
contaminada; desde mi juventud hasta ahora no he comido cosa mortecina ni despedazada por las fieras, ni ha entrado en mi boca carne de desecho.
15 Me respondió: He aquà te concedo que prepares tu pan, no sobre excremento humano sino sobre boñigas. 16 Y me dijo: Hijo de hombre, he aquà rompo el bÔculo del pan en Jerusalén: comerÔn el pan por peso y con angustia; beberÔn el agua por
medida y con espanto, 17 para que al faltarles el pan y el agua, se miren unos a otros con espanto, y se consuman por su culpa.
āŗ4.13 naciones… TM aƱade adonde Yo los arrojarĆ©. Se sigue LXX ā§194.
5
Los tres tercios
Ā
1 Y tú, oh hijo de hombre, tómate una cuchilla afilada, agarra una navaja barbera y pÔsatela por la cabeza y la barba. Después agarra una balanza y haz porciones. 2 Un tercio lo quemarÔs a fuego en medio de la ciudad cuando termine el asedio, un tercio
lo sacudirÔs con la espada en torno a la ciudad, y un tercio lo esparcirÔs al viento, porque desenvainaré la espada tras ellos. 3 De allà recogerÔs unos cuantos y los atarÔs en el vuelo de tu manto. 4 Y tomarÔs otra vez de ellos, y los echarÔs en medio
del fuego, y en el fuego los quemarÔs. De allà saldrÔ un fuego que envolverÔ toda la casa de Israel.
5 Asà dice Adonai YHVH: ”Esta es Jerusalén! La puse en el centro de los pueblos, rodeada de naciones, 6 pero se rebeló contra mis leyes y mis mandatos pecando mÔs que otros pueblos; contra mis estatutos, mÔs que las naciones vecinas, porque
rechazaron mis mandatos y no siguieron mis leyes.
7 Por eso, asĆ dice Adonai YHVH: Porque fuisteis mĆ”s rebeldes que los pueblos vecinos, y no seguisteis mis leyes ni cumplisteis mis mandatos, ni obrasteis como es costumbre de las naciones vecinas. 8 Por eso dice Adonai YHVH: Ā”Heme aquĆ en contra tuya! Te juzgarĆ© a vista de las naciones, 9 y a causa de todas tus abominaciones, harĆ© contigo lo que nunca hice, ni volverĆ© a hacer cosa semejante. 10 Porque en medio de ti, los padres se comerĆ”n a sus hijos y los hijos se comerĆ”n a sus padres. HarĆ© actos de justicia contra ti, y esparcirĆ© tu remanente a todos los vientos. 11 Por eso, Ā”vivo Yo! dice Adonai YHVH, que por haber profanado mi santuario con tus Ćdolos y tus abominaciones, Yo tambiĆ©n te quebrantarĆ©. Mi ojo no perdonarĆ” ni tendrĆ© de ti misericordia.
12 Un tercio de los tuyos morirƔ de peste, el hambre los consumirƔ dentro de ti; un tercio caerƔ a espada alrededor tuyo, y un tercio esparcirƩ a todos los vientos, y los perseguirƩ con la espada desnuda.
13 Asà se desahogarÔ mi ira sobre ellos y saciaré mi indignación, y quedaré satisfecho. Y cuando haya agotado mi ira sobre ellos, sabrÔn que Yo, YHVH, he hablado en mi celo.
14 Te convertiré en una ruina entre las naciones que te rodean, a vista de todo transeúnte. 15 LlegarÔs a ser escarnio y afrenta, escarmiento y espanto para los pueblos vecinos, cuando Yo ejecute en ti juicios y castigos despiadados, Yo, YHVH, lo
he dicho. 16 Cuando Yo dispare contra ellos las flechas del hambre, y serƔn consumidos y quebrarƩ la fuerza de vuestro pan. 17 EnviarƩ contra vosotros el hambre y las bestias feroces, que te dejarƔn sin hijos. PasarƔn sobre ti la peste y la matanza, y enviarƩ contra ti la espada. Yo, YHVH, he hablado.
āŗ5.8 Heme aquĆ… TM aƱade a mĆ tambiĆ©n. Se sigue LXXā§194.
āŗ5.13 satisfecho… Lit. consolado.
āŗ5.14 en una ruina… TM aƱade y en oprobio.
āŗ5.15 juicios… TM aƱade en ira y furor. Se sigue LXX ā§194.
āŗ5.16 flechas… TM aƱade fatĆdicas. Se sigue LXX ā§194.

