Porción 129

Texto áureo: Deuteronomio 21:1-9
Lecturas para adultos en la semana

Día 1 Deuteronomio 21:1-9

Día 2 Josue 1

Día 3 1ªSamuel 28-31

Día 4 Probervios 17-18

Día 5 Romanos 15:22-33

Día 6 2ªCorintios 11

I- La culpabilidad del liderazgo.

Al final de esta porción hay un mandamiento un poco extraño que consiste en que, al encontrar un cadáver abandonado en el campo los ancianos de la ciudad más cercana debían salir y declarar: «Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto.». En un inicio esto parece absurdo, porque no fueron ellos los que asesinaron a esta persona, ¿por qué deberían declarar lo que es más que evidente? De esto se puede aprender que los líderes de cualquier grupo son responsables de todo lo que ocurre a su alrededor.

Ser un líder espiritual del pueblo de Dios no es asunto de honor o reputación, es una carga impresionante que le convierte en responsable de todo lo que ocurre bajo su servicio. Por ejemplo, los padres son responsables por sus hijos, los maestros por sus alumnos, todos somos responsables los unos por los otros.

Cuando se halla algo mal entre aquellos que se supervisan o guían, lo primero que se debe hacer es pedir perdón a Dios, incluyéndose a sí mismos y luego se actúa en dependencia de la situación.

Analizando la repercusión espiritual de este mandato específico podemos ver una analogía en el mundo contemporáneo. Multitudes de congregaciones están desapareciendo debido a la asimilación postmodernista de hoy. ¿Qué hace al respecto el liderazgo local? ¿Cuántos pueden realmente testimoniar de haber ofrecido toda la nutrición espiritual y el refugio que la iglesia está llamada a dar? Si todos somos guardianes de nuestros hermanos y responsables los unos por los otros, debemos estar dispuestos a pedir perdón en nombre de toda la congregación cuando alguien se descarría de la fe [1]. Esto nos hará más comprometidos y, por lo tanto, más conscientes de la realidad.

De este mandamiento se aprende que muchas veces, aunque no aparezcan culpables visibles de una situación, en vez del liderazgo ponerse a crear una red de espionaje o darle riendas al chisme especulativo, la actitud de los líderes debe ser ir a la oración, pedir perdón en nombre de todos a Dios y esperar en Él. El Señor pudiera tomar venganza contra el culpable, pero también utilizar el testimonio de la iglesia como un impacto de amor y responsabilidad en el culpable para así llevarlo a la reflexión y al cambio.

Preguntas:

1.- Contraste la enseñanza de esta porción con Gn 4:9.

2.- ¿Qué hace su iglesia local para nutrir a sus miembros? (Si no sabe pregunte a otros hermanos y si estos tampoco saben pregunte a los líderes locales de su iglesia).

3.- ¿Cómo contribuye usted con esa obra preciosa de nutrir a otros?

4.- ¿Qué podría recomendar usted a sus líderes locales para que los resultados de su iglesia aumenten? (Evite señalar lo que no se esté haciendo o se haga mal, a menos que sea para pedir perdón a Dios, en su nombre y en el de la iglesia).

 

[1] Dn 9:1-19.

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