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Porción 2

Texto áureoGénesis 1:1-25
Lecturas para adultos en la semana:

Día 1 Génesis 1:1-25

Día 2 Job 38-39

Día 3 Job 40-41

Día 4 Salmo 19

Día 5 Juan 1:1-18

Día 6 Hechos 17

I- Un Creador y una obra perfecta.

Cuando comenzamos la lectura de la Biblia su primer verso enfrenta al lector con una realidad: «De la nada no sale nada», ya que antes de ese principio de todo lo existente Dios estaba y fue en Él mismo y con Él mismo que decidió comenzar todo. Entonces la nada no existe como origen de todo sino Dios.

De esta manera el texto propone a Dios como necesariamente real, preexistente (es antes de todo), autosuficiente (no depende de nada), personal (tener inteligencia, emociones y voluntad), todopoderoso y perfecto [1]. Así que se puede llegar a la conclusión, como la propia Biblia aclara a través de uno de los profetas, que Dios creó los cielos y la tierra en perfecto estado: «Porque así dijo YHVH, que creó los cielos; él es Elohim, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en desorden, para que fuese habitada la creó: Yo soy YHVH, y no hay otro.» (Is 45:18).

II- Cómo empezó el caos.

Sin embargo, en el siguiente verso aparece algo inesperado: la tierra (en hebreo eretz) está en un caos. Y este desorden específico en ella, por la perfección antes mencionada, tuvo que ser producido o generado por algún ser externo que no puede ser Dios. Al indagar en otros libros de la Biblia se puede descubrir que la causa de ese caos fue una rebelión que tuvo su origen en uno de los seres creados en los cielos en quien se halló “pecado”: «¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.» (Is 14:12); «Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.» (Lc 10:18); «Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti.» (Ez 28:17). A pesar de esto, el verso también aclara que ese caos fue controlado por el Espíritu Santo hasta que Dios generó en medio de él a la luz [2].

Si se fija en el punto 1, tuvimos el cuidado de aclarar cómo se llama esa tierra en el hebreo (eretz) y esto lo hacemos porque en español es muy difícil ver una distinción muy importante que existe en cuanto a las palabras que se traducen como tierra: La eretz (אֶרֶץ) y adamah (אֲדָמָה), esta última de donde se formó al hombre que es adam (אָדָם), e inclusive de donde viene la palabra ‘sangre’ dam (דָם֙). Teniendo este juego de palabras en mente se puede ver con más claridad la descripción de la creación y algunos detalles ocultos allí a nuestra versión hispana de la Escritura. Y aunque más adelante se tratarán mejor la diferencia entre ambos términos, ahora nos interesa tener claro que es esta eretz la que se contaminó con el pecado, mientras que la adamah se va a conservar como una tierra no contaminada de donde Dios hará más adelante a algunos animales y al hombre, es decir aquellos que tienen sangre (dam), porque como dijimos de la adamah viene esta palabra.

Dios siempre va a separar lo oscuro de la luz, pues oscuridad es ausencia de luz [3], como un caos espiritual que es consecuencia del pecado: «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.» (Ef 6:12). Por otra parte, se puede ver cómo Dios siempre va a evaluar todo aquello que le represente: «vio Dios que era buena». En este caso la luz estaría en armonía con su plan, para así marcar la diferencia con la oscuridad.

III- Una tierra joven con apariencia de vieja.

Algunos científicos muchas veces se confunden cuando analizan al planeta tierra y el entorno cósmico que conocen, porque al ver un planeta con características que le hacen aparentemente muy antiguo creen que esa apariencia es literal. Claro, esto sucede porque no tienen en cuenta o no le dan crédito a la revelación que hace el propio Dios en su Escritura [4].

Un ejemplo de esto se puede encontrar al mirar las estalagmitas y estalactitas, en donde la lógica indicaría que deben haberse formado en millones de año. Sin embargo, cuando miramos una tubería de agua en una casa que no ha tenido mantenimiento por algunos años o hasta meses, se puede apreciar en su interior que está sellada por los sedimentos que la misma agua trae en su curso. Así que el crecimiento de la sedimentación no va a depender únicamente del tiempo, sino también de las características del agua, su envase y hasta el clima en que se encuentra. Esto demuestra que no necesariamente tienen que haber pasado millones de años para la aparición de la acumulación de sedimentos de agua en un área determinada.

Un evento en la Biblia nos ilustra lo anterior. Cuando Jesús transformó el agua en vino en las bodas de Caná, los catadores creyeron que ese vino tenía mucho tiempo de creado. Si se les hubiera preguntado cuál sería el proceso que se siguió para eso ellos hubieran descrito todo un proceso que implicaba recursos y tiempos.  Lo que menos imaginaban ellos era Jesús lo había hecho unos minutos antes y sin hacer uso de ninguno de los recursos que ellos conocían [5].

De aquí podemos aprender que todo lo que conocemos en esta tierra y el universo, si se hicieran por sí solas tal vez necesitarían de un periodo de tiempo extenso, así como de un proceso natural determinado que algunos llaman Evolución, pero si Dios lo desea puede acelerar todos esos procesos e inclusive crear algunos de la nada en un laxo de tiempo muy breve [6].

IV- La creación según el orden que ofrece el Génesis.

El propio texto nos presenta una serie de subdivisiones que nos permitirán tener una comprensión más exhaustiva del acto creativo divino descrito en esta porción:

  • En los días primero y tercero Dios dijo que «fueran»: la luz, la tierra firme con los mares y las plantas[7].
  • En los días segundo, cuarto y principio del sexto Dios «hizo»: el firmamento, las estrellas, la luna, el sol y los animales terrestres[8].
  • En los días quinto y final del sexto Dios «creó» los animales marinos, las aves y al hombre[9].
  • En el final del sexto día Dios expresó su propósito en que dentro de todo lo creado sólo el hombre alcanzaría Su imagen y semejanza.

Estas subdivisiones están sugeridas a través de tres verbos que se repiten y nos sugieren que Dios en primer lugar «creó» en ese principio los cielos y la tierra. Luego, a partir de estas cosas creadas y organizadas «fueron» e «hizo» otras más complejas y a partir de este resultado que Él se había propuesto con antelación dio la orden para que “llegaran a ser más complejas”, y en esas nuevas complejidades volvió a «crear u organizar» nuevas formas que capaces de producir por ellas mismas la «vida» o volviendo a ser literales “seres que inhalen fuerte”. Por último, y en una selección directa de Él en su plena capacidad divinidad de Señor de todo, declaró: «hagamos al adam» [10], con la expectativa de que éste llegara a ser en un futuro a su imagen y semejanza.

Preguntas:

1.- ¿Qué le responderías a una persona que te pregunte: quién creó a Dios?

2.- ¿Cómo pudiera ilustrar esto a alguien que no cree que Dios creó todas las cosas?

3.- Si Dios creó el tiempo, ¿eso significa que Él no existió antes?

4.- ¿Por qué cree que la Biblia comienza con este versículo?

 

[1] Se recomienda estudiar Discipulado Avanzado Comunitario DAC, libro I (ISBN: 978-1686647161) del propio autor para profundizar en estos temas en la tienda de amazon.com.

[2]Gn 1:2-4.

[3] Gn 1:3.

[4] Gn 1:6-25.

[5] Juan 2:1-11.

[6] El lector debe ser consiente de los múltiples ataques que la comunidad de fe recibe en cuanto al tema de la creación de Dios, por lo que se recomienda indagar y tener a la mano algunas otras evidencias para ayudar a su comprensión.

[7] La palabra yehi (יְהִי) traducida como ‘fue’ o ‘haya’ muestra algo que surge de algo que ya es.

[8] La palabra ya´as (יַּ֣עַשׂ) traducida como ‘hizo’ muestra algo que se hace con una materia prima nueva totalmente, pero a su vez ya tiene una forma específica. Por ejemplo, una casa que se hace con bloques de concreto, ya estos bloques están hechos con una forma específica.

[9] La palabra bará (בָּרָ֣א) traducida como ‘creó’ en el hebreo no es tanto o únicamente que se creó de la nada como muchos comúnmente repiten, sino también que se ‘organizó’ o ‘se le dio forma a aquello que no tenía’.

[10] Se ha preferido usar la forma literal de la palabra adam (אָדָ֗ם) y no el nombre Adán como se usa en el español, para que el lector pueda entender mejor los términos al respecto que parecen en esta porción.

 

 

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