Porción 49

Texto áureo: Éxodo 20:14
Lecturas para adultos en la semana

Día 1: Jeremías 13

Día 2: Oseas 4

Día 3: Mateo 5:21-32

Día 4: 1ªCorintios 6:1-11

Día 5: Efesios 5:21-33

Día 6: Apocalipsis 17

I- El matrimonio.

Este mandamiento trae a colación la intención y deseo de Dios de que los matrimonios sean exitosos. Por eso, una característica distintiva de la enseñanza bíblica es la estabilidad del matrimonio. Quien comete adulterio viola esta perspectiva sagrada.

Una persona desleal en su matrimonio casi de seguro que será desleal a Dios, aparte de que ya lo ha sido con el propio acto. Dios, cuando creó al hombre y a la mujer, quiso que ellos trajeran armonía al mundo, entonces el adulterio atenta directamente contra ese plan divino.

El matrimonio también va más allá de una relación de pareja, conlleva en sí mismo un mensaje eterno. A través del matrimonio se puede entender mejor la relación de Dios con su iglesia[1].

II- La lujuria.

Tristemente, vivimos en una sociedad altamente dominada por la promoción de la lujuria y la sensualidad. La concupiscencia y la búsqueda ilimitada de placer, a pesar del dolor de hogares destruidos, han tomado el control absoluto de nuestra sociedad. No nos dejemos confundir, esto no es progreso ni modernidad, es más bien una imitación de la vida animal[2]. Es un ataque directo al espíritu y a los valores del ser humano.

III- El adulterio.

De forma general, el adulterio es un grave pecado en contra del prójimo, ya que implica tratar a otra persona (el cónyuge) de una forma en que a nadie le gustaría ser tratado.

Jesús enseñó que, si tan solo se consiente con la mente a una sugerencia de adulterio, ya la ha sido, aunque no se llegue a la acción. Eso no quiere decir que con nada más llegar un pensamiento pecaminoso a la mente ya eso es pecado, pues existe una diferencia entre pecado y tentación. Ahora, es necesario que, si algún pensamiento de este tipo llega a la mente, inmediatamente la persona lo combata[3]. Aunque se reciban estas sugerencias, hay que rechazarlas, así como hizo Cristo[4].

Preguntas:

1.- ¿Cuándo cree usted que una persona es culpable de adulterio?

2.- A la luz de Mr 7:20-23, ¿qué debe hacer un cristiano que ha adulterado: arrepentirse de esto solamente o examinar su conversión? ¿Por qué?

3.- ¿Qué cree usted se debe hacer para no permitir que las tentaciones de los pensamientos se conviertan en razonamientos “dulces”?

 

[1] Ef 5:21-33.

[2] Pr 6:32.

[3] 1Co 10:13; Stg 1:12.

[4] Hb 4:15.

MAKE A DIFERENCE TODAY