Porción 67

Texto áureo: Levíticos 1-5
Lecturas para adultos en la semana

Día 1: Levíticos 1-3

Día 2: Levíticos 4-5

Día 3: Proverbios 21

Día 4: Isaías 19

Día 5: Habacuc 1-3

Día 6: Hebreos 9

I- El llamado de Dios.

En esta porción se habla de un llamamiento por amor al amado, ¿y quién es ese amado?, pues todo aquel que su corazón ha sido tocado o estimulado con una chispa de llamamiento para, y por, el amor de Dios.

El llamamiento de Dios comienza con una pequeña chispa en el corazón del hombre, que va produciendo más y más en deseo de recibir de Él. Y lo que se recibe es precisamente un compromiso y una definición creciente de ese llamado. Por eso se puede decir que el llamamiento tiene varios niveles, no al estilo de una mística en donde las personas se elevan “espiritualmente” por grados, sino porque es simplemente un proceso en donde hay niveles diferentes de compromiso, no para ser mejor que los demás, sino para servir más a los demás.

II- Los korbanot.

La palabra hebrea que se usa para ‘ofrenda’, ‘víctima’, ‘presentes’ en relación con los sacrificios es korban, pero esta no es exactamente un sacrificio en la forma en que se entiende en nuestra cultura. Ella viene de karov, que significa ‘acercarse’, o sea acercarse a la presencia divina en este caso. Es así como, korban es una mediación o un puente para acercar al hombre a Dios.

Es bueno entender y tener en cuenta también que todos los sacrificios no tenían que ver exactamente con el pecado, por eso no se puede pensar que cuando se mencionan los sacrificios u holocaustos siempre hacen referencia a esto, hay que ver su contexto para entender a qué se refieren y apuntan como jukim.

Para tener una visión general de este asunto debemos saber que los korbanot (plural de korban) representan casi el 30% de los 613 mandamientos, llevando ellos la mayor carga. Una pregunta interesante aquí sería: ¿Por qué si son la mayoría no son los más importante de la ley? Fíjese que no son muy comunes en el tiempo anterior a la ley mosaica, no aparecen en los Diez debarim y son puestos en un segundo plano siempre por los profetas (Ez 20:28). Son importantes, pero no básicos e indispensables.

Otra pregunta interesante sería: Cuando los profetas decían que es mejor obedecer que ofrecer sacrificio, ¿acaso el sacrificio no era obedecer? El problema con los sacrificios es que Israel llegó a verlos tan importantes que creyó que con hacerlos excelentemente era suficiente. Pero, si el objetivo de los sacrificios es la relación con Dios, no puede ser que sacrificar sea más importante que la relación en sí. Ese era el problema de Israel.

Sin embargo, esto nos lleva a otra pregunta: ¿Cuál fue el problema de los que leyeron a los profetas después del Mesías? que no entendieron que el profeta no estaba diciendo que en aquel tiempo no hacía falta hacer sacrificios, porque ellos mismos lo hacían. Lo que Dios estaba diciendo a través de ellos era lo mismo que luego dijo en persona: «Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello[1].

Esto que mal interpretaron de los profetas es como, por ejemplo, decir: “Si voy a hacer oración, pero no lo siento de corazón entonces no oro”; o: “si es el cumpleaños de mi hijo, pero no lo siento de corazón regalarle entonces no le regalo”.

Los sacrificios en el tiempo de los profetas eran obligatorios, pero el pueblo se había concentrado tanto en ellos que había perdido el centro, la razón por la que Dios los había dado. Entonces, no era que los profetas estaban dando la libertad para no hacerlos, sino que están haciendo reflexionar acerca de la responsabilidad y sinceridad para hacerlos.

III- Dios pide no porque necesite.

Dios da todo al ser humano, pero cuando Él pide algo, como en este caso los animales para el sacrificio, es como un padre que le compra a su hijo un paquete de caramelos y luego de ponérselo en las manos le dice: ¿Me puedes dar un caramelo?

Uno de os objetivos de Dios va a ir más allá de simplemente quitarle un “caramelo” a sus hijos, sino que Él estaba creando una oportunidad práctica para enseñarle a su pueblo que compartiendo eso que Él le ha dado, Con Dios y con otros sus hermanos, lo va a disfrutar.

IV- El pecado y la contaminación, aunque batallen, no dominan al regenerado.

Como se dijo en las primeras porciones, la adamáh se contaminó por el pecado humano[2]. Por eso el korban era un animal, precisamente para simbolizar que en algún momento el postrer Adán (Jesús) transformaría esa condición pecaminosa del hombre. Entonces, el korban no simboliza la eliminación de la carne pecaminosa, sino su inclusión en la relación con Dios. El dominio propio es precisamente la toma de control por parte del espíritu humano sobre esa carne, que no hará más lo que desea, sino que será sometida a las cosas espirituales[3].

El pensamiento griego, que rechazaba todo lo material por concebirlo lleno de corrupción y sin posibilidad de reparación, llegó a la perspectiva cristiana a través del paradigma de la gnosis[4], haciéndole creer al mundo cristiano gentil que sólo era necesario “sentir” cosas espirituales y lo material era más bien carnalidad, innecesario y despreciable. De ahí salieron algunas conclusiones hoy como que solo se necesita fidelidad en el corazón y nada más (esto último se refiere a cosas como pueden ser bautizarse o ir a la iglesia). Sin embargo, el creer (en el espíritu) y el hacer (en lo material) son dos alas de un avión que se llama fe[5].

Preguntas:

1.- ¿Por qué cree usted que hacer es tan importante como creer?

2.- A la luz de Jr. 9.26 y Ez. 44.9 ¿cómo cree usted que un israelita parado frente al templo debía interpretar esto?

3.- Si un joven le dice a usted que está sintiendo un llamado de Dios, pero no puede definir en cuál área específica del servicio cristiano, ¿qué le recomendaría usted?:

_ ir al seminario a prepararse.

_ hacer un ayuno.

_ orar.

_ hablar con el pastor.

_ irse a las misiones.

_ tirar a suerte.

_ si nada de lo anterior, amplíe su respuesta.

 

[1] Mt 23:23.

[2] Gn 3:17.

[3] Ro 6:19.

[4] Sobre este tema ver Libro 5 de DAC: Una mirada a través del desafío de la judaización, KDP (ISBN-13: 978-1687203243).

[5] Ver sobre este tema el libro Vida antes de la muerte, del propio autor, KDP (ISBN-13: 979-8663797498).

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