Texto Ôureo: Números 14
Lecturas para adultos en la semana
DĆa 1:Ā NĆŗmeros 14
DĆa 2: Salmo 49
DĆa 3: Marcos 9:33-50
DĆa 4: Lucas 9:1-27
DĆa 5: Juan 15
DĆa 6: Colosences 2:1-7
I- No hay lĆmites en los planes de Dios.
Para ayudar a entender lo sucedido debemos preguntarnos cuĆ”l de las dos afirmaciones siguientes es mĆ”s acorde a la realidad: āYo sĆ puedo ganarā o āYo no puedo ganarā. A simple vista āno puedoā suena mĆ”s real, pues es verdad que sin Dios nada podemos hacer. Hay un principio para la persona de fe: Ā”Todo lo que hacemos es gracias a Dios! Pero si analizamos mĆ”s profundamente, el āsĆ puedoā es mĆ”s exacto, porque si todo lo que logramos es un regalo de Dios entonces debemos entender que no existe lĆmite alguno para lo que podemos hacer en Ćl. Si somos conscientes de que el SeƱor estĆ” delante de nosotros llevĆ”ndonos a donde Ćl desea, entonces no existe motivo real en Su voluntad para el āno puedoā.
Alguien decĆa en una ocasión: Ā«No se te pide que termines el trabajo, pero sĆ que hagas tu mejor esfuerzoĀ». Ese era el tipo de esfuerzo que Dios esperaba de los espĆas. ĀæEl trabajo parece imposible? ĀæPiensas que no puedes hacerlo? Ā”Eso es porque estĆ”s pensando en chico, en finito, en base a tu propio poder independiente al de Dios!
II- No cedas ante el chantaje.
Desde el mismo comienzo la presión de traer un informe negativo afectó sutilmente la objetividad de diez de los doce espĆas (recuerde que eran lĆderes). Les hizo decidir no arriesgar su popularidad al intentar forzar una agenda contraria a lo que el pueblo deseaba. Hay una realidad social: Todos somos criaturas sociales que anhelamos aprobación y validación. Esto es algo que el mundo aprovecha muy bien para, a travĆ©s de una relación de tensión por chantaje, ejercer presión sobre los hijos de Dios. Como consecuencia muchos prefieren no ponerse en una posición de crĆtica o frontal al resto en donde puedan ser atacados en su āstatus quoā.
Cuando JosuĆ© y Caleb se levantaron frente al pĆ”nico de la nación y les dijeron: Ā«No hay nada que temer, Ā”vayamos!Ā», el pueblo los llamó asesinos y hasta quisieron apedrearlos. ĀæQuiĆ©n desea ser llamado asesino en pĆŗblico y estar en ese peligro? HabrĆa sido mĆ”s fĆ”cil para ellos ponerse orejeras y despreocuparse de la situación, que enfrentarlos y tranquilizar al pueblo. Lo mismo sucede cuando las congregaciones, esperan que el mensajero llegue con un sermón que diga que no tienen que enfrentar sus realidades adversas, comenzando a ejercer presión para tratar de influir en sus atalayas para que el mensaje sea de mĆ”s comodidad para ellos. La presión social crea una corriente subterrĆ”nea que estarĆ” erosionando constantemente el entendimiento y el compromiso del mensajero acerca de lo que realmente es cierto y bueno para los oyentes.
Aunque usted se crea invulnerable a esta realidad debe entender que es muy fĆ”cil verse atrapado en esa corriente, pero esa seguridad puede convertirse ya en su primer estorbo[1]. Por ejemplo, sabemos que aprendiendo y conociendo de la Escritura, Dios harĆ” prosperar nuestro camino. Es una promesa, pero en el fondo, Āæcreemos que realmente serĆ” asĆ? La sociedad constantemente nos estarĆ” diciendo que sólo los talentosos y los acreditados legalmente pueden convertirse en grandes hombres sociales, inclusive dentro del ministerio cristiano. Es asĆ como lo primero deja de ser algo real para la mayorĆa de los creyentes acomodĆ”ndose en seudo ministerios, que se relacionan mĆ”s con la inversión mĆnima o el menor riesgo que otra cosa. Esto sucede porque la sociedad es la encargada de transmitir ese mensaje que silencia la promesa para algunos, convirtiĆ©ndolos en vĆctimas de esas corrientes subterrĆ”neas y perdiendo aquel deseo de fidelidad en la promesa que alguna vez sintieron. El primer paso para ganar la batalla contra la presión social es reconocer lo poderosa que es, pues si no es valorada la necesidad de luchar menos la habrĆ” de resistir sus corrientes. Luego, hay que esforzarse por lograr claridad para saber lo que es verdadero y lo que es falso, con la misma claridad con que sabemos cuĆ”ntos pies tenemos.
Paralelo a esto se debe tener claridad tambiĆ©n con respecto a nuestras convicciones fundamentales, y la Ćŗnica forma de que estas sean confiables es que estĆ©n ancladas en la Escritura. Por Ćŗltimo, se ha de aprovechar el poder de la misma presión social para enfocarla hacĆa el bien. Alguien dijo en una ocasión: Ā«Uno deberĆa asociarse con los rectos y estar constantemente en compaƱĆa de los sabios para aprender de sus acciones; uno deberĆa mantenerse alejado de los malvados que caminan por la oscuridad para no aprender de sus accionesĀ». La mejor compaƱĆa que se puede tener comienza en Dios a travĆ©s de su EspĆritu Santo y continĆŗa creando alianzas con compaƱeros de fe ungidos por Ćl.
III- El desƔnimo contagia.
Diez de los espĆas no solo cometieron el error de opinar segĆŗn sus razonamientos acerca de lo que vieron, sino que llenaron al pueblo de la duda y por eso Dios los sentencia al instante. Para el SeƱor no solo es importante el respeto que se le tiene a Ćl, sino tambiĆ©n a su pueblo. Cualquiera que trae división o es piedra de tropiezo para un hijo de Dios debe saber que su sentencia serĆ” devastadora. Con sus actitudes desmoralizaron al pueblo y pusieron a Dios como mentiroso.
IV- La testarudez.
Un mal muy grande es la testarudez. Hay personas que no aceptan un regaƱo porque ven a la otra parte como un enemigo, sin entender que el regaƱo viene la mayorĆa de las veces de alguien que le ama, alguien que estĆ” dispuesto a asumir el riesgo de ser maltratado por ayudarle. El pensamiento moderno ha creado un rechazo al regaƱo que ha llegado a justificar aquella tendencia anti-regaƱo ya propia del ser humano. La verdadera razón del rechazo al regaƱo estĆ” en la sobrevaloración del ego, en el temor a la crĆtica, en la falta de humildad, la testarudez, la necedad, etc. Como aquel apóstol, esta actitud es solo ir en contra de un aguijón.Ā
Preguntas:
1.- ¿Por qué cree usted que es tan importante conocer la Escritura para resistir a las corrientes de este mundo?
2.- ĀæPor quĆ© cree usted que es tan importante el consuelo del EspĆritu Santo para resistir a las corrientes de este mundo?
3.- ¿Por qué cree usted que es tan importante el compañerismo con hermanos que viven en santidad para resistir a las corrientes de este mundo?
[1] 1 Co 10:12.
NĆŗmerosĀ 14
Rebelión del pueblo
1 Entonces toda la asamblea levantó la voz y clamó, y el pueblo estuvo llorando aquella noche. 2 Y todos los hijos de Israel murmuraron contra MoisĆ©s y Aarón, y toda la asamblea les dijo: Ā”OjalĆ” hubiĆ©ramos muerto en la tierra de Egipto! Ā”OjalĆ” muriĆ©ramos en este desierto! 3 ĀæPara quĆ© nos trae YHVH a esta tierra, para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros pequeƱos sirvan de presa? ĀæNo nos serĆa mejor ser devueltos a Egipto? 4 Y cada cual decĆa a su hermano: Ā”Pongamos un caudillo y regresemos a Egipto!
5 Y en presencia de toda la congregación de los hijos de Israel, MoisĆ©s y Aarón cayeron sobre sus rostros. 6 Y JosuĆ© ben Nun y Caleb ben Jefone, que eran de los que habĆan explorado la tierra, rasgaron sus vestidos, 7 y hablaron a toda la asamblea de los hijos de Israel, diciendo: La tierra que exploramos es una tierra buena en gran manera. 8 Si YHVH se agrada de nosotros, Ćl nos introducirĆ” en esa tierra y nos la entregarĆ”. Es una tierra que fluye leche y miel. 9 Pero no os rebelĆ©is contra YHVH ni temĆ”is a la gente del paĆs, pues serĆ”n como nuestro pan. Su defensa se ha apartado de ellos y YHVH estĆ” con nosotros. Ā”No estĆ©is atemorizados por ellos! 10 Pero la asamblea entera hablaba de lapidarlos. Entonces la gloria de YHVH fue vista en la tienda de reunión ante todos los hijos de Israel, 11 y dijo YHVH a MoisĆ©s: ĀæHasta cuĆ”ndo me despreciarĆ” este pueblo? ĀæHasta cuĆ”ndo se negarĆ” a creer en MĆ, con todos los prodigios que he obrado en su seno? 12 Lo herirĆ© con pestilencia y lo desheredarĆ©, y harĆ© de ti y de la casa de tu padre un pueblo mĆ”s grande y mĆ”s fuerte que Ć©l.
13 Pero MoisĆ©s dijo a YHVH: Se enterarĆ”n los egipcios, pues de en medio de ellos TĆŗ sacaste a este pueblo con tu fuerza, 14 y se lo dirĆ”n a los habitantes de esta tierra, pues ellos han oĆdo que TĆŗ, oh YHVH, estĆ”s en medio de este pueblo; que TĆŗ, oh YHVH, eres visto cara a cara; que tu nube estĆ” sobre ellos, y que TĆŗ marchas delante en columna de nube de dĆa y en columna de fuego de noche. 15 Si, pues, haces morir a este pueblo como un solo hombre, las gentes que han oĆdo tu fama hablarĆ”n diciendo: 16 Porque no pudo YHVH introducir a este pueblo en la tierra que les habĆa prometido con juramento, los ha matado en el desierto.
17 Ahora, oh YHVH, engrandĆ©zcase tu poder, tal como hablaste, diciendo: 18 YHVH, lento para la ira y grande en misericordia, que carga con la iniquidad y la transgresión, pero de ningĆŗn modo tiene por inocente al culpable y visita la iniquidad de los padres sobre los hijos, sobre terceros y cuartos. 19 Ā”Perdona la iniquidad de este pueblo segĆŗn la grandeza de tu misericordia, conforme has cargado con este pueblo desde Egipto hasta aquĆ!
20 Y YHVH dijo: Lo perdono conforme a tu palabra. 21 No obstante, tan cierto como Yo vivo, y la gloria de YHVH llena toda la tierra, 22 todos los hombres que vieron mi gloria y mis seƱales que hice en Egipto y en el desierto, y aun asĆ me provocaron ya diez veces y no oyen mi voz, 23 no verĆ”n la tierra sobre la cual jurĆ© a sus padres. Todos los que me despreciaron, no la verĆ”n. 24 Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo otro espĆritu en Ć©l y fue Ćntegro conmigo, lo introducirĆ© en la tierra donde entró, y su descendencia tomarĆ” posesión de ella, 25 aunque el amalecita y el cananeo habiten en el valle. Regresad maƱana y marchad al desierto por el camino del mar Rojo.
26 Y habló YHVH a MoisĆ©s y a Aarón, diciendo: 27 ĀæHasta cuĆ”ndo esta congregación perversa murmurarĆ” contra MĆ? He oĆdo las murmuraciones de los hijos de Israel con que murmuran contra MĆ.
28 Diles: Vivo Yo, dice YHVH, que tal como habĆ©is hablado a mis oĆdos, asĆ harĆ© Yo con vosotros. 29 Vuestros cuerpos caerĆ”n en este desierto, y todos vuestros censados, todos los que habĆ©is sido contados de veinte aƱos arriba, que habĆ©is murmurado contra MĆ, 30 no entrarĆ©is en la tierra por la cual alcĆ© mi mano para jurar que os harĆa morar en ella, excepto Caleb ben Jefone y JosuĆ© ben Nun. 31 Pero a vuestros pequeƱos, de los cuales dijisteis: Ā”LlegarĆ”n a ser presa! Yo los introducirĆ©, y conocerĆ”n la tierra que vosotros habĆ©is despreciado. 32 En cuanto a vosotros, vuestros cadĆ”veres yacerĆ”n en este desierto, 33 y vuestros hijos deambularĆ”n en el desierto cuarenta aƱos, y ellos cargarĆ”n con vuestras fornicaciones, hasta que vuestros cadĆ”veres sean deshechos en el desierto. 34 Por el nĆŗmero de los dĆas, de los cuarenta dĆas en que explorasteis la tierra, cargarĆ©is con vuestras iniquidades cuarenta aƱos, un aƱo por dĆa, y conocerĆ©is mi disgusto. 35 Yo, YHVH, he hablado. ĀæNo harĆ© esto a esta congregación perversa que ha conspirado contra MĆ? En este desierto serĆ”n consumidos; allĆ morirĆ”n. 36 Y los hombres que MoisĆ©s envió a espiar la tierra y fueron traĆdos (pero murmuraron contra ella a la congregación para que se profirieran palabras malas respecto a aquella tierra), 37 esos hombres que difamaron la tierra perversamente, murieron a causa de una plaga en presencia de YHVH. 38 Solo JosuĆ© ben Nun y Caleb ben Jefone quedaron con vida de entre aquellos hombres que fueron a espiar la tierra.
39 Cuando Moisés refirió esas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo se afligió en gran manera. 40 Y levantÔndose temprano por la mañana, subieron a la cumbre del monte, diciendo: Aquà estamos, subiremos al lugar que ha dicho YHVH, pues hemos pecado.
41 Pero Moisés dijo: ¿Por qué pretendéis traspasar el dicho de YHVH? No prosperarÔ, 42 no subÔis, porque YHVH no estÔ en medio de vosotros, asà no seréis derrotados ante vuestros enemigos, 43 porque el amalecita y el cananeo estÔn esperando allà contra vosotros y caeréis a espada. Por cuanto fuisteis desviados de seguir a YHVH, YHVH no estarÔ con vosotros. 44 Sin embargo, se empecinaron en subir a la cumbre del monte, pero ni el arca del pacto de YHVH ni Moisés fueron movidos de en medio del campamento. 45 Y los amalecitas y los cananeos que habitaban en aquel monte descendieron y los derrotaron hasta Horma, y fueron devueltos al campamento.
āŗ14.5 toda… TM aƱade la asamblea. Se sigue LXX ā§194.
āŗ14.7 la tierra… TM aƱade donde pasamos. Se sigue LXX ā§194.
āŗ14.9 no os rebelĆ©is… āHe 3.16; serĆ”n como nuestro pan… MetĆ”fora referente al manĆ”. Siendo tan duro habĆa que molerlo o machacarlo (11.8), era tan peculiar que se derretĆa con el sol (Ex 16.21). AsĆ se derretirĆan los enemigos de Israel āJos 2.11.
āŗ14.12 de ti… TM omite: y de la casa de tu padre. Se sigue PS, LXX.
āŗ14.13-19 sacaste… āEx 32.11-14.
āŗ14.17 YHVH… ā§302; TM aƱade te ruego. Se sigue LXX ā§194.
āŗ14.18 Se inserta al culpable; terceros y cuartos… para suplir elipsis del original. Es decir, tercera y cuarta generación āEx 20.5-6; 34.6-7; Dt 5.9-10; 7.9-10.
āŗ14.19 Perdona… TM aƱade te ruego. Se sigue LXX ā§194.
āŗ14.21-23 āHe 3.18.
āŗ14.24 posesión de ella… āJos. 14.9-12.
āŗ14.25 habiten… Otra traducción posible: habitaban.
āŗ14.27 con que… TM aƱade ellos. Se sigue LXX ā§194.
āŗ14.29 vuestros cuerpos caerĆ”n… āHe 3.17.
āŗ14.33 cuarenta aƱos… āHch 7.36; fornicaciones… Esto es, en sentido espiritual, invalidando el pacto y sirviendo a dioses ajenos.
āŗ14.34 aƱo… TM repite aƱo por cada dĆa. Se sigue LXX ā§194.
āŗ14.35 a esta… TM aƱade toda.Se sigue LXX ā§194.
āŗ14.36 contra ella… TM: contra Ć©l. Se sigue LXX.
āŗ14.41 No prosperarĆ”… TM aƱade y esto. Se sigue LXX ā§194.
āŗ14.43 Se inserta esperando para suplir elipsis del original.
āŗ14.45 al campamento… TM omite. Se sigue LXX.
SalmoĀ 49
1 Al director del coro. Salmo de los hijos de CorƩ.
OĆd esto, pueblos todos;
Escuchad, habitantes del mundo,
2 Los de humilde condición, y los encumbrados,
Ricos y pobres juntamente:
3 Mi boca hablarĆ” sabidurĆa,
Y la meditación de mi corazón, inteligencia.
4 InclinarĆ© al proverbio mi oĆdo,
Y con el arpa propondrƩ mi enigma:
5 ĀæPor quĆ© he de temer los dĆas aciagos,
Cuando me rodee la perversidad de mis opresores,
6 Que confĆan en las riquezas, y se glorĆan en sus fortunas inmensas?
7 Ninguno de ellos podrĆ” en modo alguno redimir al hermano,
Ni pagar a Elohim su rescate 8 (porque la redención de su alma es de tan alto
precio, que no se lograrƔ jamƔs),
9 Para que viva eternamente,
Y jamÔs vea corrupción.
10 Porque verĆ” que hasta los sabios mueren,
Lo mismo que perecen el ignorante y el necio,
Y dejan a otros sus riquezas.
11 Su Ćntima aspiración es que sus casas serĆ”n eternas;
Sus moradas, de generación en generación,
Y a sus tierras han puesto sus nombres.
12 Pero el hombre no permanecerĆ” en honra;
Es semejante a las bestias que perecen.
13 Este camino suyo es necedad,
Con todo, sus seguidores se complacen en sus dichos.
Selah
14 Destinados cual rebaƱo al Seol,
La Muerte serĆ” su pastor.
Descienden al sepulcro,
Su figura se desvanece,
Y el Seol es su morada.
15 Pero Elohim redimirĆ” mi alma de la mano del Seol,
Porque me llevarĆ” consigo.
Selah
16 No te perturbes cuando alguno se enriquece,
Cuando aumenta la gloria de su casa,
17 Porque nada llevarƔ en su muerte, ni descenderƔ tras Ʃl su gloria.
18 Aunque su propia alma lo bendiga mientras vive,
Y sea alabado porque prospera,
19 Se irÔ a la generación de sus mayores,
Y no verƔ mƔs la luz.
20 El hombre que vive con honores, y no entiende esto,
Es semejante a las bestias que perecen.
āŗ49.2 encumbrados… Lit. los hijos de Adam como los hijos del hombre.
āŗ49.3 sabidurĆa… Es de notar que tanto sabidurĆa como inteligencia estĆ”n en lo que, en hebreo, se denomina plural de intensidad, denotando asĆ sabidurĆa profunda e inteligencia aguda.
āŗ49.8 no se lograrĆ”… En hebreo, esta negación es muy enfĆ”tica. Ocho mss. hebreos registran ciertamente nadie puede redimirse a sĆ mismo āNm 18.15.
āŗ49.14 se desvanece… Es decir, su cuerpo, ya a punto de convertirse en polvo.
MarcosĀ 9.33-50
¿Quién es el mayor?
Mt 18.1-5; Lc 9.46-48
33 Llegaron a CafarnaĆŗm, y estando en la casa, les preguntaba: ĀæQuĆ© discutĆais en el camino? 34 Pero ellos callaban, porque en el camino discutieron entre sĆ acerca de quiĆ©n era mayor. 35 Y despuĆ©s de sentarse, llamó a los doce, y les dice: Si alguno quiere ser el primero, serĆ” el postrero de todos, y el servidor de todos.
36 Y tomando a un niƱo, lo puso en pie en medio de ellos, y tomĆ”ndolo en brazos, esĀ dijo: 37 Cualquiera que en mi Nombre reciba a uno de estos niƱos, a MĆ me recibe, y cualquiera que me recibe, no me recibe a mĆ, sino al que me envió.
Con Ćl o contra Ćl
Lc 9.49-50
38 Juan le dijo: Maestro, hemos visto a uno echando demonios en tu Nombre y se lo hemos prohibido, pues no andaba con nosotros. 39 Pero JESĆS dijo: No se lo prohibĆ”is, porque no hay nadie que haga un milagro en mi Nombre y a la vez hablar mal de mĆ, 40 porque el que no estĆ” contra nosotros, estĆ” a favor de nosotros. 41 Cualquiera pues, que os dĆ© a beber un vaso de agua, porque sois de CRISTO, de cierto os digo que de ningĆŗn modo perderĆ” su recompensa.
Ocasiones de tropezar
Mt 18.6-9; Lc 17.1-2
42 Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeƱos que creen, mejor serĆa que le colgaran al cuello una piedra de molino de asno y lo echaran al mar. 43 Si tu mano te causa tropiezo, córtala, mĆ”s te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos a la gehena, al fuego inextinguible. [[44]] 45 Y si tu pie te causa tropiezo, córtalo, mĆ”s te vale entrar cojo en la vida, que con los dos pies ser echado a la gehena. [[46]] 47 Y si tu ojo te causa tropiezo, sĆ”calo, mĆ”s te vale entrar tuerto en el reino de DIOS, que con los dos ojos ser echado a la gehena, 48 donde su gusano no muere y el fuego no se extingue. 49 Porque todos serĆ”n salados con fuego. 50 Buena es la sal, pero si la sal se vuelve insĆpida, Āæcon quĆ© la sazonarĆ©is? Tened sal en vosotros mismos, y estad en paz unos con otros.
āŗ9.34 āLc 22.24.
āŗ9.35 ā10.43-44; Mt 20.26-27; 23.11; Lc 22.26.
āŗ9.35 ervidor… Gr. diĆ”konos ā§314.
āŗ9.37 recibe… āMt 10.40; Lc 10.16; Jn 13.20.
āŗ9.39 haga… it. harĆ”; un milagro… Lit. un poder.
āŗ9.40 contra… favor… āMt 12.30; Lc 11.23. 9.41 un vaso de agua… TR aƱade en mi nombre āMt 10.42.
āŗ9.42 que creen… āaƱaden en MĆ.
āŗ9.42 de asno… Es decir, de las grandes que mueve un asno.
āŗ9.43 gehena… Mt 5.30; §240.
āŗ9.44 Mā aƱaden v. 44 (del v. 48).
āŗ9.45 gehena… ā§240.
āŗ9.46 Mā aƱaden versĆculo āv. 44.
āŗ9.47 gehena… āMt 5.29; §240.
āŗ9.48 gusano… fuego… āIs 66.24.
āŗ9.49 fuego… Mā aƱaden y todo sacrificio serĆ” salado con sal.
āŗ9.50 sazonarĆ©is… āMt 5.13; Lc 14.34-35.
Lucas 9:1-27
Proclamación del reino por los doce
Mt 10.5-15; Mr 6.7-13
1 DespuĆ©s de convocar a los doce, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. 2 Y los envió a proclamar el reino de DIOS y a sanar. 3 Y les dijo: No tomĆ©is nada para el camino: ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni usĆ©is dos tĆŗnicas. 4 En cualquier casa en que entrĆ©is, posad allĆ y salid de allĆ. 5 Y dondequiera que no os reciban, saliendo de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies, como testimonio contra ellos.
6 Ellos, pues, recorrieron una por una las aldeas, anunciando la buena noticia y sanando por todas partes.
Perplejidad de Herodes
Mt 14.1-12; Mr 6.14-29Ā
7 TambiĆ©n el tetrarca Herodes oyó todo lo que hacĆa; y estaba perplejo, porque algunos decĆan: Juan fue resucitado de los muertos; 8 y otros: Ā”Ha aparecido ElĆas! Y otros: Ā”Se levantó un profeta de los antiguos! 9 Pero Herodes dijo: Yo decapitĆ© a Juan. ĀæQuiĆ©n es este de quien oigo tales cosas? Y procuraba verlo.
La primera multiplicación
Jn 6.1-14; Mt 14.13-21; Mr 6.30-44
10 Cuando los apóstoles regresaron, le refirieron cuanto hicieron. Y tomĆ”ndolos consigo, se retiró aparte a una ciudad llamada Betsaida. 11 Pero sabiĆ©ndolo las multitudes, lo siguieron, y despuĆ©s de recibirlos, les hablaba acerca del reino de DIOS, y sanaba a los que tenĆan necesidad de sanidad.
12 Al comenzar a declinar el dĆa, se acercaron los doce y le dijeron: Despide a la multitud, para que vayan a las aldeas y alquerĆas en derredor y hallen alojamiento y consigan comida, porque aquĆ estamos en un lugar solitario. 13 Pero Ćl les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos dijeron: No tenemos mĆ”s que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros y compremos comida para todo este pueblo. 14 Porque eran como cinco mil hombres.
Entonces dijo a sus discĆpulos: Haced que se recuesten en grupos de cincuenta. 15 Y lo hicieron asĆ, e hicieron recostar a todos.
16 Tomando entonces los cinco panes y los dos peces, alzó los ojos al cielo, los bendijo y los partió, y los iba dando a los discĆpulos para que lo distribuyeran a la multitud.
17 Y todos comieron y se saciaron, y de lo que habĆa sobrado se recogieron doce cestos de pedazos.
Confesión de Pedro
Mt 16.13-20; Mr 8.27-30
18 Y sucedió que al estar Ćl orando a solas, los discĆpulos estaban con Ćl, y les preguntó, diciendo: ĀæQuiĆ©n dicen las gentes que soy Yo? 19 Y ellos respondiendo, dijeron: Unos, Juan el Bautista, y otros, ElĆas; y otros, que se ha levantado algĆŗn antiguo profeta. 20 Y les dijo: ĀæY vosotros, quiĆ©n decĆs que soy Yo? Respondiendo Pedro, dijo: El CRISTO de DIOS.
Su muerte y resurrección (primer anuncio)
Mt 16.21-28; Mr 8.31-9.1
21 Pero Ćl, encargĆ”ndoles rigurosamente, les ordenó no hablar de esto a nadie, 22 y dijo: El Hijo del Hombre tiene que padecer muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto y ser resucitado al tercer dĆa.
23 Y a todos decĆa: Si alguno quiere venir en pos de MĆ, niĆ©guese a sĆ mismo, y levante su cruz cada dĆa y sĆgame. 24 Porque cualquiera que quiera salvar su vida, la perderĆ”, y cualquiera que pierda su vida por causa de MĆ, este la salvarĆ”. 25 Porque, ĀæquĆ© aprovecha al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se destruye a sĆ mismo? 26 Porque el que se avergüence de MĆ y de mis palabras, de este se avergonzarĆ” el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y la del Padre y de los santos Ć”ngeles. 27 Pero en verdad os digo: Hay algunos de los que estĆ”n aquĆ, que de ningĆŗn modo gustarĆ”n muerte hasta que vean el reino de DIOS.
āŗ9.1 doce… Mā aƱaden discĆpulos.
āŗ9.3-5 ā10.4-11.
āŗ9.3 tĆŗnicas… Mā aƱaden cada uno.
āŗ9.4 En cualquier casa… Es decir, quedaos en la misma casa hasta que salgĆ”is de la localidad.
āŗ9.5 polvo… āHch 13.51.
āŗ9.7 hacĆa… Mā aƱaden JesĆŗs; decĆan… Lit. ser dicho.
āŗ9.9 ĀæQuiĆ©n es este… āMt 16.14; Mr 8.28.
āŗ9.12 alquerĆas… Es decir, fincas agrĆcolas, tierras de cultivo.
āŗ9.14 cincuenta… Mā aƱaden en cincuenta.
āŗ9.19 āMt 14.1-2; Mr 6.14-15.
āŗ9.20 āJn 6.68-69.
āŗ9.23 cruz…āMt 10.38.
āŗ9.24 ā17.33; Jn 12.25; Mt 10.39.
āŗ9.27 algunos… ā2P 1.16-18.
Juan 15
La vid y los pƔmpanos
1 Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. 2 Todo pÔmpano que en Mà no produce fruto, lo levanta; y todo el que produce fruto, lo limpia para que produzca mÔs fruto. 3 Ya vosotros estÔis limpios por la Palabra que os he hablado.
4 Permaneced en MĆ, y Yo en vosotros. Como el pĆ”mpano no puede producir fruto por sĆ mismo si no permanece en la vid, asĆ tampoco vosotros, si no permanecĆ©is en MĆ. 5 Yo soy la vid, vosotros los pĆ”mpanos. El que permanece en MĆ y Yo en Ć©l, este produce mucho fruto, porque separados de MĆ nada podĆ©is hacer. 6 A menos que alguno permanezca en MĆ, es echado fuera como el pĆ”mpano sin fruto que se seca. Y los recogen y echan al fuego, y arden.
7 Si permanecĆ©is en MĆ y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que querĆ”is y se os harĆ”. 8 En esto es glorificado mi Padre: en que llevĆ©is mucho fruto y seĆ”is asĆ mis discĆpulos. 9 Como el Padre me amó, tambiĆ©n Yo os amĆ©; permaneced en mi amor. 10 Si guardarais mis mandamientos permanecerĆ©is en mi amor, como Yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Estas cosas os he hablado para que mi gozo estĆ© en vosotros, y vuestro gozo sea completo.
12 Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros, asà como os amé. 13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que Yo os mando. 15 Ya no os llamo esclavos, porque el esclavo no sabe qué hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oà de mi Padre os las di a conocer.
16 No me elegisteis vosotros a MĆ, sino que Yo os elegĆ y os puse para que vayĆ”is y produzcĆ”is fruto, y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que pidĆ”is al Padre en mi Nombre, os lo dĆ©. 17 Esto os mando: que os amĆ©is unos a otros.
El mundo
18 Si el mundo os aborrece, sabed que a MĆ me ha aborrecido antes que a vosotros.
19 Si fuerais del mundo, el mundo amarĆa lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que Yo os elegĆ del mundo, por eso os aborrece el mundo.
20 Acordaos de la Palabra que Yo os dije: Un esclavo no es mayor que su señor. Si a Mà me persiguieron, también a vosotros os perseguirÔn; si guardaron mi Palabra, también guardarÔn la vuestra.
21 Pero todas estas cosas os harĆ”n por causa de mi Nombre, porque no han conocido al que me envió. 22 Si no hubiera venido ni les hubiera hablado, no tendrĆan pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. 23 El que me aborrece, tambiĆ©n aborrece a mi Padre. 24 Si no hubiera hecho entre ellos las obras que ningĆŗn otro hizo, no tendrĆan pecado; pero ahora han visto, y aun asĆ, nos han aborrecido tanto a MĆ como a mi Padre, 25 para que asĆ se cumpla la Palabra escrita en la ley de ellos: Sin causa me aborrecieron.
La obra del EspĆritu Santo
26 Cuando venga el ParĆ”cletos, a quien Yo os enviarĆ© del Padre, el EspĆritu de la Verdad, el cual procede del Padre, Ćl darĆ” testimonio acerca de MĆ; 27 y vosotros tambiĆ©n sois testigos, porque estĆ”is conmigo desde un principio.
āŗ15.2 lo levanta… ā§88.
āŗ15.6 Se inserta sin fruto para suplir elipsis del original.
āŗ15.12 mandamiento… ā13.34; 15.17; 1Jn 3.23; 2Jn 5.
āŗ15.15 no os llamo esclavos… ā1Co 2.12; 3.16; 1Jn 2.20; §273.
āŗ15.20 Un esclavo no es mayor… āMt 10.24; Lc 6.40; Jn 13.16.
āŗ15.22 tendrĆan… Lit. tenĆan.
āŗ15.24 hubiera hecho… Lit. hice; tendrĆan… Lit. tenĆan.
āŗ15.25 Sin causa… āSal 35.19; 69.4.
āŗ15.26 ParĆ”cletos… ā14.26; §170 (n.° 5).
Colosences 2:1-7
El misterio de Dios
1 Porque quiero que sepĆ”is cuĆ”n grande lucha tengo por vosotros, y por los que estĆ”n en Laodicea, y por todos los que no han visto mi rostro en persona, 2 para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar toda riqueza de plena certidumbre del entendimiento, a fin de conocer completamente el misterio de DIOS: CRISTO, 3 en quien estĆ”n escondidos todos los tesoros de la sabidurĆa y del
conocimiento. 4 Digo esto para que nadie os engaƱe con sofismas, 5 pues aunque estoy ausente en el cuerpo, no obstante en el espĆritu estoy con vosotros, regocijĆ”ndome y viendo vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en CRISTO. 6 Por tanto, de la manera que recibisteis a CRISTO JESĆS el SeƱor, vivid en Ćl, 7 arraigados y sobreedificados en Ćl, y afianzados en la fe, como fuisteis enseƱados, rebosando en acción de gracias.
āŗ2.1 en persona… Lit. en carne.
āŗ2.2 plena… completamente… Recurso pleonĆ”stico; misterio… ā§120.
āŗ2.4 sofismas… Argumento con que se quiere persuadir lo que es falso. Sofistas ā§241.

