Seudá Rishoná

(סְעוּדָּה רִאשׁוֹנָה)

La mesa debe ser adornada como símbolo de este Moed en que se encuentran. Los elementos principales que debe haber son: Dos velas, vino y/o jugo, dos panes o uno partido en dos y una Tzedacá (alcancía). La comida puede variar, así como los adornos y la vajilla. Después de preparar la mesa:

Netilat Yadayim (lavado de manos):

בָּרוּךְ אַתָּה יְהוָה אֱלֹהֵֽינוּ מֶֽלֶךְ הָעוֹלָם, אֲשֶׁר קִדְּשָֽׁנוּ בְּמִצְוֹתָיו וְצִוָּֽנוּ עַל נְטִילַת יָדָֽיִם

Baruj Atá Adonai, Eloheinu Melej ha’olam, asher kid’shanu b’mitzvotav v’tzivanu al netilat yadayim.

Bendito eres tú, Señor, nuestro Dios, Rey del universo, que nos has santificado con tus mandamientos y nos has ordenado acerca del lavado de manos.

Shalom Aleijem:

שָׁלוֹם עֲלֵיכֶם מַלְאֲכֵי הַשָּׁרֵת, מַלְאֲכֵי עֶלְיוֹן מִמֶּלֶךְ מַלְכֵי הַמְּלָכִים הַקָּדוֹשׁ בָּרוּךְ הוּא

בּוֹאֲכֶם לְשָׁלוֹם, מַלְאֲכֵי הַשָּׁלוֹם, מַלְאֲכֵי עֶלְיוֹן מִמֶּלֶךְ מַלְכֵי הַמְּלָכִים הַקָּדוֹשׁ בָּרוּךְ הוּא

בְּרֵכֵנוּ לְשָׁלוֹם, מַלְאֲכֵי הַשָּׁלוֹם, מַלְאֲכֵי עֶלְיוֹן מִמֶּלֶךְ מַלְכֵי הַמְּלָכִים הַקָּדוֹשׁ בָּרוּךְ הוּא

בּוֹאֲכֶם לְשָׁלוֹם, מַלְאֲכֵי הַשָּׁלוֹם, מַלְאֲכֵי עֶלְיוֹן מִמֶּלֶךְ מַלְכֵי הַמְּלָכִים הַקָּדוֹשׁ בָּרוּךְ הוּא

בְּצֵאתְכֶם לְשָׁלוֹם, מַלְאֲכֵי הַשָּׁלוֹם, מַלְאֲכֵי עֶלְיוֹן מִמֶּלֶךְ מַלְכֵי הַמְּלָכִים הַקָּדוֹשׁ בָּרוּךְ הוּא

Shalom aleijem malajei hashareit, Malajei elyon, mi’Melej maljei hamelajim hakadosh baruj Hu.

Bo’ajem le’shalom, malajei hashalom, Malajei elyon, mi’melej maljei hamelajim hakadosh baruj hu.

Berejemenu le’shalom, malajei hashalom, Malajei elyon, mi’melej maljei hamelajim hakadosh baruj hu.

Bo’ajem le’shalom, malajei hashalom, Malajei elyon, mi’melej maljei hamelajim hakadosh baruj hu.

Betze’etjem le’shalom, malajei hashalom, Malajei elyon, mi’melej maljei hamelajim hakadosh baruj hu.

Paz sobre vosotros, mensajeros que sirven, ángeles del Altísimo, del Rey de los reyes, del que es Santo y bendito.

Venid en paz, mensajeros de la paz, ángeles del Altísimo, del Rey de los reyes, del que es Santo y bendito.

Bendecidnos con paz, mensajeros de la paz, ángeles del Altísimo, del Rey de los reyes, del que es Santo y bendito.

Id en paz, mensajeros de la paz, ángeles del Altísimo, del Rey de los reyes, del que es Santo y bendito.


Tzedacá: 

Terminando la bienvenida el anfitrión anuncia el tiempo de hacer tzedacá, guardando en la alcancía la ofrenda semanal para personas necesitadas como testimonio y educación a los comensales acerca de la importancia que tiene el prójimo para ellos.

Eshet Hayil (en caso de haber alguna mujer en la mesa el anfitrión lee):

«Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. En ella se complace el corazón de su marido, por tanto, a él no le faltarán las ganancias. Ella procura darle bien y nunca mal en cada día de su vida. Busca lana y lino, porque voluntariamente trabaja con sus manos. Es como barco de un mercader que trae el pan de lejos. Deja de dormir en la noche por dar comida a su familia y aun a sus sirvientes. Valora una propiedad, la compra, y es capaz de plantar una viña con sus manos. Para cualquier eventualidad fortalece su espalda y esfuerza sus brazos. Evalúa constantemente sus gestiones, su lámpara no se apaga en la noche y de ser necesario aplica su mano a la costura. Extiende su mano para ayudar al pobre y al menesteroso. No teme a la nieve, porque toda su familia está abrigada. Ella decora su casa, y sus vestidos son de lino fino y colores preciosos. Su marido es conocido por todos, pues se sienta con los ancianos de su comunidad. Ella hace telas, las vende, y además da mercancía al vendedor. Imagen de fuerza y honor son su vestidura, porque se ríe de lo por venir. Habla con sabiduría y la ley de la generosidad está en su boca. Evalúa la conducta de su casa y no hace gastos en vano. Sus hijos la llaman bienaventurada; e igual su marido la exalta: Muchas mujeres hicieron el bien; pero tú sobrepasas a todas. Pero recuerda que la gracia puede ser engañosa y vana la hermosura; pero la mujer que teme a YHVH, ésa es la que será alabada. Que sea recompensada por el fruto de sus manos y alabada por sus hechos (Pr 31:11-31).

Nerot (luces): 

Encendido de las velas como símbolo del deseo de que haya abundancia de la luz de Dios en la familia. Tradicionalmente se han usado dos luces, porque el número 2 en la Biblia habla de algo que se reafirma y se desea con todo el corazón. Este encendido se lleva a cabo por la esposa del anfitrión, alguna de las hijas o alguna mujer que se le desee dar este honor. Algunos aprovechan este momento para invitar amigos y darle la oportunidad a la Bat Mitzvá de mostrar que sabe hacerlo.

(Puede hacer el siguiente ejemplo o crear la suya propia):

Bendita sea tu voluntad, Señor y Dios nuestro, ten bondad conmigo, mi esposo, mis hijos y mis padres; recuérdanos para bien y bendición; concede a nuestro pueblo Israel una buena y larga vida; llena nuestro hogar de Tu paz. Hazme digna de criar hijos eruditos, sabios y compasivos, que te amen, dignos de la verdad y la santidad, que deslumbren al mundo imitando al Mesías, guardando tus mandamientos y sirviendo con tu amor. Por favor que nunca se apague Tu resplandor en nuestras vidas. Gracias por tu luz y tu salvación.

(comensales):

Amén.

Shir Tehilá:

Con antelación se le puede pedir a alguien que elija un cántico y lo cante en un solo o junto a todos los comensales. Este será a elección de la persona seleccionada.

Berajot Benei (bendición a los hijos): 

Es muy tradicional hasta hoy, y de sabios, aprovechar ese momento para hacer un alago por algo que hicieron en la semana a manera de susurro al oído, que solo lo escuche el niño. Luego se colocan las manos sobre su cabeza, formando la letra shim (ש) de la palabra Shalom con los dedos y se les bendice:

(a los hijos):

Que Dios te haga como Efraín y Manasés.

(a las hijas):

Que Dios te haga como Sara, Rebeca, Raquel y Lea.

Kidush (por el vino): 

Si es vino no debe estar avinagrado o ácido (buen vino), puede usarse también jugo de uva, vino de pasas u otro vino. Estando todos de pie y el pan cubierto se llena la copa hasta que reboce, como hacía el rey David, y se pone la base de ella sobre la palma de la mano, luego se cierra la mano y se agarra con cuidado para decir su Berajá.

(anfitrión):

Gracias Padre nuestro, por la santa vid de David tu siervo, la cual nos has dado a conocer por medio de tu hijo Yeshúa.

(comensales):

Tuya es la gloria eternamente para siempre.

Hamotzí (por el pan): 

Deben ser dos panes en un plato o vasija que se toma con la palma de la mano y se muestran descubiertos a los comensales para hacer la bendición, sino hay entonces se puede usar uno o hasta un pedazo. Al final, cuando todos mencionan Yeshúa HaMashiaj, se eleva un poco los panes para resaltar el símbolo de su cuerpo. Luego se parte y se puede tirar a cada uno un trozo como símbolo de que Jesús al igual que el Maná descendió del cielo. También se puede dejar en la bandeja y que cada uno agarre su parte. Después se puede comer el resto de los panes mientras se disfruta de la cena.

(anfitrión):

Gracias Padre nuestro, por la vida y el conocimiento que nos has dado por medio de tu hijo Yeshúa.

(comensales):

Tuya es la gloria eternamente y para siempre.

(anfitrión):

Así como este trozo de jalá partido, estaba disperso sobre los montes y juntado se hizo uno, así sea juntada tu Iglesia de todos los confines de la tierra en tu reino.

(comensales):

Tuya es la gloria y el poder por medio de Yeshúa HaMashiaj eternamente y para siempre.

Enseñanza del Mesías (se lee):

«De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás…Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo (Jn 6:32–51).

Tiempo para cenar.

Es el momento para disfrutar en comunión y familia como mensajeros de Dios. Es lícito hablar en sobremesa de la porción de la semana, algún tema espiritual importante para los comensales, etc. La cena debe terminarse con una lección de vida recibida.

Zimún:

Esta es la invitación a todos a terminar de comer para recitar la Birkat Hamazón que es la bendición al final de la comida). Al final si lo desea el anfitrión puede compartir una última copa de vino con la bendición sobre el vino que encuentra en las Berajot.

(anfitrión):

Bendigamos.

(comensales):

Bendito sea el Señor, el bendecido.

(anfitrión):

Bendito sea el Señor, el bendecido eternamente y para siempre.

Birkat Hamazón:

Para esta bendición se debe dejar un pedazo de pan, aunque después de la Birkat Hamazón se podrá comer, eso solo como símbolo de la confianza en que Dios proveerá abundantemente todo lo que pedimos. También se debe decir ésta todos sentados y es después que ya se levantan, como símbolo de que se ha terminado la Seudá Rishoná. Ningún alimento más se debe ingerir por lo menos hasta el amanecer.

(anfitrión):

Gracias, Padre Santo, por tu santo nombre, porque hiciste una sucá en nuestros corazones y por el conocimiento, fe e inmortalidad que nos has dado a conocer por medio de tu hijo Yeshúa.

(comensales):

Tuya es la gloria eternamente y para siempre.

(anfitrión):

Tú, Señor de los ejércitos creaste todas las cosas por causa de tu nombre. Diste tanto comida como bebida a los hombres para su disfrute, para que te dieran gracias. Pero a nosotros concediste alimento espiritual, bebida y vida eterna por medio de tu Hijo. Ante todo, gracias porque eres poderoso.

(comensales):

Tuya es la gloria eternamente y para siempre.

(anfitrión):

Ten memoria, Señor, de tu iglesia para librarla de todo mal y para perfeccionarla en tu amor eterno; y reúnela santificada desde los cuatro vientos en el reino que le preparaste.

(comensales):

Tuya es la gloria eternamente y para siempre.

(anfitrión):

Que venga la gracia y que pase este mundo. Hoshia’na (alabanza por la salvación) al Elohim de David. Si alguno es santo, que venga; si alguno no lo es, que se arrepienta. Maran atá (el Señor ha llegado).

(comensales):

Amén.

Bendigamos:

Se acostumbra a cantar, especialmente entre las comunidades sefarditas, este cántico al final de la bendición y para despedirse de la cena. De esta forma no quedan unos y otros no hasta el final.

Bendigamos

Bendigamos al Altísimo,
Al Señor que nos crio,
Démosle agradecimiento
Por los bienes que nos dio.

Alabado sea su Santo Nombre,
Porque siempre nos apiadó.
Load al Señor que es bueno,
Que para siempre su merced.

Bendigamos al Altísimo,
Por su ley, primeramente,
Que liga a nuestra casa
Con el cielo continuamente.

Alabado sea su Santo Nombre,
Porque siempre nos apiadó.
Load al Señor que es bueno,
Que para siempre su merced.

Bendigamos al Altísimo,
Por el pan segundamente,
Y también por los manjares
Que comimos juntamente.

Pues comimos y bebimos alegremente
Su merced nunca nos faltó.
Load al Señor que es bueno,
Que para siempre su merced.

Bendita sea la casa esta,
El hogar de su presencia,
Donde guardamos su fiesta,
Con alegría y permanencia.

Alabado sea su Santo Nombre,
Porque siempre nos apiadó.
Load al Señor que es bueno,
Que para siempre su merced.

Hodu L’Adonai ki tov, ki l’olam jasod.

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Este Sidur es un intento por acercarnos al orden litúrgico que debieron tener los seguidores de Yeshúa (Jesús) en el siglo I, sin perder la libertad de añadir cosas que ayuden a organizar nuestra adoración. No creemos que sea comparable en ninguna medida a la Escritura (desde la Torá hasta el Apocalipsis), ni que deba asumirse como algo sin corrección. Es solo un intento por vivir como ellos vivieron.

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