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¿Cómo se llegó a la situación de la Palestina de hoy? (7ªParte).

BLOG, Historia, Palestina

DOS PERSPECTIVAS DE VIDA DIFERENTES.

Aunque en la tierra más disputada hoy, llamada antiguamente Palestina como vimos en otro artículo, viven varias etnias, todo el conflicto allí se reduce a dos grupos principales: judíos y árabes nacionalistas. En el primero encontramos practicantes del judaísmo religioso o no, además de un apoyo total del resto de las etnias, incluyendo a árabes musulmanes o no; mientras que el segundo se reduce a árabes islamistas que llegan a ser Yihadistas en un grupo cada vez más creciente.

Y aunque en otra serie abordaremos la historia y diferencia entre musulmanes e islamistas, aquí solo diremos que el primero trata de someterse a Alá para que le proteja en todo, mientras que el segundo trata de proteger ellos mismos a todo lo que es relacionado con Alá. Por su parte, los Yihadistas son aquellos que pretenden una unión de todos los musulmanes en pro de una “guerra santa” (donde el terrorismo es su arma principal) en el nombre de Alá, contra el resto del mundo para someterlos a su religión.

A partir de este contexto daremos una mirada a la perspectiva judía principalmente para desde ella poder establecer las diferencias necesarias que nos permitirán de manera más fácil entender las dos perspectivas de vida (judía e islamista), y poder a su vez entender muchas de las cosas que pasan en esa región, logrando así clasificar mejor y no dejarnos manipular por el complejo arsenal noticioso de estos tiempos en que vivimos, donde no solo hay muchísima información auténtica o falsa, sino que a eso se le suma en la mayoría de los casos una interpretación añadida y también sesgada por parte de la misma fuente.

Por ejemplo, cuando analizamos la festividad de Purim vemos que esta se celebra el 14 de Adar. Sin embargo, el texto nos cuenta que fue el 13 de Adar la victoria de los judíos sobre todos aquellos que querían matarlos en tiempos de la reina Ester. ¿Por qué se celebra el 14 y no el 13? Simple, porque la muerte y las guerras no son dignas de celebrar. El 13 de Adar se hace un ayuno, porque es la expresión más alta de amor al prójimo, en que lo correcto debe ser quitarse el alimento personal que es la necesidad más elemental del ser humano para dárselo al necesitado, además de lamentar hasta el extremo el hecho de haber tenido que matar para poder sobrevivir. ¿Entonces qué se celebra el 14?, el volver a vivir la vida tranquila, el disfrute de la alegría cuando ya no hay peligros. Lamentablemente hubo que pasar por el 13 para llegar al 14, pero ese 13 no se festeja porque más bien es un luto por los enemigos, un deseo de hacer lo contrario sirviendo al prójimo.

Algo parecido ocurre en la festividad de Janucá, cuyos días previos fue la guerra contra ejército y la ocupación de Antíoco IV y hubo que matar a miles de sus soldados. Sin embargo, esas victorias militares que fueron producidas por Dios no se celebran, sino el milagro de la Menorá del templo que quedó prendida los ocho días que se necesitó preparar más aceite.

Cualquier otra cultura hubiera aprovechado cualquiera de esas fechas para hacer una marcha militar como mínimo, el mundo está lleno de ejemplo, pero el pueblo de Israel aprendió a través del propio texto bíblico que el acto desagradable de tener que matar, aun cuando fuere algo completamente necesario para salvar la vida y luego trajere cosas muy buenas, no se deben celebrar en sí. Se debe aprender de ellas, pero no celebrar.

Si usted se fija en la Escritura, Dios nunca exalta o cuenta demasiado de las cosas malas, ni de alguien, ni de un suceso en específico. Por ejemplo, ¿por qué vino el diluvio?, dice el texto: «Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.» (Gn 6:11). Él no da detalles para explicarnos, solo dice “se corrompió” y “estaba llena de violencia”. E inclusive cuando da detalles sobre alguien en específico o de una comunidad que es sentenciada, y después tenemos acceso a más información a través de los historiadores paralelos o por los hallazgos arqueológicos, nos damos cuenta de que el texto dado por Dios nos dice quizás lo de menos valor negativo sobre esa persona o comunidad. Es como si el Señor nos dijera: “Solo tienes que saber que mi juicio es verdadero, pero no te voy a dar más detalles porque tanta información desagradable puede corromper tu conducta y ni a Mí mismo me es agradable ni complaciente describir los detalles”. Ni para Dios, ni para su pueblo es agradable tener que matar a nadie, y mucho menos contar los detalles de cómo se hizo a manera de disfrutar el hecho en sí. E inclusive, cuando Dios da algún detalle usted puede estar seguro que mucho, pero mucho más y Él solo está contando lo que es necesario contar, ya fuere para enseñar o para alertar.

Dios enseñó al pueblo de Israel a través de la Escritura que se deben disfrutar las cosas positivas que aportan realmente, porque ellas enriquecen la vida, la llenan de virtud, de esperanza y de retos buenos. El tener que matar a alguien es una situación por la que algunos tienen que pasar, pero de ahí a desearla, disfrutarla o llegar a contar sus detalles a manera de orgullo es algo que se debe evitar siempre, porque no solo puede hacernos cruzar la línea fina que separa el matar del asesinar, y que Dios condena explícitamente en su Palabra, sino también de corromper el futuro de aquellos que están a nuestro alrededor transformándolos en lo que tal vez más nosotros rechazamos.

Algo parecido ocurre con la venganza. Todo el mundo piensa en vengarse e inclusive algunos esperan que Dios asuma la venganza por ellos y pasan toda la vida esperando por esa venganza. E inclusive algunos cuando ocurre a la otra persona lo más mínimo de malo enseguida se empieza a asumir que esa es la ira de Dios sobre él por haber hecho lo malo, y de una forma muy sutil y a veces sin vergüenza alguna hasta celebran o hacen pública su opinión del hecho como si conocieran la mente de Dios. Sin embargo, el Señor enseñó al pueblo de Israel que Él es quien asume la venganza, porque solamente Él que es Dios eterno y perfecto puede asumir los efectos que ese hecho tiene. Él es el único que puede hacer algo así sin sufrir nada negativo de esa situación tan desastrosa. ¿Pero cómo será esa venganza terrible del Señor? La Escritura dice: «YHVH, Dios de las venganzas, Dios de las venganzas muéstrate.» (Sal 94:1). O sea, la sola presencia divina es suficiente para producir la venganza. Esta persona sobre quien cae la sentencia divina ha luchado contra Él y en su afán ha enfrentado incluso a sus hijos, pero cuando el Señor se le muestre en su Luz, eso será suficiente para lanzarlo a tierra como aquel Saulo que iba camino a Damasco. Solo Dios, en su omnisciencia, sabrá si se le mostrará para salvación o para sentencia eterna. Entonces el pueblo de Dios ha aprendido que no se mata por venganza, que no se mata por ira, que no se mata por disfrute, todo eso entra en el rango de asesinato, sino que cuando hay que matar se hace para eliminar a un enemigo que ha demostrado que su propia existencia está condicionada y enfocada para destruirle. Que no hay forma de salvar la vida y seguir caminando si no se hace este hecho. Por eso aun ante la oración y el clamor a Dios de sus hijos al pasar por una situación así, es pedirle venganza de Él que se muestre a ellos, y que ocurra lo que solo Dios en su omnisciencia sabe que es mejor.

Entonces, cuando usted ve las noticias de lo que está ocurriendo y ve a un grupo que hace completamente lo contrario a lo anterior, sea porque es lo que dicen sus líderes o porque es lo mejor que saben hacer, que son capaces de masacrar con todo el odio que se pueda tener, incluyendo a niños recién nacidos que son despedazados y dejados morir poco a poco, ve que son capaces de matar a padres frente a sus hijos e hijos frente a sus padres, y de hacer cuanta cosa increíble exista, que por lo que he explicado anteriormente no debo contar más, que graban y publican los videos de todo para que las personas vean lo que hacen. Cuando usted ve a un hijo que llama a su padre para contarle a cuántas personas ha logrado matar y éste, orgulloso de su hijo, lo anima a hacer más. Cuando agarran el teléfono móvil de la propia víctima y hacen una directa para que sus familiares vean lo que ellos les están haciendo a sus parientes. Y además de esto a miles haciendo lo mismo en ese mismo instante. Entonces se da cuenta que hay algo de raíz en ellos que está mal. No es el comportamiento degenerado de alguien que ha llegado a su clímax, es algo que está arraigado en ese grupo en la esencia de su cosmovisión y paradigmas de vida, algo es distinto y completamente descarriado que les ha hecho creer que eso es lo correcto y todo su ser lo articulan en esa función.

Así que, cuando usted ve a un grupo que celebra la vida, trata de concentrarse más en ella y en sus repercusiones. Y ve al otro grupo concentrado más en la importancia de morir para poder gozar de los placeres celestiales, que al final no son más ni siquiera diferentes que lo mismo que muchos de ellos disfrutan aquí en la tierra. Entonces no es muy difícil entender que las perspectivas acerca de la vida son muy diferente e incluso antagónicas. Uno de los grupos está interesado en que la vida antes de la muerte sea una expresión de la abundancia que habrá en la eternidad, mientras el otro desea morir rápido y tener un mérito de venganza o de lucha que le permita disfrutar en la eternidad de aquello temporal que no pudo disfrutar antes de la muerte.

Pienso que los hechos no meritan tanto análisis. Si la persona que tiene estas evidencias delante no es capaz de diferenciar entre un grupo y el otro, tal vez su cosmovisión y perspectiva de vida no difiera mucho del grupo que está errado, aun cuando se disfrace de un vestuario humanista, aun cuando se disfrace de palabras aparentemente justas. La realidad de su corazón y de sus acciones no tiene que ver con aquello que su boca expresa.

Continuará…

Autor: Dr. Liber Aguiar

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