A lo largo de la evolución del pensamiento humano y su constante búsqueda por comprender el mundo, hemos atravesado épocas de cambio en la manera en que pensamos y percibimos la realidad. Desde el renacimiento hasta los desafíos modernos, hemos sido testigos de la influencia en la filosofía, la teología y toda la cultura occidental. Sin embargo, este viaje también nos ha confrontado con aspectos oscuros del pensamiento, a los cuales podríamos denominar «los asesinos de la razón».
Por un lado, el humanismo surgido en el renacimiento abogaba por una visión centrada en el individuo y en la exploración del mundo desde esa perspectiva. Sin embargo, para el siglo XVIII, comenzó a declinar influenciado principalmente por el surgimiento del relativismo. Esta corriente filosófica cuestionaba la existencia de verdades absolutas, lo cual generó un pesimismo generalizado en áreas como la ciencia, la filosofía y la teología. Este pesimismo se atribuye a la ausencia de Dios en la ecuación humanista, lo que llevó a la búsqueda de «absolutos» alternativos en un mundo cada vez más relativo. Esto condujo a una lucha constante por la supremacía del pensamiento, donde una élite decidiría la dirección de la razón y el pensamiento de las masas.
Junto al humanismo, surgió el existencialismo, una corriente que coloca al individuo en el centro y basa su juicio en su propia percepción o razonamiento, independientemente de la realidad circundante. Este enfoque influyó en movimientos como el de los hippies y las religiones orientales, alterando la percepción de la sociedad moderna sobre la realidad y su relación con el individuo. Simultáneamente, parte de la iglesia, criticada por su silencio ante el avance del humanismo, parecía despojar lo divino de la ecuación, lo que dio lugar al liberalismo religioso. Esta corriente reinterpretó las enseñanzas religiosas sin considerar lo sobrenatural, favoreciendo una sociedad donde los valores éticos y morales humanos prevalecían sobre los principios divinos. Este cambio paradigmático ha traído consigo consecuencias contradictorias y a menudo ilógicas en la sociedad moderna, donde cada individuo tiene su propia verdad, separada de los absolutos establecidos por Dios y basada en su propia perspectiva limitada. Por ejemplo, mientras algunos defienden vehementemente el derecho de los animales a no sufrir, abogan por el derecho al aborto, ignorando el derecho a la vida del feto en desarrollo. En otro ejemplo, algunos promueven la adopción de animales abandonados en la calle pero no sienten el mínimo deseo de ayudar a los indigentes o personas sin hogar, tratándolos peor que a los animales.
En conclusión, el viaje por el desarrollo del pensamiento moderno nos enfrenta a estos «asesinos de la razón», corrientes de pensamiento que han desafiado nuestra capacidad de discernir la verdad y han sembrado la discordia en la sociedad. Reflexionar sobre este viaje nos lleva a la tarea de reconciliar nuestras creencias y valores en un mundo donde la verdad parece ser relativa y la razón está amenazada.
Autor: Mesac Mora
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