En la antigüedad existieron numerosos personajes que de una forma u otra tuvieron un aporte importante al desarrollo de la ciencia y la modernización de la sociedad hasta hoy. Aunque no todos fueron cristianos, todos vivían dentro de las formas de pensamientos creadas por la cristiandad.
Muchos de estos científicos realizaron descubrimientos importantes para su época. Algunos ejemplos de ellos fueron: Galileo Galilei, físico, matemático y astrónomo que determinó el movimiento de los astros y apoyó la teoría de Copérnico sobre la rotación de la tierra alrededor del sol. Blas Pascal, matemático, escritor e inventor la prensa hidráulica, trabajó con la aritmética y el equilibrio de los líquidos, para él el hombre era de suma importancia ya que Jesús había agonizado en la cruz por su causa. Otros nombres importantes fueron Issac Newton, Francis Bacon, Michael Fardada solo por mencionar algunos pocos.
Se dice que los científicos del siglo XVII tuvieron interés en el cómo de las cosas, pero no en el porqué de ellas. Sin embargo, esta afirmación es errónea en parte, pues para ellos no había problema concerniente al porqué, ya que partían en su análisis de la premisa que Dios existe y es personal. Él es un absoluto moral que había creado el Universo y, por tanto, se tenía un gran interés por la Biblia al contener Su revelación, y ella había sido un regalo al hombre. Un gran número de estos científicos hubiera quedado confundido de cualquiera que tuviese una obsesión por el cómo sin tener partir de la primicia de que el por qué había sido revelado ya.
Lo interesante es que para estos iniciadores de la ciencia moderna el hombre, no está sólo, considerándose seriamente la enseñanza bíblica, en lo referente a la historia y al cosmos. Dios como creador del hombre le dio la capacidad para que este se desarrollara en el arte y la ciencia en sí. No obstante, a eso se les dio un fuerte ímpetu a los cambios creativos de la ciencia en sí misma, no para que fuera algo meramente pasajero, sino algo continuo. Dios mismo había dado con benevolencia el dominio sobre la naturaleza a los hombres y para Francis Bacon, por ejemplo, la ciencia tenía parte en esto. El indagar sobre el mundo para todos ellos era válido, porque significaba investigar, es decir rumiar la Creación maravillosa de Dios.
Como toda moneda que tiene 2 caras diferentes y la era científica moderna ha sido la cara opuesta a todo lo mencionado anteriormente. En donde la ciencia ha sido más bien el resultado del relativismo, en donde para estos otros científicos no existía un universo ordenado que se basara en la creación de un Dios moral y absoluto, sino que este era un mundo de causa y efecto. El hombre y la naturaleza eran en el centro de todo y Dios había quedado en el olvido. Esto trajo como consecuencia disimiles de atrocidades en la sociedad, levantándose un nuevo tipo de científico humanistas que establecían que debía prevalecer el más apto de entre los hombres. Cosa que favoreció la aparición de personajes como Adolfo Hitler, que intentando buscar una raza humana superior tuvo como efecto el asesinato y exterminio de millones de seres humanos.
Es así como todo ha redundado en un hombre moderno, para quien no hay límite marcado entre lo que debería y lo que no debería hacer, y por tanto hace todo lo que puede hacer, y cualquier deber moral es sólo lo que es sociológicamente aceptado en ese momento. Lamentablemente se vive ya en un mundo en donde si no estás de acuerdo con todas esas tendencias libertinas eres entonces una persona rara, donde no importa si tus principios son los principios de Dios. Es como la guerra de la selva en donde prevalece el más fuerte. Un mundo meramente humanista donde se manipula al hombre para tratar de cambiar la creación de Dios y alterar su forma de pensar, en donde el hombre se considera dueño de sus pensamientos viéndose a el mismo como su propio Dios.
Hoy día se escucha mucho la frase: “Tu lo puedes todo”, y: “Puedes ser lo que quieras ser si te lo propones”. Yo llamaría a esto: “La gran mentira”. Debemos entender que, sin una base bíblica, si un absoluto moral que es Dios, nada se lograría en este mundo. Que claridad tenían todos aquellos primeros desarrolladores de la ciencia que se basaron en el Dios creador del universo para avanzar en sus investigaciones.
Me gustaría recomendarles el documental: ¿Cómo debemos vivir entonces?, en su episodio 6 (La Era Científica), basado en el libro del mismo nombre del escritor y conferencista Francis Schaeffer. Para profundizar más en el tema que hemos tratado hasta aquí.
Autor: Julio Hernández
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