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Porción 112

Texto áureo: Deuteronomio 5 y 6
Lecturas para adultos en la semana

Día 1 Deuteronomio 5

Día 2 Deuteronomio 6

Día 3 Daniel 6

Día 4 Marcos 1:1-15

Día 5 Marcos 12:28-44

Día 6 Romanos 6:15-23​​​

I- Los diez devarim y los cientos de mitzvot.

En otras porciones hemos visto que los conocidos “diez mandamientos” en realidad se llaman la «Decena de Palabras» (en hebreo devarim). Ellas son exigidas por Dios para todo aquel que desee relacionarse con Él, mientras los verdaderos «Mandamientos» (en hebreo mitzvot) son órdenes dadas por Dios a su pueblo para que pueda desarrollar o cultivar la vida con Él, entre ellos mismos y con su entorno social.

El apóstol Pablo cuenta cómo los Devarim le permitieron saber que había un Dios único y santo que hace exigencias a todos los seres humanos; mientras los Mitzvot le permitieron darse cuenta de que él, como ser humano, tenía un problema grave en su propia naturaleza (el pecado) que no le permitía ser fiel a Dios completamente, sino que le alejaba de Él aun cuando él quería acercarse. Por lo tanto, estaba condenado, sin ninguna oportunidad o capacidad propia para solucionar ese problema, e inclusive eso le llevaría a fallar en los propios Devarim[1] que le habían hecho entender de la existencia del Creador. Por eso, aun cumpliendo y amando la ley, es que llegó a participar del asesinato del inocente Esteban[2].

Y esta es la función de los mitzvot en cuanto a la conversión para aquellos que desean seguir a Dios. Pero también estos guían al pueblo de Dios para enfrentar mejor los retos que la vida presenta, siendo la ayuda perfecta en manos del Espíritu Santo para enfocar los valores espirituales y de santidad que necesitamos.

[1] Ro 7-8.

[2] Hch 7:58.

 

II- El hacer con fe.

La palabra ‘fe’, tanto en el hebreo (emunah) como en el griego (pistis), implica una relación entre el creer y el hacer, por eso vamos a encontrar dos tablas: una que habla del creer en Dios y otra que tiene que ver con el quehacer con los demás. La primera tabla poseía 140 palabras, mientras la segunda 49. Esto nos habla de algo práctico en la vida del creyente y es que cuando una persona se convierte a Dios (en esos primeros tiempos) no se debe insistir tanto en lo que tiene que hacer diario, sino en cómo ha de creer en Él.

Muchas personas en la actualidad, aun cuando han nacido en una familia creyente, se han construido una imagen de Dios muy distorsionada de su realidad. Por eso enseñar acerca de quién es Dios y cómo se le debe adorar es muy importante para todo aquel que predique el evangelio, en vez de tratar de exigir tanto lo que se debe hacer como cristianos. Pero fíjese que decimos en los “inicios”, porque esos son los rudimentos o la base sobre la cual se apoyará todo lo que luego necesitará aprender acerca del hacer con fe[1].

Por eso a los apóstoles no les preocupaba tanto qué debían hacer los gentiles, pues Moisés era enseñado en cada servicio sinagogal de la semana y poco a poco irían aprendiendo de las exigencias divinas descritas en los mitzvot. Esta es la razón y no una falta de importancia de estos temas, como algunos maestros de hoy quieren hacer ver, por la que ellos preferían concentrarse en predicar a Jesús[2].

[1] Heb 5:11-6:2.

[2] Hch 15:19-21.

 

III- Arrepentimiento real.

Tristemente la conversión se ha llegado a entender hoy, dentro de la práctica actual del evangelismo, como algo que se recibe a partir de una “oración de fe”. Aunque esto es algo que realmente viene por la influencia gnóstica sobre el cristianismo desde el primer siglo, que metió a la iglesia en la oscuridad de la era medieval y las diferentes apostasías actuales.

El mensaje de Dios siempre ha sido «arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado». Por eso una “oración de fe” que no cita nada de la culpabilidad humana y su necesidad de arrepentimiento, sino que señala cosas generales sin un sentido específico está llenando a las iglesias de personas creyentes, pero en realidad sin frutos de una conversión genuina.

¿En qué debe basarse el arrepentimiento del hombre?, precisamente en que alguien puede arrepentirse, y cambiar sus acciones del corazón y de la vida cotidiana. Hay quienes creen que el hombre debe arrepentirse de su naturaleza pecaminosa, y aunque esta es la base de todo el mal, debemos recordar que antes de Adán el pecar no tenía esa naturaleza y a pesar de eso él desobedeció. Por otra parte, la regeneración de la naturaleza pecaminosa no dependerá para nada del propio hombre, pues es Dios quien regenera; es un milagro obrado solamente por Él a través de su plan salvífico. Pero lo que sí puede hacer el hombre es arrepentirse de aquello que está mal. ¿Y qué es esto?, pues todo lo que se describe en los Devarim. Lo milagroso de la regeneración, si es antes o después de su conversión, queda exclusivamente siempre en las manos de quien único puede regenerarlo: Dios[1].

[1] Las posiciones calvinistas o arminianas al respecto quedan en las manos de los líderes de cada congregación. Este material no tiene ese objetivo.

 

IV- El principal de todos los mandamientos.

Esta porción incluye el principal de todos los mandamientos, conocido como el Shemá, que significa ‘oye’, por ser la primera palabra de la frase: «Oye, Israel: YHVH nuestro Dios, YHVH uno es. Y amarás a YHVH tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.» (Dt 6:4–5). ¿Por qué sabemos que el Shemá es principal entre todos los Mitzvot que Dios manda para hacer por aquellos que ya cumplen con los Devarim? No es porque lo digan todos los rabinos desde el siglo I hasta hoy, sino porque nuestro Mesías así lo enseñó[1].

Debemos entender para poder tener una correcta interpretación del tema, que a pesar de las conclusiones teológicas de muchos intérpretes y de las doctrinas que han surgido al respecto, que en el contexto histórico en que se desempeñó el ministerio Mesiánico de Jesús y que también escribieron los apóstoles el Shemá representaba como también hoy todo el cuerpo devocional[2]. Esta estructura litúrgica venía de la propia enseñanza del creador, no como si Él hubiera dado cada paso de forma detallada en un mandamiento escrito, sino de las conclusiones que surgieron en su pueblo del propio trato con Él y del estudio de su Palabra.

No hay nada, de entre aquellas cosas para hacer (los Mitzvot) por los que aman a Dios, más importante que entrar en la intimidad con él cada día. Este orden litúrgico del devocional incluía: Acciones de gracias, oraciones, peticiones y suplicas; se hacían siguiendo el mismo orden en que se realizaban los servicios en el templo. Y según nos describe la propia Escritura, este orden fue inspirado por Dios al Rey David siglos después de dada la ley a Moisés[3].

[1] Mr 12:28-34.

[2] Mr 12.29-30. Para profundizar en este tema se le sugiere leer el libro: Vida antes de la muerte, del propio autor, KDP (ISBN-13: 979-8663797498); donde se describe y se hace un recorrido histórico de la tergiversación que se ha hecho de las palabras de Jesús.

[3] 2Cr 29:25

V- Dios manda a traer las peticiones ante Él.

Dios conoce todas las necesidades y no necesita que se las recordemos. Esta realidad nos trae un par de preguntas: ¿Por qué debemos tener una vida devocional entonces? ¿Por qué no nos da Dios lo que necesitamos sin que se lo pidamos? Si Él no necesita de nuestras plegarias, se debe entender que es el hombre quien necesita hacer esas peticiones. Dios nos ama tanto que creó el derecho a venir ante Él con peticiones, porque no solo su respuesta satisface, sino que también el solo hecho de traerlas ante Él edifica el alma. Así de especial es la sola presencia de Dios.  

De ahí que la vida devocional es un reflejo del deseo santo de aquellos que le aman y una extensión del libre albedrío que Dios ha ido sanando desde el momento en que regeneró al creyente. Este precioso tiempo creado por Dios para nosotros ayuda a definir o refinar lo que realmente se quiere en la vida. Como mismo si un padre rico da a su hijo una cantidad infinita de dinero en una bandeja de plata estaría volviendo terriblemente malcriado e irresponsable a su hijo, si Dios diera todo a sus hijos automáticamente nunca veríamos la necesidad de esforzarnos en determinar lo que realmente queremos en la vida. La vida sería cómoda, pero nosotros seguiríamos siendo superficiales y carnales.

Preguntas:

1.- Explique al resto del grupo qué diferencia ve usted entre Devarim y Mitzvot.

2.- A la luz de esta porción interprete Ro 6:15-23.

3.- Si un creyente que ha nacido de nuevo siente ansiedad o ataque de pánico, ¿cuál sería la primera recomendación que usted le haría y por qué?

4.- Investigue y explique al resto del grupo qué elementos pueden conformar el tiempo devocional.

5.- ¿Qué diferencia ve usted entre oración y peticiones a Dios?

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