Porción 126

Texto áureoDeuteronomio 18:15-22.
Lecturas para adultos en la semana

Día 1 Deuteronomio18:15-22

Día 2 1ªSamuel 3

Día 3 2ªSamuel 24

Día 4 Mateo 11

Día 5 Juan 12

Día 6 Hechos 3

I- Lo peculiar de un profeta de Dios.

El v.15 comienza diciendo que es Dios quien «levantará» o «establecerá» a los profetas. No es algo que se negocia o se adquiere, sino una disposición divina que autoriza y capacita para esta función. Él deja claro que el profeta siempre sería levantado de en medio del pueblo como se hizo con Moisés.

Es muy importante entender que la palabra ‘profeta’ viene del griego profetes (προφήτης), que a su vez es una traducción de la palabra hebrea nabi (נָבִיא), y como toda traducción siempre tendrá un significado limitado de su original. La palabra profetes se compone de otras dos: pro (πρό) y fesi (φησί). La primera significa ‘delante de’, ‘frente a una ubicación’ o ‘antes’; pero también es un indicador de valor (sobre); mientras la segunda parte de la palabra se refiere a ‘hablar’ o ‘decir’. Por tanto, la unión de ambas en profetes apunta especificamente a ‘predecir’.

Esto crea muchas veces un concepto limitado en la mente del lector en donde el asunto central que marca a un nabí bíblico es el anuncio de cosas futuras. Sin embargo, esta palabra hebrea representa más a un ‘heraldo’ que puede o no predecir acontecimientos futuros. Un nabi es un ‘mensajero’ de Dios que va a traer claridad sobre los tiempos presentes y, en algunos casos las implicaciones futuras. El nabi también tenía entre sus cualidades el prestigio de andar en santidad y la valentía de hablar aún a los que están en eminencia, asumiendo el riesgo de sus propias vidas.

De forma concisa podemos decir que nabi es un mensajero de Dios, con un mensaje de exhortación o reprensión para el presente, con una repercusión que pudiera incluir el futuro, pero siempre todo el mensaje vendrá directamente de Dios.

Interesantemente, en esta porción Dios aclara que el sacerdote debía ser escuchado en sus veredictos a través del uso del urin y tumim; sin embargo, cuando fuera levantado un profeta tendría acceso directo a estos elementos a través del sacerdocio para consultarle. Es decir que, se hacía necesario obedecer a los sacerdotes en sus decisiones, pero más a los profetas.

II- Otro mayor que Moisés.

Esta porción también habla “proféticamente” del caso en que apareciera uno mayor que Moisés. Para eso tendría que ser alguien sin principio ni fin y, por tanto, dejaría automáticamente como innecesario a profetas, sumos sacerdotes y reyes. Sólo Él debía ser obedecido.

¿Por qué Dios lo anuncia aquí? Muy sencillo, porque Dios está dejando claro a ellos en ese presente que al final de la jornada necesitan a alguien que, como mismo Moisés los sacó de Egipto, Éste les sacase de su esclavitud del pecado. Así que Moisés apunta al presente del pueblo, mientras que Ése que vendría apuntaría al futuro.

De esta manera se cumple ese principio de que algún anuncio para el futuro siempre estará conectado al presente. Sabemos que en este caso particular, Jesús sería el gran Nabi que trajo el mensaje eterno, que describe la condición humana presente y también la solución salvífica futura.

Preguntas:

1.- Si los profetas son designados solamente por Dios sin necesidad de intervención humana en la decisión, ¿por qué cree usted que Él les define a los israelitas ese tipo único profeta?

2.- ¿Qué repercusión tiene para usted el punto 2 de esta porción?

3.- A la luz de la enseñanza de esta porción, ¿cómo interpretaría usted las palabras de Jesús en Jn 12:44-50?

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