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Porción 23

Texto áureoGénesis 39
Lecturas para adultos en la semana

Día 1 Génesis 39

Día 2 Salmo 91-92

Día 3 Salmo 119:161-168

Día 4 Efesios 6:10-24

Día 5 2ªTimoteo 2:1-13

Día 6 Santiago 1:1-18

I- Huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

Es interesante ver cómo aun los inconversos pueden ver algo especial en los hijos de Dios (v. 3), inclusive llegando a confiar en ellos (v. 4). Sin embargo, aunque esto puede crearles un ambiente bueno, los hijos de Dios deben saber que sus verdaderos enemigos están más allá de la naturaleza humana, son más bien entidades espirituales no humanas, que tratarán de usar todas las situaciones y personas a su alcance para hacerles tropezar[1].

II- La batalla que más se debe apreciar.

Cuando José estaba empezando a sentirse bien la esposa de Potifar su señor, trató de seducirlo. Esta fue una tremenda prueba para un joven de 17 años, que no tenía ningún auxilio familiar ni de compañeros de la fe. El cristiano de hoy debe aprender a pelear sus batallas sólo, si hay familia o compañeros de fe será buáeno y taémn biédebe aprender sobre ese tipo de relación, pero en la batalla en soledad se aprende a sujetarse solo de Dios.

III- Se debe salir de los problemas a tiempo.

Cuando algo no es bueno o puede potencialmente crear problemas, hay que tratar de mantenerse alejado de eso y evitar así crear nuestro propio tropiezo. Las tentaciones son como un campo minado, que por más que esté lleno de buenas e ingenuas intenciones, terminan llenándonos de complicaciones. También son como una telaraña, que una vez que se está enredado es muy difícil salirse y evitar sus consecuencias.

Hay quien piensa que las tentaciones deben vivirse para demostrar que somos fuertes, pero la realidad es que hay que ser fuerte para huir de ellas. Es en ese momento en que las tentaciones tienen su mayor fuerza, su inicio, cuando se trata de seducirnos intensamente para que quedemos presa de la situación.

IV- El enemigo perfecto.

Es bueno entender que las tentaciones vienen de nosotros mismos y son oportunidades que Satanás aprovecha. ¿Por qué vienen de nosotros? Porque nuestra debilidad al ser descubierta por él va a ser alimentada por situaciones o personas que él no escoge al azar; sino que delicadamente, con el arte de un manipulador, las seleccionará con el fin de hacernos tropezar. Es así que, cada tentación está preparada especialmente para alguien en específico.

Satán conoce las debilidades humanas porque desde hace mucho está estudiando a esa persona, e inclusive conoce intimidades que otros no saben, precisamente por estar pendiente. A pesar de esto, a las tentaciones no se les debe temer, porque al final nos llevarán a crecer en identidad y en carácter cristiano. Alguien decía en una ocasión: «Las tentaciones se pueden controlar si se conoce bien contra quién se está luchando»[2].

V- Una ilustración que ayuda a entender.

Receta de tentaciones controladas:

Ingredientes:

  • 1 taza de decisión: estableciendo claramente las metas y los objetivos personales.
  • 1 sobre de valores claros: reconociendo qué es lo verdaderamente importante y esencial.
  • 1 cucharada de fortaleza: resistiendo las falsas justificaciones que crean las tentaciones.
  • 1 taza de disciplina: controlando y teniendo consistencia en las acciones.
  • 2 pizcas de responsabilidad: controlando las acciones y las obligaciones personales.
  • 1 manojo de aceptación: reconociendo que todos podemos caer y cometer errores.

Entrar en la presencia de Dios cada día: al gusto.

Recomendación del chef: Las tentaciones son pequeñas y grandes pruebas que surgen en el camino; caer en ellas es retroceder. Ten la seguridad de que tú puedes superar cualquier tentación que se te presente, ya que estas solo te van a transformar en una mejor persona. No les temas, simplemente véncelas.

Modo de preparación: Las tentaciones forman carácter, decisión y mejoran a la persona. Por más irresistibles que sean las situaciones, cuando se lucha a pesar del deseo se fortalece el alma, se consolidan los pensamientos y se diluyen las falsas promesas que incitan a pecar.

No se puede ignorar las pequeñas acciones. Toda acción cuenta y tiene consecuencias, nada pasa desapercibido por más insignificante que sea la gestión. Convencerse a sí mismo de que no pasa nada es simplemente caer en una tentación que lleva a un mal camino.

Confrontar las tentaciones y no caer es triunfar. Quizá es más fácil caer en la falsa ilusión y en el camino del placer. Sobreponerse y enfrentar cara a cara aquello que invita a deslizar es una acción que siempre lleva a la grandeza personal.

Preguntas:

1.- ¿A qué crees se refiere Pablo con la palabra «pasión»? (2Tim 2.22).

2.- ¿Por qué podemos decir que enfrentar la tentación es huir de ellas?

3.- Lea Stg 1.12-15 y explique cada uno de los pasos del proceso de muerte.

4.- ¿Cómo pudieras explicar a un amigo acerca de las falsas justificaciones que creamos para ceder ante una tentación?

[1] Efesios 6:12.

[2] Santiago 1:12.

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