Texto áureo: Gn 42-43
Lecturas para adultos en la semana:
Gn 42; Gn 43; Sal 146; 2Co 3; 2Co 8; 1P 3.8-22
Descripción del tema:
1. Dios enseñó a José algo muy importante: en los momentos de abundancia no se puede derrochar, hay que guardar para cuando llegue la escasez (vv. 55-57).
2. La palabra que aparece en el 41.48 para tierra es eretz, que señala a la ‘tierra’ pero no como país, sino como la materia orgánica y mineral que compone el suelo. Es por eso que también agrega «del campo de los alrededores». O sea, que José decidió recoger las pequeñas cantidades que muchas veces las personas por la abundancia en que viven, desechan. José aprendió a valorar también lo pequeño. Cada pequeña acción que podemos ir haciendo o recibiendo de los demás pueden llenar un monte.
3. En el 42.4 vemos a Jacob que nunca más pudo confiar en sus hijos. Muchas veces no actuamos responsablemente antes los demás en algunas situaciones y pretendemos que sigan confiando en nosotros. Debemos entender que la confianza no viene por imposición ni exigencias, sino por acciones que meritan nuestra responsabilidad. Tampoco pueden confiar en nosotros de la noche a la mañana, necesitan ir viendo un cambio que les vaya dando la confianza en nosotros.
4. José, al estar frente a sus hermanos, no dio rienda suelta a sus emociones, pues el arrepentimiento en ellos era mucho más valioso que un tiempo de alegría. Él no podía confiar plenamente en aquellos que no habían demostrado que eran de un alma con buenas intenciones y buenas acciones. De hecho, no podemos ver las intenciones de alguien hasta que no veamos sus acciones. Muchos reclaman que sus intenciones son buenas, pero en realidad estas solo se pueden apreciar a través de las acciones. Dios mira las intenciones, pero los hombres, a menos que Dios nos permita discernir, solo podemos sacar conclusiones a partir de las acciones. Por ende, debemos elegir amigos a partir de esas acciones en nuestro favor que nos acerquen al buen vivir. Una persona que nos aleja de Dios y el buen vivir está descalificada por sus acciones como amigo. Por otra parte, una persona que demanda nuestra confianza sin darnos la oportunidad de conocerle, debe saber que mantener esa actitud ya le descalifica como alguien en quien se puede confiar.
5. José no aprovechó para vengarse, sino que estuvo pendiente del arrepentimiento de ellos para buscar un bien mayor. La venganza no corresponde a los hombres porque podemos equivocarnos en cualquier momento en la valoración exacta acerca de otra persona. Si entendemos que nosotros también cometemos errores que meritan una venganza, podemos entender que nadie puede juzgar definitivamente a otro en este sentido. La venganza sólo pertenece a Dios, el cual dará a cada cual lo que merece según sus obras[1].
Preguntas:
a) ¿Por qué cree usted que en la abundancia las personas se vuelven derrochadoras?
b) ¿Qué le diría a una persona que no confía en usted?
c) Si alguien se acerca a usted en busca de amistad, ¿cuál sería la mejor actitud suya?
d) ¿Cómo pudiera usted acercarse a una persona para mostrar su amistad?
[1] Ro. 12:19; Pr. 24:12