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Porción 28

Texto áureoGénesis 48:1- 49:27
Lecturas para adultos en la semana

Día 1 Génesis 48:1- 49:27

Día 2 1ªReyes 20

Día 3 Salmo 34

Día 4 Salmo 113

Día 5 Isaias 9-11

Día 6 1ªJuan 2:7-17

I- Crezcamos como Efraín y Manases.

Jacob, consciente de estar a punto de morir, reúne a la familia para declararles bendición. Primero llama a dos de sus nietos, los hijos de José, a Efraín y a Manasés, para que reciban la bendición. Pero…, ¿por qué Jacob les da prioridad a estos nietos por sobre los hijos y los otros nietos para que reciban una bendición? Si miramos toda la historia bíblica hasta aquí, estos son los primeros hermanos que no pelearon entre ellos. Y por eso Jacob invierte sus manos a la hora de dar la bendición, para recalcar que no había rivalidad entre ellos (Gn 48:13-14). Este debe ser el anhelo no solo de los padres con sus hijos, sino también entre los hermanos de las iglesias, que no haya rivalismo entre ellos [1]. Y de seguro esto traerá bendición y vida eterna sobre ellos.

II- Criemos como Efraín y Manases.

Efraín y Manasés, hijos de José, no se criaron con Jacob, sino en medio de gentiles, e inclusive con una madre gentil. Sin embargo, ellos fueron educados y mantuvieron la creencia en la fidelidad del Creador del universo, que venía desde su tatarabuelo Abraham. Fíjese lo diferente de la actitud de ellos si les comparamos con Esaú que habiendo crecido bajo la sombra de dos heraldos de la fe prefirió siempre vivir fuera de la promesa.

III- El servicio a Dios no es por candidatura sino por Su elección.

Esta situación es completamente diferente para toda la familia, ahora están preparados para recibir los designios divinos por encima de cualquier lógica. Esta es la diferencia entre esperar que Dios nos ponga en un lugar en la iglesia o luchar como si fuera una candidatura. Y esta es la diferencia entre democracia (tan común en la iglesia de hoy) y teocracia (tan tergiversada a través de la historia de la iglesia).

La primera se preocupa por el cargo, la segunda se ocupa de quién es la persona y lo que Dios quiere. Pero hay una realidad: Mientras más afán tengamos por ser grandes más pequeños somos en el reino de Dios. Jesucristo movió la historia y revolucionó el mundo a partir de lo que Él era, por su relación y compromiso con su Padre, y no por una elección por candidatura en Israel.

Al final del Libro del Génesis encontramos la tremenda declaración de José: «¿Acaso estoy yo en lugar de Dios?» (Gn 50:19). Qué gran diferencia con aquel otro pasaje en que el hombre vio que era bueno ser igual a Dios [2].  Este es el secreto de la teocracia.

IV- Un solo Siloh.

Cuando Jacob bendice a todos habla en especial de la venida de Siloh, que significa ‘el que trae la paz’ (Gn 49:8-12), y señala que después de éste nunca más volvería el reinado a esa tribu, extendiéndose además su reinado a los gentiles. Es decir, que esperar un reinado de alguien que diga ser de esta tribu es antibíblico, si se cree que Jesús es ese Siloh.

Preguntas:

1.- ¿Por qué cree que sea importante recibir o dar la bendición como padres o abuelos?

2.- ¿Cómo es para usted la lucha hoy en medio de impíos y cuál es su compromiso?

3.- Cuando hay elecciones en un ministerio o en la iglesia, ¿cómo cree que debe ser la actitud de los miembros?

4.- ¿Quién considera usted fue en la historia este Siloh? ¿Por qué?


[1] Sal 133:1


[2] Gn 3:5-6

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