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Porción 32

Texto áureoÉxodo 4-6
Lecturas para adultos en la semana

Día 1 Éxodo 4:1-5:21

Día 2 Éxodo 5:22-6:30

Día 3 Salmo 119:89-96

Día 4 Proverbios 29

Día 5 Ezequiel 26-28

Día 6 Hechos 5:12-42

I- El equilibrio en el liderazgo.

Moisés se preocupa porque debe convencer al pueblo (Ex 3:13; 4:1); su problema no es Dios, sino ellos. La contrariedad que encuentran aquellos que desean hacer la voluntad de Dios se encuentra, principalmente, dentro de la propia congregación de creyentes.

Por tanto, debemos ser cautelosos al aceptar propuestas que puedan provenir de la congregación, ya que podrían ser falsas. Sin embargo, también debemos ser precavidos y no desechar a los mensajeros de Dios. En muchas ocasiones, las personas no quieren escuchar lo que Dios tiene que decir debido a un pecado en sus vidas que no siempre es evidente (Ez 28:18).

Estas son algunas de las situaciones que requieren decisiones y actitudes equilibradas por parte de los líderes. No se trata de aplicar fórmulas predefinidas, ni de considerar que lo que funcionó para otros también funcionará para ellos. Cada situación demanda un análisis de sus peculiaridades para actuar correctamente.

II- El nombre revelado.

Moisés pregunta por el nombre de aquel Dios que le envía al pueblo. Esto nos muestra, una vez más, la importancia de los nombres en la Biblia, ya que ellos llevan consigo un significado especial. Sin embargo, esto también nos muestra una realidad: todo aquel que tiene un nombre es porque alguien se lo ha dado. Parece que Dios se encuentra en una «encrucijada», ya que a Él nadie lo precede. ¿Cuál podría ser su nombre? La respuesta es preciosa y significativa a la vez: «Yo Soy el que Soy». Esto significa que nadie lo precede, Él lo abarca todo, todos necesitan de Él, Él es la existencia misma, todo existe porque Él es y todo lo sostiene. Dios revela a Moisés el nombre con el cual se dará a conocer a su pueblo.[1].  

III- Libres para liberar.

Dios le otorga a Moisés tres señales para convencer al pueblo: (1) La vara que se convierte en serpiente, (2) Su mano que, al ser puesta en el pecho, se llena de una enfermedad similar a la lepra, y (3) El agua del Nilo que, al ser derramada en tierra, se convierte en sangre. A través de estas señales, Dios muestra a Moisés cómo utilizar estas herramientas y, al mismo tiempo, le ayuda a liberarse de su propia incredulidad. Porque nadie puede liderar la liberación de un pueblo si primero no se ha liberado a sí mismo, incluso de sus propias limitaciones.

Preguntas:

1.- ¿Qué diferencias pudiera usted señalar para diferenciar a un mensajero de Dios de otro falso?

2.- Busque información acerca de algún mensajero de Dios en la historia reciente del cristianismo y comparta con el resto del grupo.

3.- ¿Cómo le explicaría a un niño acerca del nombre Yo Soy?

4.- ¿Por qué cree usted que el pecado pone sordos a muchos seres humanos con respecto al mensaje de Dios?

[1] Para ampliar acera este nombre, ver el libro Mirando lo invisible, del mismo autor (ISBN: 978-1693271656).

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