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Porción 38

Texto áureo: Ex 17.1-7

Lecturas para adultos en la semana:
Ex 17.1-7; Sal 25; Is 64-65; Miq 7; Lc 7; Ro 1.18-32

Descripción del tema:
1.      Este pasaje termina con una pregunta que es precisamente la clave de esta narración: «¿Está, pues, el Señor entre nosotros, o no?» (v. 7). Dios demostró al pueblo que si iban voluntariamente con Él nada les faltaría. Se debe entender el principio de esta enseñanza: No es que Él vaya con nosotros en nuestros planes como muchos pretenden, sino que el ser humano logre dejar su propio camino y se sume al de Dios. Solo así estará en medio de ellos.

2.      La rencilla inconsciente e inmadura del hombre contra Dios siempre llevará Su corrección. Él enmarca al hombre en un proceso educativo, mientras no se vuelva un rebelde total. Cuando para el ser humano el confrontar a Dios se convierte en una costumbre, este debe entender que la sentencia divina está a la puerta de su vida. Dicha sentencia siempre será por su rebeldía y no por sus dudas en sí.

3.      Cuando el hombre comienza a cosechar el fruto de sus errores, como un mecanismo de justificación pecaminoso, proyectará su culpa hacía otras personas hasta que llegue el momento de no tener a quien culpar, hasta que finalmente la echará sobre Dios. Esta es una de las razones por la que el Señor los lleva por el desierto, para ponerlos en ese autodescubrimiento (v. 1)[1].

4.      La lógica humana no siempre guiará al hombre por los argumentos y las evidencias correctas, pues es limitada en muchas áreas, principalmente en la que provee información para llegar a un justo juicio. El hombre necesita confiar en Dios aun cuando su lógica limitada indique lo contrario, porque los pensamientos del Creador son eternos.

5.      Esta es la realidad del ser humano y no solo de la nación de Israel al salir de Egipto: la incredulidad, su ingratitud y su insolencia. Mientras haya esto en el corazón del hombre, Dios trabajará para enfrentarlo consigo mismo. O el hombre derrumba ese ser dentro de sí que le está siendo revelado, o el Señor le sentenciará completamente.

6.      Israel venía de una esclavitud de más de 400 años, en donde todo lo que les rodeaba era esa cultura imperial y pagana egipcia.  Para ellos había muchos dioses que intervenían en diferentes facetas de la vida humana e Israel, por todos los años allí, corría el riesgo de comenzar a creer igual y pensar que para el agua necesitaban un dios diferente que para salir de Egipto. Entonces el Señor manda a Moisés a usar la misma vara que había usado hasta ahora, demostrando a su pueblo que Él es el mismo ayer, hoy y siempre. Solo hay un Dios y esa es la base, inclusive que seguirán los mandamientos que están por recibir. 

Preguntas:
a)      ¿Qué diferencias puede encontrar usted entre la fe y la lógica?

b)     ¿Cree usted que la fe tenga su lógica o simplemente ilógica?

c)      ¿Por qué cree usted que Dios no sentenció a Israel en este momento, aunque ellos estaban faltándole el respeto?



 [1] Dt. 8.2

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