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Porción 84

Texto áureo: Lv. 24

Lecturas para adultos en la semana:
Lv. 24; Sal. 5; 2Co. 2; 1Ts. 2.1-16; 1Jn. 5.13-21; Ap. 20.11-15

Descripción del tema:
1. En este texto se describe un problema entre dos hombres que termina en la blasfemia y la maldición contra Dios, por eso aparece en tercera persona. Uno de ellos, el blasfemo, es hijo de una israelita con un egipcio. El hecho de señalar al padre como egipcio muestra que es alguien que nunca se convirtió completamente, porque cuando la conversión ocurría automáticamente ya sería israelita también y no se le señalaría nunca como egipcio.

2. Increíblemente hay personas que, aunque pelean con el prójimo, su problema real es con Dios. Por eso terminó blasfemando y maldiciendo a quien menos razón tenía para hacerlo, al Padre de todos. Estas personas solo pueden resolver esa actitud solucionando el problema con su pecado, cosa que solo ocurre si reflexiona en su actitud y tiene un encuentro con Dios.

3. Este pasaje también muestra que para algunos no bastaría un encuentro con Dios, pues son hijos de perdición. Ese encuentro ya lo tuvo en Sinaí y de poco le sirvió. No por no tener poder el encuentro con Dios, sino su corazón estaba tan retorcido como consecuencia del pecado, que Señor lo que hace darle el toque que le falta a su corazón para asegurar esa condición que ellos están defendiendo y cuidando, como pasó a faraón (2 Ts. 2.11).

4. Dios termina diciendo que aquellos mishpatim que son para un israelita aplican por igual para el extranjero que desea vivir como parte de Su pueblo, aun cuando no haya hecho una conversión formal.

Preguntas:
a) ¿Por qué cree usted que Dios mandó como jukim perpetuo las luces encendidas en el tabernáculo?

b) ¿Qué cree usted que signifique las dos hileras de seis panes perfumados con incienso delante de Dios?

c) ¿Por qué cree usted que Dios actuó tan fuerte con este hombre?

d) ¿Por qué cree que Dios manda a poner fuera al blasfemo en vez de tratar de convencerlo?

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