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Porción 88

Texto áureo: Nm. 4-6

Lecturas para adultos en la semana:
Nm. 4; Nm. 5-6; Jue. 3; 2 R. 20; Hch. 21.1-36; 1 Ts. 3

Descripción del tema:
1. En esta porción hay un tema muy interesante que en muchas ocasiones es muy mal interpretado. Cuando se señala a la mujer en cuanto a temas de recato o de rebeldía familiar no es por un problema de machismo, sino más bien porque la mujer en la cultura bíblica es la base de la familia y de la sociedad. Ella representa el modelo de limpieza, orden y cordura para la familia, que es la célula principal de toda sociedad.

2. La mujer que era sospechosa de adulterio era llevada al tabernáculo y se le daba la posibilidad de reconocer su pecado; si se confesaba no culpable se le daba a beber un agua amarga que era milagrosa y si era real su traición, moría al instante. Seguido a su muerte, el hombre con que había pecado también moría.

3. Dios señala que para alcanzar la santidad y la consagración no es necesario aislarse del mundo, sino que se debía vivir la santidad entre los demás. En realidad, una persona que se aísla para consagrarse está siguiendo el camino más sencillo, porque lo difícil es vivir en consagración en medio de las situaciones normales de la vida, de la familia, de los vecinos, en el trabajo, etc.

4. Hoy en día, el mundo ha querido convencer a la iglesia de que el matrimonio es algo personal, o sea que incumbe solamente a un hombre y una mujer. Sin embargo, la Biblia presenta leyes matrimoniales en medio de otras leyes que tienen que ver con la nación, con el tabernáculo y los levitas. Con esto se muestra que el matrimonio es parte indisoluble y, a la vez, la más influyente de una sociedad. En realidad, ese concepto reduccionista del matrimonio como exclusivo de dos personas es egoísta; tal vez por eso sea tan defendido en la sociedad de hoy. Es triste ver actualmente cómo los cónyuges alegan que rompen sus matrimonios porque ya no sienten nada o porque están incómodos con su pareja. Cada uno se ve como el centro de todo donde sus deseos y emociones precisan un bienestar. Ellos ven muy poco de la repercusión que tienen a su alrededor. Cuando un matrimonio se rompe o funciona mal eso trasciende no solamente a los hijos, que pudieran ser los más cercanos, sino también a su familia, vecindario, trabajo y hasta toda la nación. Esta gravedad del asunto es lo que precisamente Dios quiere mostrar a través del conjunto de estas leyes.

5. La palabra nazir (nazareo) en hebreo viene de la palabra ‘corona’, o sea que en relación con esto encontramos mandamientos, no para hacerlo todo el pueblo, sino para aquellos que se consagraban de forma especial a Dios, quienes se constituían así en coronas del pueblo, mientras estaban en este voto. La persona que se consagraba no tenía que abstenerse de todo, sino de tres cosas que Dios exigía específicamente: (1) Ingerir cualquier derivado de la uva, (2) Cortarse el cabello, (3) El contacto con cadáveres. El tiempo de nazareo podía finalizar al cabo de varios días o meses, siempre y cuando la persona dejara claro previamente a la consagración cuánto duraría. Si no lo hacía, debía permanecer un mes solamente.

6. Al terminar la consagración debía traer dos ofrendas y una de ellas era por el pecado. ¿Por qué? Pudieran existir dos opciones: (1) Es ilógico y hasta pudiera ser pecaminoso salir de un nivel elevado de espiritualidad para disfrutar de las cotidianidades de la vida, (2) Apartarse de lo que Dios ha creado pudiendo parecer como lo está desechando. Aunque las respuestas pudieran ser otras, lo que sí queda claro es que se precisaba perdón, aun cuando se viviera en consagración. Hoy en día a través del continuo perdón ofrecido por Jesús en la cruz somos renovados a través de los altos y bajos de la vida espiritual. Hay quien piensa que, por ser salvados no precisan de un perdón continuo; pero la realidad es que gracias a ese perdón continuo es que podemos extendernos a la santidad que tenemos delante, pidiendo sinceramente perdón a Dios y luego olvidando lo que pudimos hacer incorrectamente.

7. En esta porción también se aprende que la consagración no puede ser como uno estime conveniente, como improvisaron los monjes y ermitaños de la antigüedad, porque si uno se consagra para agradar a Dios debe hacerlo en la medida de lo que Él demanda y establece. Si la consagración es como el hombre dispone según su antojo o lógica, queda descalificada instantáneamente como una consagración a Dios. El Señor a lo largo de la Escritura expone cómo ha de ser la consagración a Él; con la vida de su Hijo la ejemplifica y a través del Espíritu Santo capacita para poder experimentarla.

Preguntas:
a) ¿En qué sentido cree usted que el movimiento feminista actual extremo contradice lo exigido por Dios aquí?

b) ¿En qué sentido el machismo tradicional también contradice lo exigido por Dios aquí?

c) ¿Qué beneficio pudiera traer hoy a la iglesia que alguno de sus miembros haga el voto de consagración?

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