Texto áureo: Is 44.2.
Entendiendo el texto: El profeta Isaías era del reino de Judá, y allí profetizó, en uno de los períodos más críticos de la historia de su país. El mensaje de Dios para con la nación que había abandonado la fe en Él, va envuelto de la reafirmación de su amor por ellos. Él creó intencionalmente cada partícula del cuerpo humano y las modeló como mismo un alfarero hace con el barro. Es así que Él conoce nuestras fuerzas y debilidades. Por eso, siempre está ayudándonos para que podamos controlar nuestra fuerza y, a la vez, sobreponernos a nuestras debilidades. Cuando el ser humano no tiene esto en cuenta, cuestiona a Dios, a su entorno y a sí mismo. Una persona que desde pequeña entiende que es especial para Dios siempre tendrá en su corazón el efecto total de ese amor de Dios hacia él.
Sugerencias:
- Es bueno que el niño pueda oír (haciendo mención de su nombre) que Dios le hizo muy “lindo”.
- Muestre sus manos, orejas, ojos, boca, pies o toque las del niño diciendo que Dios le hizo cada detalle. No olvide mencionar el nombre de cada parte del cuerpo que señale.
- Coloque objetos llamativos que no tengan muchos detalles frente al niño, dígale con alegría cómo Dios hizo las manos para jugar.
Ejercite sus brazos y piecitos a través de juegos como el de la bicicleta (pequeña rotación simultánea o alternada), haciéndole los movimientos usted mismo para ayudarle en el fortalecimiento de sus músculos motores, y recuerde mencionarle lo especial que Dios le ha hecho con sus piernitas.