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La iglesia y sus remplazos.

BLOG, Cristianismo, Historia

A lo largo de la historia muchas de las costumbres de la iglesia primitiva se fueron perdiendo o fueron reemplazadas, comenzando con la destrucción del templo y enquistándose en la iglesia en sus primeros 300 años hasta hoy. Muchos factores influyeron en la transformación que ella sufrió. En Nicea, casi 300 años después de la venida del Mesías, con el afán de buscar la unidad entre los diferentes grupos cristianos existentes se desposeyó al cristianismo de sus prácticas relacionadas con el judaísmo, aunque estás habían sido avaladas por el propio Jesús (Yeshúa) y enseñadas también por sus discípulos. Así se dejó desnuda a la congregación de creyentes en el Salvador encarnado de muchas de las costumbres nacidas en el deseo de guardar los mandamientos que Él mismo había dado en el Sinaí.

Ese despojo de sus costumbres provocó que con el paso del tiempo la iglesia comenzara a incorporar o adaptar costumbres de otros pueblos, y aun las que quedaron fueron distorsionadas. Porque es imposible que una comunidad transcurra en el tiempo sin prácticas y costumbres que le caractericen. Entonces cuando se eliminan esas costumbres necesariamente hay que inventarlas. Eso trajo como resultado una iglesia con muchas costumbres que en realidad nunca los primeros cristianos celebraron, y en la mayoría de sus casos ni hubieran aceptado celebrar jamás. Cosa que incluye a Jesús y los apóstoles. Solo hay que analizar lo que se celebra hoy en la mayoría de las iglesias y bajo qué circunstancias surgieron. Tradiciones como: Navidad, Semana Santa, Halloween y otras más, e inclusive la propia liturgia de los cultos hoy.

Es triste ver como la gran mayoría de los cristianos hoy ven estas nuevas costumbres como algo bueno o importante, sin percibir cuán alejado se está de aquellas costumbres y tradiciones regalada por Dios a su pueblo que al final son para que nos vaya bien en la vida. Alegando que eso es viejo, que no tiene ya validez por simplemente no conocer, o más bien conociendo, pero de una manera torcida por la influencia de lo que conocemos como «gnosis». No se puede dar la espalda a hechos como los sucedidos en el concilio de Nicea, cuando quedó demostrado cómo en esos primeros tres primeros siglos el cristianismo ya era diferente entre los diferentes grupos y por eso necesitaban de un cónclave que resolviera las diferencias. Por ejemplo, a Nicea muchos de esos grupos cristianos no solo no se sumaron a lo acordado allí, sino que ni siquiera asistieron. Siglos después el testimonio de ese cristianismo “a la romana”, que fue como quedó solucionada toda diferencia, cayó en descrédito por haber perdido mucho más que lo que “había ganado”. Con hechos conocidos como las cruzadas, entre otros, que van diametralmente en contra de las enseñanzas y prácticas de los primeros cristianos, se puede concluir que el cristianismo que tenemos hoy “a la romana” dista mucho del cristianismo de los inicios. Por lo que se deben dejar los prejuicios a un lado para entender más sobre la historia de la iglesia, porque hay muchas cosas de las que no sabemos que por ese desconocimiento asumimos conclusiones que no están bien fundamentadas, convirtiéndose en un reto para los que deseamos retomar esas tradiciones e incorporarlas en nuestro diario vivir. Aquellos que deseamos parecernos a la iglesia de los tiempos apostólicos debemos reconocer que nos falta mucho todavía por recorrer y aprender para comenzar a ser ese diseño divino.

Autor: Hr. Mesac Martinez Mora.

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