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El evangelio entre los judíos (2ªParte).

BLOG, Historia, Mesianismo

DESDE EL 66 d.C. HASTA EL SIGLO IV.

Cuando llegamos al final del Libro de Hechos encontramos mucha tranquilidad, e inclusive una oportunidad increíble para Pablo de predicar el evangelio. Sin embargo, la historia nos cuenta que fue en ese mismo momento en que comenzó la revuelta de los judeanos contra las arbitrariedades de los diferentes representantes de Roma, tanto en la provincia de Judea como en la de Siria, cosa que también soliviantó a muchos gentiles-judeanos ejecutando varias masacres contra los judaíes-judeanos. Esta revuelta fue de tal magnitud que el gobernador de Siria mandó a la legión Fulminata, pero como el ejército local judeano que era parte también de la revuelta derrotó a esta legión que había ya llegado a sitiar directamente a Jerusalén. Por lo que no quedó otra opción al emperador que declarar a toda la provincia de Judea como rebelde, y enviar a uno de sus mejores generales (Vespasiano) al frente de 4 legiones, a quien se le sumó también su hijo Tito.

Ambos marcharon a Judea y en menos de dos años terminaron con toda la revuelta y redujeron a todo el ejército de judeanos a cero. Las regiones de Judea quedaron en total crisis y además de eso sin ejército que la pudiera controlar en todos sus rincones, así que pronto empezaron los ladrones y saqueadores a prosperar. Al cabo de dos años los ladrones habían logrado ya entrar en Jerusalén y crear dos grupos lo suficientemente grandes como para controlar toda la ciudad. Y como la avaricia es el punto distintivo de cualquier ladrón, el deseo de dominar toda la ciudad les hizo también pelear entre ellos y además matar a todo aquel que no se les sumara. El sumo sacerdote Anán fue uno de los ciudadanos que se les enfrentó valientemente, impidiéndoles entrar al templo porque debían arrepentirse primero si querían que Dios recibiera sus sacrificios, pero al final terminó muerto junto a más de 6 000 sacerdotes, en las afueras del propio edificio.

Por ese tiempo el emperador Nerón se suicidó y eso trajo disturbios en la ciudad de Roma, por lo que el senado pidió a Vespasiano que fuera y tomara el trono. Ante esta situación el general antes de partir pidió a su hijo Tito que terminara con los ladrones que tenían secuestrada a Jerusalén. Tito en cinco meses no solo había capturado vivos a los líderes de cada grupo junto a todos sus seguidores que quedaron vivos, sino que también dejó al templo y a toda la ciudad sin una piedra sobre otra.

En esos 4 años, desde que comenzó la sedición en toda Judea y Siria, la iglesia de Jesucristo en Judea (de mayoría judaí y minoría gentil) había logrado sobrevivir, y eso gracias a que desde el momento en que apareció la primera legión Fulminata frente a Jerusalén (la que había sido derrotada) y en obediencia al mandato y la profecía de Jesús 40 años atrás (Mt 24; Lc 21), salieron de Jerusalén y de las áreas aledañas de Judea, principalmente a la región de Perea al este del río Jordán. Al terminar la guerra, como los romanos sabían que no todo el mundo se había sumado a la revuelta, y en especial se cuenta que los de Pera no enfrentaron a las legiones romanas, se les permitió a los seguidores de Jesús y a todos los habitantes de la región quedar en la zona o regresar a Judea.

A pesar de esta experiencia de los judeanos con Roma, 45 años después, hubo otra revuelta conocida como la de Kitos. En esta ocasión los judaíes que vivían en la diáspora a lo largo del imperio, como consecuencia de una gran represión del emperador Trajano por su afán de conquistar la India se enfrentó a los Partos. Debido a eso los judaíes que vivían en Babilonia y Susa se unieron a los Partos para enfrentar a Trajano, y eso los definió nuevamente con la categoría de «rebeldes». Y como toda comunidad que caía en esta categoría bajo el imperio simplemente sufrirían persecuciones y masacres continuas hasta que fueran doblegados.

Para entender bien lo que estaba pasando en ese momento debemos saber que para los romanos no había diferencia entre cristianos o judíos. Para ellos el solo hecho de creer en el Dios de la Biblia era ser un Judaí. Así que lo único que podía servir como amparo para un cristiano a diferencia de un judaista era pasar inadvertido a través de otra ciudadanía, fuere la romana o la de cualquier otra nación gentil. Así que muchos judaíes que creían en Jesús prefirieron optar por pedir esa ciudadanía y salirse del peligro que representaba ser judaí. Aunque eso para el imperio significaba bien poco. De esta forma empieza a aparecer una iglesia que era de una apariencia numérica gentil, aunque realmente había una mayoría judaí que simplemente no les convenía ser vistos como tal.

Estoy seguro de que cuando muchos oyen esto, eso les va a chocar con lo que pensaban hasta ahora. Por eso es bueno también aclarar que la historia que cuenta acerca de grandes persecuciones “exclusivamente” sobre el cristianismo en esos años, es más bien una historia creada posteriormente por el catolicismo y la ortodoxia imperial, con el objetivo de lograr una conexión más “auténtica” entre su religión y los primeros cristianos. Pero esa historia, que tristemente es la más común, está en franca bancarrota hoy entre los estudiosos de primera línea en este tema. La realidad, que es cada vez más clara como secuencia de los hallazgos de documentos y la arqueología más exacta que tenemos hoy de esos momentos, es que fueron los judaíes los que verdaderamente sufrieron persecución desde el tiempo de Nerón y hasta el tiempo de Diocleciano (54-305 d.C.), y los cristianos simplemente tuvieron también de esas persecuciones por ser considerados por el imperio parte de los judaíes. E inclusive lo que llamamos hoy “Evangelismo” era entendido en aquel tiempo por el imperio como “judaizar”, aunque esto después de entender los conceptos que hablamos en el artículo anterior sabemos que no era técnicamente así, pero para entonces al imperio sí le era.

Con esa realidad más clara en la mente, en donde los judaíes seguidores de Jesús tuvieron que optar más por desmarcarse de las rebeliones judaitas, encontramos a una iglesia tratando de vivir en calma una vez más y aunque estaban dando muchos frutos dentro de los gentiles debido a sus testimonios ante la muerte, no sucedió lo mismo entre los judaitas. La causa era simple, pero también muy desconocida para la mayoría de las personas hoy. Por ese tiempo empezó a levantarse un grupo gigantesco de falsos cristianos, conocidos años después como los gnósticos. Ellos tenían una variedad grande de doctrinas y lograban ser más vistos como cristianos que los que auténticamente lo eran. Ellos creían, por ejemplo, que el Dios creador de los cielos y tierra era un tipo demonio o diablo que hizo una creación corrompida y que además adoptó a un pueblo rebelde los judaíes. Para ellos Jesús era el verdadero Dios separado del otro que vino a salvar esa creación corrupta. También tenían iniciaciones místicas que no eran más que las mismas religiones paganas adaptadas al cristianismo. Cuando un judaí veía eso simplemente lo rechazaba, pero como esos gnósticos eran mayoría para esas nuevas generaciones judaitas eso era el cristianismo. Y haciendo una pequeña pausa aquí puedo decirle también que eso mismo ha ocurrido históricamente hasta hoy. Y aunque algunos apologistas cristianos trataron de marcar la diferencia mostrando que eso no era el verdadero evangelio, como eran tantos los gnósticos y la comunicación no era tan global como hoy esa defensa no cambió mucho la opinión de ellos.

Unos 30 años después hubo una tercera y última revuelta, la de Bar Kojba. Este líder llegó a ser proclamado mesías por uno de los rabinos más influyentes de ese momento (Akivá), cosa que hizo inmediatamente que los judaíes seguidores de Jesús no lo apoyaran completamente. No por ser un ladrón como el caso de los que secuestraron a Jerusalén en la primera revuelta, sino por esa blasfemia de proclamarlo mesías. Es bueno aclarar aquí, que no hay constancia alguna de que él directamente se haya proclamado mesías, pero el hecho de haberlo hecho un rabino tan influyente del momento con más 25 000 discípulos que tenía, no daba opción a los mesiánicos. Como esta revuelta fue las más exitosa de todas y logró una independencia de 3 años, en ese tiempo Bar Kojba no perdonó la “traición” de los seguidores de Jesús y a muchos los expulsó de la región y a otros los mató. Esto atentó también contra el número de los judaíes mesiánicos, aunque después lograron sobrevivir sinagogas judaíes-cristianas hasta el siglo IV. Como la de Susya que todavía conserva hasta hoy el nombre de Yeshúa (Jesús) en uno de sus mosaicos. E inclusive, tenemos también el testimonio de Jerónimo que hizo la primera traducción de la Biblia al latín (Vulgata Latina), y se mudó a Belén en ese mismo siglo IV para perfeccionar su hebreo en medio de los mesiánicos de la región.

Sin embargo, otro reto venía sobre ellos. Por un lado, la división del imperio y, por otro, una nueva religión que brotaba de aquel gnosticismo que había traído tanto daño.

Continuará…

Autor: Dr. Liber Aguiar.

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