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EL RENACIMIENTO Y SU IMPACTO EN LA FORMACIÓN DEL HOMBRE MODERNO.

BLOG, Historia, Universal

Lo que conocemos como el Renacimiento ha marcado un período de notables transformaciones que repercutieron en diversas esferas. Este fenómeno, que tuvo lugar entre los siglos XIV y XVII, revolucionó la cultura, la percepción del mundo y el pensamiento humano. Observamos un resurgir del pensamiento, con la humanidad esforzándose por explicar el mundo desde su perspectiva, desarrollando una visión más humanista y centrada en el individuo.

En el ámbito cultural, su impacto fue considerable y su influencia perdura en la forma en que comprendemos el mundo hoy. En disciplinas como el arte y la pintura, se lograron avances significativos al perfeccionar la representación con matices más realistas. Por ejemplo, Masaccio destacó al representar rostros reales en sus pinturas, algo único en esa época. Los individuos fueron representados en un espacio, indicando que el ser humano estaba situado en un entorno subordinado a los principios inventados por la mente humana y su armonía con el entorno.

La observación de la naturaleza y su expresión artística permitieron una mejor comprensión, evolucionando hacia una representación más realista con los individuos con los pies en el suelo. Esto simbolizaba una conexión más sólida con la realidad circundante, evidenciando una evolución del arte anterior en el que los individuos parecían suspendidos en el aire.

La observación detallada de los eventos naturales durante el Renacimiento facilitó el desarrollo de una mejor comprensión a través del estudio de estos eventos, muchos de los cuales todavía se enseñan en las universidades contemporáneas.

Los escritores también se vieron influenciados por el Renacimiento, manifestando en sus obras el dilema entre las cosas individuales y el significado y los valores.

Entonces, ¿fue realmente un renacimiento, una transformación o un redescubrimiento? El Renacimiento no resucitó algo muerto, sino que desarrolló algo que ya existía, descubriendo la forma de explicar el mundo desde la perspectiva humana.

Al inicio del Renacimiento, el ser humano tenía su lugar en la naturaleza, pero con el tiempo, se colocó por encima de todo, volviéndose cada vez más independiente y abriendo el camino al humanismo con sus corrientes que persisten hasta hoy.

El hombre humanista renacentista creía en revivir la época precristiana, la edad de oro de los antiguos romanos y griegos. Siglos después, Tomás de Aquino allanó este camino al enfatizar la enseñanza de Aristóteles, como se representa en la obra de Rafael «La escuela de Atenas», donde las figuras centrales son Platón y Aristóteles. Platón señala hacia arriba, indicando hacia Dios y lo eterno, mientras que Aristóteles, con la palma hacia abajo, apunta a lo terrenal, los individuales, la naturaleza y el hombre.

Este dilema entre el humanismo, la Biblia y la cristiandad lleva a un punto de partida que comienza por el hombre como un ser autónomo, donde la verdad es relativa o, si existe una verdad, proviene de otra fuente y debe ser absoluta, apuntando hacia Dios.

La independencia del pensamiento humano y la importancia dada a lo individual sobre el conjunto llevan a la humanidad hacia un estado de degradación y fraccionamiento, resultando en la pérdida de integridad a nivel individual, social y ético. Esto conduce a una pérdida de significado y propósito que lleva al fracaso. La única solución viable nos lleva a Dios como la fuente de propósito y significado en la vida humana, siendo Él quien da sentido a todo el engranaje y funcionamiento del conjunto de lo creado.

Autor: Mesac Martinez

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