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Recuperando el Benei Mitzvá en la cristiandad.

Benei Mitzvá, BLOG, El ciclo de la vida.

¿De dónde salió eso de Benei Mitzvá? Desde mucho antes de la llegada del Mesías los sabios de Israel habían entendido la necesidad educar a las nuevas generaciones, y a través del estudio de las Escrituras pudieron ver que Dios había dado el recurso perfecto para esto. Esta innovación pedagógica, el propio Jesús la evaluó como correcta cuando fue uno de los métodos que utilizó para darse a conocer (Lc 2.41-47). Algunos leen el texto y creen que es un simple evento que el Señor permitió para eso, pero una frase en él permite ver algo más: «¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?» (Vr.49).

Era costumbre de la época, y hasta hoy es así entre los judíos, que cada niño debía ir ante una corte y ser presentado por su padre o tutor para que fuera evaluado. Claro está, José sabía que él no era ni padre ni tutor de aquel niño, por tanto, ¿cómo presentarlo a una corte? Entonces Jesús lo va a hacer por sí solo como mismo se presentó años después ante Juan el bautista para «cumplir con toda justicia» (Mt 3.15). El padre corría el riesgo de llegar a ser apedreado si la corte hallaba que el niño había sido descuidado en esta área y no dominaba los elementos básicos de la vida piadosa. O sea que, si el padre había sido descuidado por no auxiliarse de la sinagoga para educar correctamente a su hijo, si no tenía la preparación adecuada o inclusive había sido abusivo o excesivo en las exigencias y por esta causa su hijo rechazaba el aprender, él pagaría con su vida tan grande desgracia apara la nación. Pues Israel como comunidad social había aprendido por la historia pasada algo que hoy se repite mucho y tristemente muy poco se entiende: «Los niños son la esperanza de un hogar, de un país y de todo el mundo».

Es posible que a la altura de lo que se estamos descubriendo ante usted se pregunte: ¿Y si esto era tan importante qué pasó que ya hoy no se habla de esto en casi ninguna congregación de entre los creyentes en el Mesías Jesús? Con el pasar del tiempo y el rechazo a todo lo que pudiera parecer judío esta responsabilidad de los padres cayó en el olvido de una forma muy sutil, llegando a deformarse completamente ya para el siglo XIII, tanto por la iglesia de occidente (católica) como por la de oriente (ortodoxa). La católica creó la primera comunión y en el concilio de Letrán decidió que sólo los menores que alcanzaban “la edad de discreción” (12-14 años) podrían recibir los sacramentos por primera vez (Santa Cena o Eucaristía). Si habían sido previamente bautizados también se les permitiría hacer “penitencia” o “confesión”. En el caso de la iglesia ortodoxa esto les es “permitido” a los niños desde que nacen. La religiosidad católica, principalmente, produjo entre los reformadores (siglo XVI) un rechazo de todo lo que fuera ritualismo, incluida la llamada Primera Comunión. El error fue que, en vez de buscar las bases bíblicas para reformar esta área de la educación de los hijos, simplemente se desestimó.

La crisis posterior en las iglesias reformadas con la niñez llevó a crear las escuelas dominicales, las escuelitas bíblicas, etc., pero nunca se retornó a lo que se había aprendido de Dios históricamente y que el propio Mesías había aceptado al pasar por ella: El evento educativo llamado Benei Mitzvá. Por esa tergiversación este evento quedó transformado entre los hispanos bajo el nombre de la tradición “Quinceañera”, pero sin los más mínimos valores o característica para permitir a los padres cosechar algo de espiritualidad en los hijos.

Hoy está planteado el reto para toda la cristiandad: Seguir practicando las tradiciones humanas, que poco resultado han demostrado dar, o incorporar los recursos que hemos aprendido de Dios. ¿Esto significa que se debe cambiar radicalmente la vida y sus tradiciones culturales? ¡No!, pero sí significa que se debe encontrar un equilibro e inclinar la balanza a las recomendaciones divinas que hasta ahora no se cumplían.

Autor: Dr. Liber Aguiar.

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